El Chelsea alcanza la final de la Copa a costa de un City desmoralizado

A fuerza de cavar zanjas, el impenetrable Chelsea de Tuchel desmoraliz¨® al Manchester City, que probablemente acab¨® derrotado mucho antes del pitido que se?al¨® el t¨¦rmino de la semifinal de la Copa de Inglaterra (1-0). El partido fue un caso de disuasi¨®n. Azpilicueta y sus compa?eros dieron una impresi¨®n tan irreductible que el ataque m¨¢s sofisticado de Europa, mermado por el cansancio que arrastra de la Champions, no consigui¨® despejar la mente del desaliento que, en ¨²ltima instancia, acab¨® por rebajarlo aun m¨¢s. Un error en defensa precipit¨® el 1-0 definitivo, obra del revoltoso Ziyech. Dado el relieve de los contendientes, el cruce adquiri¨® car¨¢cter de final. El trofeo m¨¢s antiguo del f¨²tbol se dirimir¨¢ el 15 de mayo. Lo disputar¨¢n el Chelsea y el vencedor de la semifinal Southampton-Leicester.

Alentado por unos cuartos de Champions muy ben¨¦volos, Tuchel aline¨® a sus titulares habituales. Prevenido tras el exigente viaje a Dortmund, Guardiola hizo una rotaci¨®n que sent¨® en el banquillo a G¨¹ndogan, Bernardo Silva, Foden, Mahrez, Walker y Zinchenko, todos jugadores importantes en el entramado de asociaciones que son la base del ataque del l¨ªder de la liga inglesa. En su lugar jugaron Mendy, Cancelo, Sterling, Fernandinho, Ferran Torres y Gabriel Jes¨²s. La nueva mezcla rest¨® velocidad y precisi¨®n a los pases. Durante la primera hora, el esquema con doble pivote (Fernandinho y Rodri) no facilit¨® al City el control de la pelota ni permiti¨® al Chelsea explotar el espacio a la espalda de Cancelo y Mendy.

El partido recre¨® un bloqueo. Se enfrentaron los dos mejores equipos de la Premier de los ¨²ltimos meses, los semifinalistas ingleses de la Champions y dos de las defensas mejor organizadas de Europa. El cartel anunciaba un espect¨¢culo pero la dosis de fatiga que arrastraban los aspirantes a?adi¨® plomo a un evento que acab¨® marcado por un tono burocr¨¢tico. El desgaste se dej¨® sentir tras un a?o de competiciones ininterrumpidas, comprimidas como nunca para compensar el desajuste de los calendarios tras el estallido de la pandemia. Las gradas desiertas de Wembley restaron emoci¨®n y a?adieron sordidez al acontecimiento, resuelto de un modo un tanto accidental.

Sucedi¨® antes de cumplida la hora de acci¨®n, despu¨¦s de que Sterling intentara driblar a Azpilicueta por la pierna equivocada y acabara cometiendo infracci¨®n sobre el defensa. Thiago Silva sac¨® la falta. Jug¨® en largo para Chilwell, el lateral encontr¨® a Mount pegado a la raya izquierda, y el ingl¨¦s se revolvi¨® con un gesto coordinado que replic¨® el tipo de pase que este Chelsea debe repetir decenas de veces por semana en el campo de pr¨¢cticas. Lanzamiento a la espalda del lateral rival para que corra Werner. El bal¨®n pill¨® malparado a Cancelo y listo a Werner. El alem¨¢n atrajo a los centrales y meti¨® un centro que el portero del City, el estadounidense Zack Steffen, no supo si cortar o no. Se qued¨® a medio camino. A su espalda se desmarc¨® Ziyech para definir a puerta vac¨ªa. Mendy, que deb¨ªa cerrarle, tampoco reaccion¨® a tiempo.

Kepa, melena inconmovible

El City se aproxim¨® al ¨¢rea del Chelsea pero sus remates, si los hubo, fueron tan predecibles que a Kepa no se le movi¨® un pelo. El portero espa?ol estren¨® un peinado s¨®lido, a base de fijador, de modo que cada uno de los zurcos que dej¨® el peine en su cabellera se marc¨® indeleble y profundo en el primer minuto de partido lo mismo que en el ¨²ltimo. Su equipo ha encajado cinco goles en contra en los 20 encuentros que ha disputado desde que lo dirige Tuchel y esto no es m¨¦rito exactamente de los porteros sino de la caparaz¨®n que los rodea.

El Chelsea tuvo una ocasi¨®n m¨¢s para cerrar el partido. Un mano a mano de Ziyech con Steffen que salv¨® el guardameta con el pie. El City avanz¨® pesadamente, como si luchara contra la propia convicci¨®n de que todo intento de filtrarse en el campo rival resultar¨ªa inevitablemente interrumpido o acabar¨ªa en un centro sin rumbo. La lesi¨®n en un tobillo de De Bruyne, que pidi¨® el cambio tras el descanso, contribuy¨® a desmoralizar a sus compa?eros frente a los incansables Jorginho, Kant¨¦, Azpilicueta y Rudiger, verdaderos art¨ªfices de un triunfo que coloca a Tuchel, tras solo tres meses en Inglaterra, al borde de levantar su primer trofeo blue. Nada menos que la m¨¢s vieja de las copas.

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