El futuro se llama Ra¨²l
Creo que el Madrid encontrar¨¢ a su Guardiola, a su Simeone; esto es, la personificaci¨®n del car¨¢cter institucional

El futuro tiene nombre.?Al futuro del Madrid le espera una gran soluci¨®n. Estoy mirando con atenci¨®n el comienzo de la andadura del Castilla porque me interesa lo que Ra¨²l significa, lo que representa. Es un equipo muy joven y con problemas de distinto signo, pero esas limitaciones exaltan a¨²n m¨¢s lo que Ra¨²l les transmite: ambici¨®n, entrega, convicci¨®n, picard¨ªa¡ Se est¨¢ incubando un entrenador que, si el club sabe cuidar, le servir¨¢ para expresar durante a?os el car¨¢cter que el Madrid necesita para superar las presiones medi¨¢ticas, el ambiente crispado y las expectativas desproporcionadas con las que el Madrid convive. ¡°A¨²n es pronto¡±, me dicen a diestro y siniestro cuando hablo del Ra¨²l entrenador. Lo mismo que me dec¨ªan hace 25 a?os cuando debut¨® el jugador.
Siempre a vueltas con el estilo. El estilo del Madrid estuvo en discusi¨®n desde el principio de los tiempos y a¨²n hoy es motivo de controversias. Tambi¨¦n a m¨ª me resultaba dif¨ªcil encontrar cimientos te¨®ricos que despejaran el misterio, hasta que conoc¨ª a Ra¨²l y, con ¨¦l, la esencia del club. No me resolvi¨® el enigma con palabras, sino con hechos. Es como si Ra¨²l hiciera, por reflejo, lo que el madridismo quiere. Nadie ha sintonizado mejor con la sensibilidad media de los madridistas y, para comprobarlo, basta con mirar lo que provoca: con Ra¨²l cerca, el Bernab¨¦u es otra cosa. Sabe que el Madrid es entrega y espect¨¢culo. En la b¨²squeda del resultado su l¨ªmite es la deportividad. Siempre hizo f¨ªsica una cuesti¨®n cr¨ªtica: en un club como el Madrid, ganar sin grandeza no es ganar, y no dar la mano tras una derrota es no saber perder. El estilo debe tener un trasfondo ¨¦tico que est¨¢ impl¨ªcito en la carrera de Ra¨²l como futbolista y expl¨ªcito hasta en el himno del club. Lo dicho, Ra¨²l implementa lo que el madridismo inspira.
Castellano hasta la m¨¦dula. Prefiere un toque de menos antes que uno de m¨¢s porque es m¨¢s amigo de lo concreto que del adorno. Prefiere un esfuerzo de m¨¢s antes que uno de menos porque siempre supo que el Madrid exige sacrificio. Ra¨²l lo hace gr¨¢fico as¨ª: ¡°Soy m¨¢s alem¨¢n que brasile?o¡±. Imagen futbol¨ªstica f¨¢cil de entender, aunque podemos reducir a¨²n m¨¢s el ¨¢rea geogr¨¢fica con la ventaja de que coincide (?oh, casualidad!) con la del club: es un deportista castellano. Recio, insistente, sacrificado, serio, pragm¨¢tico, competitivo¡ Esa capacidad para exprimir hasta la ¨²ltima gota de sudor la pone al servicio de un f¨²tbol ambicioso. El Madrid siempre fue de los jugadores. Compra calidad y le exige lucha. Como Ra¨²l, sabe qu¨¦ averg¨¹enza y qu¨¦ enorgullece a un madridista, ser¨¢ implacable a la hora de exigir.
Un club, una idea, un hombre. Sigamos. Prefiere una conquista colectiva antes que una individual y aqu¨ª habr¨ªa que alargar la jerarquizaci¨®n, que en el Madrid siempre fue un imperativo porque Santiago Bernab¨¦u as¨ª lo quiso: primero, el club; luego, el equipo; y solo al final, los jugadores. Los tiempos y la conciencia de poder que tienen los jugadores actuales alteraron la escala y solo Ra¨²l, que es un fan¨¢tico del orden institucional, puede devolver al club a la punta de la pir¨¢mide. Esa exigencia que como jugador se ped¨ªa a s¨ª mismo, como entrenador se la obliga a su equipo. Lo har¨¢ caiga quien caiga. No permitir¨¢ que nadie interfiera en su idea de club porque tiene una seguridad gran¨ªtica en su instinto madridista. Creo que el Madrid, en Ra¨²l, encontrar¨¢ a su Guardiola, a su Simeone; esto es, la personificaci¨®n del car¨¢cter institucional. ?Mourinho, Allegri¡? Empecemos por respetar a Zidane y, si hablamos de futuro, que nadie olvide a Ra¨²l, que es la mejor manera de respetar al Madrid.
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