El Bar?a responde sin la ¡®coartada Messi¡¯
El equipo realiz¨® un excelente partido coral y sin brechas en el rendimiento de los jugadores, frente a un equipo competente como es la Real Sociedad
La l¨®gica y el f¨²tbol no hacen buenas migas, hasta que la obligaci¨®n impone la sensatez. En su primer partido del campeonato, el Bar?a olvid¨® rencores, decepciones y diferencias. Fue un equipo solvente, sostenido por una hinchada leal. Despu¨¦s de dos a?os desastrosos, la deriva del Bar?a apuntaba a un estallido social. La salida de Messi, horas despu¨¦s de desmontar la conferencia de prensa prevista para anunciar su renovaci¨®n, agrav¨® tanto el clima emocional y la decepci¨®n que pod¨ªa sospecharse una virulenta contestaci¨®n en el debut: sin Messi, con el filtro abierto a una limitada presencia de espectadores en el Camp Nou y la Real Sociedad enfrente. Un men¨² de a¨²pa.
Su condici¨®n inaugural no evit¨® un aire trascendente al partido. Se conoc¨ªa el pliego de lamentaciones y no se sab¨ªa la respuesta del equipo. Tampoco la del p¨²blico, hipersensible en los dos ¨²ltimos a?os, pero m¨¢s de 500 d¨ªas alejado del estadio, su h¨¢bitat natural. Venci¨® la l¨®gica: la hinchada asumi¨® sin fisuras el papel que le toca en este momento ¡ªamparo, aliento, unidad¡ª y el equipo contest¨® con juego y energ¨ªa.
Le quedan alrededor de 60 encuentros por delante, una aventura de proporciones oce¨¢nicas en el f¨²tbol, pero algunos partidos son m¨¢s importantes que otros, no importa su ubicaci¨®n en el calendario. Cab¨ªa la posibilidad de un Bar?a mortecino, deprimido por tanta negatividad, sin confianza en sus recursos y, sobre todo, sin Messi como coartada. Serv¨ªa casi siempre para lo bueno, pero tambi¨¦n para lo malo. Resultaba demasiado f¨¢cil explicar al Bar?a a trav¨¦s de Messi. El equipo cobr¨® un perfil anecd¨®tico, de c¨®modo figurante en la funci¨®n, con todos los riesgos que eso implica.
Sin la coartada de costumbre, el Bar?a no s¨®lo jug¨® bien, sino que transmiti¨® la sensaci¨®n de equipo sano. ?C¨®mo se mide la salud en el f¨²tbol? Menos por el resultado que por el compromiso colectivo, la solidaridad, la atenci¨®n a los detalles, el compromiso y la armon¨ªa. Sin todas estas condiciones se puede ganar, pero es imposible jugar bien. Y el Bar?a realiz¨® un excelente partido frente a un equipo competente que funcion¨® muy mal en el primer tiempo, quiz¨¢ porque no esperaba un rival tan decidido, robusto y autoritario. No dej¨® respirar a la Real.
Fue un Bar?a coral, sin brechas en el rendimiento de los jugadores. La cl¨¢sica actuaci¨®n, en fin, en la que cuesta distinguir a los mejores de los peores. Futbolistas criticados, caso de Braithwaite, vivieron su mejor experiencia con la casaca azulgrana. Los nuevos se ajustaron como la seda, asignatura suspendida por los fichados en los ¨²ltimos a?os. ?ric Garc¨ªa jug¨® con naturalidad, de memoria, poco exigido desde luego, pero con gran personalidad. Se gest¨® en el Bar?a y pas¨® varios a?os en el tamiz de Guardiola en el Manchester City. Est¨¢ adiestrado para jugar en el equipo que m¨¢s le conviene: el Bar?a.
En una tarde que dej¨® m¨¢s feliz que satisfecha a la parroquia barcelonista, nadie generaba m¨¢s atenci¨®n que Memphis. Una cosa es llegar precedido por una cierta fama, otra es justificarla en un equipo de la magnitud del Bar?a. No triunf¨® en el Manchester United. S¨ª lo consigui¨® en el Olympique de Lyon, donde el grado de exigencia es menor. Tard¨® un minuto en expresarse. Memphis no dej¨® dudas: delantero fuerte, habilidoso, veloz, vers¨¢til y con car¨¢cter. La camiseta no le pes¨® un gramo. Queda por ver su rendimiento cotidiano, el d¨ªa a d¨ªa que distingue a los futbolistas que dilapidan su gran potencial de los que apuran hasta la ¨²ltima gota de su talento. Pas¨® con nota un dif¨ªcil examen. Tambi¨¦n el Bar?a. Su despegue ha superado las expectativas.
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.