Mohoric gana en Libourne y manda cerrar el pico a la afici¨®n boquiabierta
Quinto triunfo esloveno en el Tour de Francia la v¨ªspera de que Tadej Pogacar se al¨ªe con la ciencia para exhibirse en la contrarreloj final entre los vi?edos de Burdeos
Pasados los toboganes de Cadillac soleado, entre vi?edos, ch?teaux y familias de p¨ªcnic en las orillas del Garona pl¨¢cido, a 25 kil¨®metros de Libourne, Matej Mohoric mete el plato de 55, el pi?¨®n de 11, viento de cara, y deja a todos con la boca abierta, y el Pomerol se le atraganta a la gente, que tose, y al cruzar la meta, solo, segunda victoria, el campe¨®n de Eslovenia, autoritario, soberbio, hace el gesto de una cremallera que sella sus labios sellados, el gesto tan de futbolista cuestionado que marca el gol del siglo. Chit¨®n, exige Mohori?, que nadie rechiste, y as¨ª, sobrado, est¨²pidamente recuerda a todos que corre en el Bahrein, el equipo al que investiga la fiscal¨ªa de Marsella desde hace semanas por sospechas de pr¨¢cticas de dopaje, y se sabe que les confiscaron el tel¨¦fono a varios corredores. ¡°El ciclismo ha cambiado. Nuestra generaci¨®n est¨¢ limpia¡±, dice luego, cuando se le pide que confiese. ¡°Que nadie saque conclusiones. Nuestro rendimiento es hijo de nuestro trabajo, nutrici¨®n, sacrificios, entrenamientos... Hemos querido ganar la etapa para demostrar que somos los mejores del mundo¡±.
Tan digna de una respuesta boquiabierta de incredulidad es la cabalgada, al galope, al galope, del ciclista que solo gana etapas de m¨¢s de 200 kil¨®metros en Giro, Vuelta y Tour (207 la del viernes, y una media de 48 por hora; la 19? del Tour de Francia; 250 la octava, la de Le Creusot terrible; m¨¢s de 200 tambi¨¦n cuando gan¨® en Cuenca en 2017, y en Gualdo Tadino en el Giro de 2018), como el acto de desaparici¨®n, ahora nos ves, ahora ya no estamos, protagonizado por Valverde, Arcas y Cortina, tres del Movistar en la gran fuga de 20 surgida en la Mont de Marsan de Oca?a, arma?ac y Gascu?a y D¡¯Artagnan, tan sugerentes, que, sin mayor explicaci¨®n, se bajaron a mitad de camino y se volvieron, corderitos, al pelot¨®n del que, tambi¨¦n sorprendentemente, tiraba Froome en persona y no el Deceuninck en busca de la victoria al sprint de Mark Cavendish que rompiera el empate a 34 con Eddy Merckx el d¨ªa m¨¢s se?alado: la etapa sal¨ªa del estadio Merckx en Mourenx con el can¨ªbal personalmente en persona presente 52 a?os despu¨¦s de culminar de amarillo en la ciudad vecina a Pau la fuga m¨¢s absurda y m¨¢s grande la historia del Tour.
Una fuga que dej¨® a todos boquiabiertos, ya puestos, y Cavendish de verde le abraza a Merckx como si fuera su padre, pero no pelea para superarle. El presidente Macron sigue de gira y, como los ciclistas anta?o, Gino Bartali abriendo el camino, visita la gruta de Lourdes pidiendo un milagro en el que los ciclistas de ahora, sometidos por Tadej Pogacar como antes lo estaban por Merckx, ya ni creen.
Como el Can¨ªbal, como solo Hinault y Armstrong antes, Pogacar va m¨¢s r¨¢pido que nadie en todos los terrenos, contrarreloj y monta?a, y tambi¨¦n sabe ejercer de patr¨®n del pelot¨®n en todo momento, como en el kil¨®metro siete, cuando el pelot¨®n se para para que entre un grupo de ciclistas cortados por una gran ca¨ªda y aprovechan Kwiatkowski y Skujins para atacar. Pogacar se enfada ante esa falta de respeto y acelera hasta alcanzar a la pareja y con grandes ademanes les ordena que vuelvan al pelot¨®n. El s¨¢bado, en la contrarreloj, camino de su cuarta victoria en su segundo Tour (la sexta de Eslovenia, el pa¨ªs que arrasa, y eso que Primoz Roglic, roto, no est¨¢), a Pogacar no le preocupar¨¢ lo que hagan los dem¨¢s. ?l ya sabe lo que har¨¢. El coloso de Komenda cree en la ciencia y la ciencia en su equipo se llama Yeyo Corral, un entrenador c¨¢ntabro especializado en optimizar el rendimiento en las contrarrelojes, que conociendo el viento, la humedad, la temperatura y la presi¨®n atmosf¨¦rica, y los vatios en los que anda el l¨ªder, predice al 98% el tiempo que tardar¨¢ Pogacar, menos de 36 minutos, en recorrer los 30,8 kil¨®metros subibaja entre Libourne y Saint ?milion. ¡°En la contrarreloj de Laval nos equivocamos por 10s¡±, dice, sonriendo, Corral, profesor universitario. ¡°Pogacar le gan¨® a nuestros c¨¢lculos. La clave es su gran CdA [coeficiente aerodin¨¢mico], inferior a 0,19, su capacidad para mantener una posici¨®n estable y eficiente la m¨¢s de media hora que dura la contrarreloj, sin cabecear ni dar chepazos cuando empieza a cansarse¡±.
La posici¨®n, y el material ¨Ccasco, tejido en relieve y en qu¨¦ sentido va el relieve, botines, calcetines, ruedas, todos los detalles, hasta la pantalla del ordenador bien escondida en el cuadro¡ªlo han trabajado en un t¨²nel del viento en B¨¦lgica, con tomas de lactatos constantes, y en los vel¨®dromos de Roubaix, Valencia y Anoeta. ¡°Le hemos podido dar otra vuelta de tuerca este a?o gracias al trabajo de flexibilidad que hace, que le permite doblarse bien por la pelvis, y mucho gimnasio. Y le ayuda ser bajito, ligero, tener pocos hombros¡¡±, dice Corral. ¡°La clave es su aerodinamismo, de los mejores del pelot¨®n. En una contrarreloj de 25 kil¨®metros, un kilo m¨¢s de peso en la bicicleta equivale a tres segundos; una diferencia del solo 2% en el CdA son 14 segundos¡±.
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