Sobrevive el Madrid ante el Chelsea
El Real, abrumado por un rival muy superior en el primer tiempo, logra anestesiar al equipo londinense tras el descanso a hombros de Benzema
De sobresalto en sobresalto hasta el intermedio, el Madrid resisti¨® hasta lograr anestesiar al Chelsea en el segundo tramo. Dos partidos en uno. El primero lo gobern¨® por completo el equipo londinense. El Real firm¨® tablas despu¨¦s. Un logro tras igualar Benzema el aperturista gol de Pulisic despu¨¦s de que Courtois dejara el milagro de cada jornada. Sin artiller¨ªa, el Chelsea se apag¨® pese al descomunal trasiego de ese peque?o gigante que es el franc¨¦s Kant¨¦. Sin m¨¢s fuego que el de Benzema, el Real Madrid al menos encontr¨® sosiego en el segundo periodo.
Por Valdebebas no apareci¨® el Chelsea anunciado. Nada de ese equipo que vive del hormig¨®n defensivo. Un pasmo: un Chelsea fluido, con la vista al frente, triangula que triangula con la pelota. Eso s¨ª, en algo fue el Chelsea. Ataca con monaguillos.
Ver para creer. El due?o, el multimillonario Roman Abramovich, se gast¨® en el pand¨¦mico verano pasado 250 millones de euros en jugadores ofensivos ¡ªWerner, Ziyech, Havertz¡ª. Solo el primero fue titular en el Di St¨¦fano, un Werner a la cabeza de una vanguardia poco recreativa. M¨¢s de media docena de veces se plantaron los blues a la carrera en la periferia de Courtois y siempre se diluyeron en el ¨²ltimo pelda?o. Ni siquiera acert¨® Werner en un remate a bocajarro que desvi¨® el portero madridista con el pie derecho. El alem¨¢n dispar¨® con botas de plastilina. La jugada simboliz¨® a un Chelsea muy superior al Madrid en todos los sectores del campo. En lo individual y en lo colectivo.
No hab¨ªa pegamento en las filas de los de Zidane, con muchos desajustes. Envid¨® el t¨¦cnico galo con una zaga con tres centrales en detrimento de Asensio y un ataque asim¨¦trico, con Vinicius por la izquierda y la derecha a la intemperie. Cada asalto era visitante, en lo f¨ªsico y en lo t¨¢ctico. Iba en patines el Chelsea, trotaba el Real. Los centrales de Tuchel articulaban el juego con solvencia hasta dar con Kant¨¦ o Jorginho, o con Mount y Pulisic. Todo tan simple como eficaz. Una emboscada para Casemiro, que no daba para todo con su poderosa escoba. Hasta que R¨¹diger, un central, lanz¨® en carrera a Pulisic. Tan mal equilibrado estaba el Madrid que Nacho y Varane dudaron y dudaron hasta dejar desamparado a Courtois. El delantero estadounidense sorte¨® al belga y con la sangre congelada emboc¨® con dos estalactitas madridistas bajo palos.
Qued¨® sonado el Madrid, atrofiado y a rebufo, solo sostenido por Courtois. No hab¨ªa quien diera un tratamiento de choque al expansivo Chelsea. Devorado Vinicius, atosigado Kroos, sin radar Modric... Al Real le quedaba la inspiraci¨®n de Benzema, lo que no es poco. De la nada, el ariete franc¨¦s descarg¨® en zurdazo contra el poste izquierdo de Mendy. Benzema, el ¨²nico cometa del Real Madrid.
El Chelsea no ten¨ªa fin. Siempre muy bien plantado hasta que el gol ya era m¨¢s que un rumor. Entonces, fogueo. Benzema no es Werner, as¨ª que sac¨® al Madrid del cuarto oscuro. Kroos, Modric y Marcelo combinaron en un c¨®rner indirecto, el centro del brasile?o lo caz¨® sin techo Casemiro, lo pein¨® Milit?o y Benzema bail¨® en medio de la selv¨¢tica defensa visitante. Una delicia: control de cabeza, giro y estacazo a la red. Benzema, un instante, un alivio colosal para los blancos.
El duelo cambi¨® de marcha tras el descanso. Menos volumen del Chelsea, el mismo del Madrid, pero ya menos agobiado. Ya no se vio permanentemente ante el abismo. El equipo ya no defendi¨® hacia delante, cuando era muy vulnerable.
Rebajado el ritmo, apareci¨® un Chelsea ambulante, m¨¢s contenido, m¨¢s dispuesto a espor¨¢dicas aventuras por libre de uno u otro que a la ofensiva colectiva del primer periodo. Cada cual en busca de un chispazo. Quien no se alter¨® fue Kant¨¦, un jugadorazo para todo, para el quite y el toque, de esos futbolistas a los que les cabe el campo en las botas. Kant¨¦ por aqu¨ª, Kant¨¦ por all¨¢. Ya le amarg¨® al Atl¨¦tico y no pocas veces puso al Madrid entre par¨¦ntesis.
No hubo camarada atacante que secundara al extraordinario Kant¨¦. La meta de Courtois era un borroso espejismo para el Chelsea. M¨¢s a¨²n si en su camino se cruzaba Milit?o. Tampoco hubo madridista que diera carrete a Benzema. Lo advirti¨® Zidane, que ech¨® el lazo a Hazard y retir¨® a Vinicius. Tambi¨¦n reclut¨® poco despu¨¦s a Asensio. Igual de solo sigui¨® Benzema, con el Madrid m¨¢s ocupado de no dar aire a su rival que de provocar alertas en el ¨¢rea de Mendy. Los sustos del primer tiempo mantuvieron siempre en alerta a un Real con el dep¨®sito justo. As¨ª que todos, blancos y blues se citaron para Londres, concienciados de que la eliminatoria no se decidir¨¢ en dos partidos, sino en uno largo, muy largo.
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