Vinicius tira de un gran Real Madrid
El Real, muy completo, abruma a un Liverpool err¨¢tico con dos goles del brasile?o y otro de Asensio, pero se queda corto en el marcador por un acierto de Salah en el ¨²nico remate visitante
No hubo discusi¨®n: un Real Madrid absorbente sacudi¨® a un Liverpool desali?ado. Se qued¨® corto, pero tal fue la superioridad blanca que hasta Vinicius se convirti¨® en un optimista del gol. Una noche que no olvidar¨¢. El gol le herman¨® en una jornada de esas que tienen eco universal.
Vinicius fue el m¨¢ximo exponente de un Madrid que de entrada someti¨® a su rival, le penaliz¨® cada pifia, que no fueron pocas, y evit¨® la crecida visitante cuando Salah sell¨® el 2-1. Un Real redondo, maduro y completo que pudo haber cerrado la eliminatoria. Por misterios del f¨²tbol, el equipo de Klopp todav¨ªa puede rumiar una remontada.
De inicio, fue un simposio de administraci¨®n y gerencia. Lo convoc¨® el Real Madrid, cesarista en su manejo del partido. No precis¨® de un encuentro versallesco para reducir a cenizas al Liverpool, convertido en un conjunto de garraf¨®n por el impecable tr¨¢mite de los blancos. Porque intachable resulta cuando un equipo cierra un primer tiempo con dos goles en la mochila, genera un par de ocasiones m¨¢s, no concede un solo aviso para su portero y momifica a sus adversarios m¨¢s turbadores (Salah, Man¨¦). ?Y con una primera falta cometida en el minuto 34! Un peritaje propio de esos equipos enciclop¨¦dicos, cuajados en mil batallas semejantes.
Tal era el escarnio que Klopp orden¨® un relevo a tres minutos del descanso. El alem¨¢n puso a Keita en la diana y dio cancha a Thiago. Al t¨¦cnico alem¨¢n, tan dicharachero ¨¦l, le import¨® un bledo saltarse uno de los c¨®digos m¨¢s elementales del f¨²tbol. As¨ª estaban las cosas para el Liverpool.
Partieron ambos conjuntos con defensas remendadas. Hace tiempo que el Liverpool sortea como puede las bajas de Van Dijk, Gomez y Matip. De sopet¨®n, Zidane se qued¨® sin Varane ¡ªcovid¡ª, baja a?adida a las de Carvajal y Sergio Ramos. Ni se inmut¨® el Real, firme, prietas las filas. La panoplia del grupo de Klopp fue birriosa. Sin sus centuriones de guardia, el Liverpool ya no abruma con aquellos arrebatos continuos que le hac¨ªan defender hacia delante porque ten¨ªa dos custodios de primera ¡ªVan Dijk, Gomez¡ª. Hoy, ni va ni viene.
En el Di St¨¦fano, el Liverpool tard¨® 50 minutos en simular que era el Liverpool, en la nomenclatura del f¨²tbol mundial desde hace medio siglo. Sin ritmo y con las botas anudadas, su puesta en escena fue patosa. M¨¢s de un esguince se llev¨® el bal¨®n, lastimado a pies de los muchachos de Klopp. Mal asunto cuando enfrente hay tipos del oficio de Casemiro, de la pericia de Modric, de la frescura de Vinicius, de la clase de Benzema... Y del gran observatorio de Kroos.
A espaldas de la zaga visitante hab¨ªa chollos. Bast¨® un saque de Courtois para que Vinicius, tras un control extraordinario, amenazar al cuadro ingl¨¦s. Con una retaguardia de monaguillos, hasta Vinicius casi caza un gol de cabeza. Cuesti¨®n de tiempo. Kroos no es Courtois. El alem¨¢n tiene nonius en los empeines. Desde su propio campo, el germano, que monitoriz¨® el partido, puso en carrera a Vinicius, que tras un do de pecho para amortiguar la pelota mand¨® al garete a Alisson.
Tal era el descalabro de los reds que de lo que no se encargaba el Madrid ya se encargaban ellos. Alexander-Arnold, pongamos por caso. Es un lateral con f¨®rceps. Preciso para el ataque, ortop¨¦dico para la trinchera. El hombre despej¨® de cabeza hacia su corral sin percatarse de la presencia de Asensio. Una picadita delicada sobre Alisson, muy de esas que han ilustrado a Messi, y a brindar (2-0). El esperpento del Liverpool en el primer acto se cerr¨® con otra pifia. De Kabak, pero Alisson, de chiripa, desvi¨® el remate de Asensio. Al descanso, un Real en plenitud; un Liverpool al cuarto oscuro.
Un soplo de aire crey¨® advertir el equipo del Mersey cuando tras la tregua Thiago le procur¨® alg¨²n rato la pelota. Otra chicha. No era el Liverpool genuino, pero s¨ª ya un pariente lejano. As¨ª lleg¨® su primer y ¨²nico remate. Casemiro salt¨® a la presi¨®n, no lleg¨® y una incursi¨®n de Diogo Jota concluy¨® con un rebote y la primera pisada de Salah. Lucas evit¨® el fuera de juego. De repente, surgido de la nada, el Liverpool se vio en la eliminatoria. Pareci¨® que el vuelco del partido era real cuando Mendy se cruz¨® ante Man¨¦, rumbo al empate. Un espejismo.
El equipo ingl¨¦s resisti¨® lo que tard¨® Vinicius en volver al centro de la escena. Asensio le tuvo a tiro en una contra, pero fall¨® el pase. El Liverpool, otra vez calamitoso, hizo lo suyo. Un simple saque de banda, con los visitantes en la inopia, propici¨® que Modric se citara con Vinicius. Dispar¨® el brasile?o y Alisson estuvo blando.
Se fue Vinicius agotado y el Madrid perdi¨® algo de horizonte. Fue el momento de Lucas, Militao, Nacho... En este Madrid todos sumaron. En este Liverpool muchos, muchos, restaron. Tantos m¨¦ritos de unos como dem¨¦ritos de otros. Anfield, con el Liverpool como un caminante a solas, dictar¨¢ sentencia.
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