Espa?a resopla en Kosovo
La selecci¨®n, con muchas concesiones defensivas, sufre para lograr una victoria vital. La derrota de Suecia en Grecia allana el camino mundialista de la Roja
El f¨²tbol le hizo un gui?o a Espa?a, que sali¨® resoplando del estadio Fadil Vokrri de Pristina. Gan¨® la Roja, pero protagoniz¨® un partido que retrat¨® esa debilidad defensiva que ense?a partido a partido. El resultado castig¨® a Kosovo, que hizo m¨¦ritos para como m¨ªnimo sacar un empate. No ara?¨® la selecci¨®n local un mejor resultado por su falta de punter¨ªa y porque Unai Sim¨®n tuvo que volver a ejercer de portero milagrero en el tramo final con una parada prodigiosa.
La suerte de Espa?a se expandi¨® hasta Atenas, donde Grecia super¨® a Suecia (2-1). El traspi¨¦ de la selecci¨®n escandinava fue otro regalo que permite a esta inconsistente selecci¨®n de Luis Enrique depender de s¨ª misma para terminar primera de grupo y obtener el billete directo al Mundial de Qatar. Ahora Espa?a manda en el grupo con 13 puntos y +8 en la diferencia de goles, por los nueve puntos y +4 de Suecia, que ha jugado dos partidos menos. Si la Roja gana los dos encuentros que le restan, ante Grecia como visitante y contra Suecia en casa, habr¨¢ evitado la repesca que tanto se teme por el nuevo formato que obliga a superar dos eliminatorias a partido ¨²nico. La mala noticia para la selecci¨®n es que los griegos tambi¨¦n dependen de ellos y Espa?a los visita el pr¨®ximo 11 de noviembre. Mucho debe mejorar Luis Enrique el sistema defensivo, que en esta ventana de tres partidos ha sido rajado con una facilidad sonrojante.
Se empieza a extender entre los rivales de Espa?a la idea de las debilidades del atrevido sistema de Luis Enrique. Hay una creencia ya generalizada de que el equipo vive en el alambre por el osado adelantamiento de la defensa. Ten¨ªa claro el seleccionador que las transiciones sin tr¨¢mite pod¨ªan desnudar a Espa?a. No hay nada que le guste menos a la selecci¨®n de Luis Enrique que correr para atr¨¢s. El principal ejecutor de esos contragolpes mete¨®ricos fue el meta Muric con sus saques, ya fueran con la mano o con el pie. Muriqi y Rashica eran lanzados por su guardameta casi a campo libre. En uno de ellos, al primero, Unai Sim¨®n le reba?¨® la pelota con el guante en un mano a mano que finalmente qued¨® anulado por fuera de juego. Pero fue un ejemplo palmario de ese andar por el filo de la navaja que persigue a la Roja, sea un rival de entidad o uno del tercer vag¨®n. Lo mismo sucedi¨® con otra fuga defensiva que propici¨® un disparo de Rashica que zumb¨® cerca del palo derecho de Unai Sim¨®n. Los delanteros r¨¢pidos se han convertido en una amenaza real para los centrales espa?oles. Ya jueguen un central diestro y uno zurdo, o dos zocatos como Laporte e ??igo Mart¨ªnez. Luis Enrique repiti¨® la f¨®rmula de la Eurocopa que tantas dudas dej¨® cuando formaron el central del City y Pau Torres.
M¨¢s resultado que juego
M¨¢s de 20 minutos tard¨® en ajustar Espa?a la presi¨®n para cortar ese chorreo que desesperaba al preparador asturiano. El juego con bal¨®n era otra cosa. Lento y previsible. Un f¨²tbol pastoso en el que ni los centrocampistas afilaban los pases ni los delanteros agitaban a la defensa de Kosovo. Tampoco hab¨ªa se?ales del vuelo que tuvieron las bandas ante Georgia. Soler ech¨® de menos al lesionado Gay¨¢ y le cost¨® enhebrar jugadas con Reguil¨®n, elegido por las molestias que dejaron a Alba en el banquillo. Llorente tambi¨¦n volvi¨® a ver disminuidas sus prestaciones como lateral.
En la ¨²nica ocasi¨®n en la que Espa?a pudo ligar tres pases da?inos, pudo abrir la lata. Entre Soler y Morata combinaron para llegar hasta Fornals. La maniobra del extremo fue de nueve de toda la vida. Recibi¨® de espaldas y cerr¨® su giro con un tremendo zurriagazo a media altura. Un lanzamiento de falta de Soler y un cabezazo de Morata fueron lo ¨²nico que pudo generar la Roja antes del descanso. El resultado estaba por encima del juego desplegado por los espa?oles, que se fueron camino de los vestuarios resoplando por el zarandeo.
Ni la ventaja en el marcador ni el descanso asentaron a Espa?a. Otra vez los balones a la espalda la pusieron al borde del precipicio. Un mal control de I?igo Mart¨ªnez le regal¨® la pelota a Muriqi y todo el camino libre para citarse con Unai Sim¨®n. La grada jaleaba la carrera del delantero del Lazio cantando por anticipado un gol que no subi¨® porque el bal¨®n termin¨® por astillar la base del poste. Otro susto morrocotudo. Los sobresaltos a los que fue sometido Unai Sim¨®n no son propios de una selecci¨®n que busca volver a instalarse entre las mejores.
Ante la sangr¨ªa, Luis Enrique movi¨® fichas dando entrada a Azpilicueta y Adama Traor¨¦ por Soler y Fornals. Ni el regreso de Llorente al centro del campo estabiliz¨® a Espa?a. Ni una ocasi¨®n pudo fabricar la Roja, que vivi¨® hasta el final al borde del infarto. Un mero saque de banda y un cambio de juego eran suficientes para causar pavor. Y en una jugada de ese calado, Bytyqi oblig¨® a Unai a realizar una parada milagrera. El tiro era da?ino, duro y abajo. La reacci¨®n del meta fue prodigiosa para meter la manopla.
Con el partido a¨²n vivo, Ferran concret¨® un contragolpe que acab¨® con el sofoc¨®n. El VAR termin¨® por concederlo y Espa?a volvi¨® a resoplar.
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.