Un l¨ªo de ¨¢rbitros
El belga H¨¦ctor Heusghem perdi¨® el Tour de 1922 tras un enfrentamiento entre comisarios por un cambio de bicicleta
Trabaj¨® en las minas de Valonia, fue hecho prisionero en la I Guerra Mundial, donde perdi¨® a su hermano, y le quitaron el Tour de 1922, despu¨¦s de haber sido segundo en los dos anteriores. Esa es la historia del belga H¨¦ctor Heusghem, que comenz¨® su particular relaci¨®n con la carrera francesa en 1913, corriendo en el equipo de Odile Defraye. En la s¨¦ptima etapa, entre Luchon y Perpignan, le obligaron a retirarse porque su jefe no iba bien, as¨ª que se marcharon todos.
Regres¨® despu¨¦s de la Gran Guerra. En 1919, las condiciones eran espantosas, sobre todo en las carreteras. Los corredores deb¨ªan llevar encima una bolsa con un cincel para los eslabones de la cadena, eslabones, una llave de pedal, radios, tuercas de mariposa, un trozo de tubo por si se romp¨ªa, adem¨¢s de los neum¨¢ticos de repuesto. Heusghem fue una de las innumerables v¨ªctimas de la primera etapa. Lleg¨® a Le Havre a 11 horas del ganador, despu¨¦s de 27 horas de carrera.
Insisti¨® un a?o m¨¢s tarde, en un gran Tour para B¨¦lgica. Gan¨® la etapa Niza-Grenoble, de 333 kil¨®metros, dos d¨ªas despu¨¦s de que su hermano Joseph venciera en Aix-en-Provence. Los siete primeros de la general fueron belgas, seis de ellos valones, y uno bruselense. Gan¨® Thys y Heusghem fue segundo, a 54 minutos del vencedor, pero 44 por delante del tercero, Firmin Lambot.
Para 1921 ya estaba entre los favoritos, pero la desgracia le visit¨® un d¨ªa de calor. Bebi¨® un caldo salado y la sed comenz¨® a torturarlo. Par¨® delante de un bistr¨® para comprar cerveza. Hab¨ªa dejado la bicicleta al otro lado de un paso a nivel, y cuando intent¨® recuperarla, un tren de mercanc¨ªas largu¨ªsimo impidi¨® que lo hiciera; despu¨¦s otro, en direcci¨®n contraria. Para cuando pudo ponerse en marcha hab¨ªa perdido mucho tiempo. Al d¨ªa siguiente volvi¨® a fallar, pero en los Pirineos se fug¨® en el Tourmalet para ganar con 24 minutos de ventaja. Acab¨® segundo en Par¨ªs.
Y en 1922 ya estaba entre los elegidos. Despu¨¦s de los Alpes se viste de amarillo, desbancando a Jean Alavoine. Al d¨ªa siguiente, en Estrasburgo, las cosas empiezan mal desde el principio. Le dan un maillot amarillo sin bolsillos, y tiene que ponerse otro por encima. Camino de Metz, se le cruza un perro callejero, da una vuelta de campana y se le rompe la horquilla de la bicicleta. A ¨¦l no le sucede nada. Llega uno de los comisarios y H¨¦ctor le pide el cambio de bicicleta, que contempla el reglamento si la suya est¨¢ inutilizada. El juez lo permite. Un maestro que estaba de vacaciones se ofrece a dejarle la suya. Coge las ruedas en buen estado, la bolsa de comida, y mete la bicicleta rota en el coche del juez. Se reincorpora al pelot¨®n con la bici del maestro despu¨¦s de una peque?a persecuci¨®n.
Quedan tres d¨ªas para Par¨ªs y un recorrido clemente, pero en Metz se re¨²nen los jueces y desautorizan a su compa?ero. Por dos votos a favor y uno en contra, deciden sancionar a Heusghem con una hora de penalizaci¨®n. Dupont, que as¨ª se llamaba el ¨¢rbitro que hab¨ªa permitido el cambio, lo considera un esc¨¢ndalo y asegura que nunca m¨¢s aceptar¨ªa un puesto en el Tour. Lo cumpli¨®. En Par¨ªs gana Firmin Lambot, con 44 minutos de ventaja sobre H¨¦ctor, que es cuarto, y que hasta su muerte proclamar¨¢: ¡°Me robaron el Tour¡±.
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