Los espacios y la Luna de Clemente
En el f¨²tbol si hay alg¨²n sitio donde falta hay otro donde sobra
Deb¨ªa de ser por el a?o 1989¡ o tal vez el 1990, que la memoria ya no es lo que era. Era un partido en el Camp Nou contra uno de esos equipos que ven¨ªan, siguen viniendo, a cerrarse, a parar el juego, a guarecerse para despu¨¦s intentar encontrar una acci¨®n de contraataque a espacio abierto o, tal vez, por qu¨¦ no, una acci¨®n de estrategia, a bal¨®n parado, visto que aquel Bar?a no era un prodigio de altura y que era el ¨²nico momento en que Johan me dejaba organizar mi estructura defensiva (nunca tuve poderes para hacer crecer a mis compa?eros en 15 segundos, con lo que hab¨ªa que aplicar el concepto del mal menor, o sea, defendamos con los dos o tres mejores nuestros a los mejores de ellos, dejemos a Bakero a defender el palo corto para que su instinto nos gu¨ªe y si hay m¨¢s jugadores altos que nuestro portero nos salve del apuro).
Era una noche fr¨ªa y desangelada en la que el bal¨®n iba de una banda a la otra sin profundidad ni pases a la espalda de la l¨ªnea defensiva ni espacios interiores para jugar. Y el p¨²blico empezaba a impacientarse y aburrirse porque, creo, era una noche pestosa de mi¨¦rcoles de esas en las que hay que ser muy cul¨¦ para ir al estadio.
El caso es que llegamos al descanso con empate a cero, mucho cabreo encima y mucha discusi¨®n entre nosotros para dar con la tecla para desatascar el encuentro. Y en medio de todas las soluciones y propuestas hubo alguien, juro que no recuerdo qui¨¦n fue pero seguro que era delantero, que lanz¨® la sentencia definitiva: ¡°?No hay espacio para jugar!¡±. La respuesta de nuestro portero fue escueta y vasca: ¡°?Espacio? ?Quieres espacio? Pues mira para atr¨¢s y ver¨¢s los metros libres que hay¡±. Es que en este juego si hay alg¨²n sitio donde falta hay otro donde sobra. Eso de la manta corta y esas cosas.
Porque hay muchas veces que se nos olvida que el rival tiene la mala costumbre de hacer lo contrario a lo que nos va bien a nosotros. Por ejemplo: si jugamos muy altos, con nuestros laterales muy arriba porque los laterales de hoy en d¨ªa son los extremos de ayer, entonces nuestro rival lanza el bal¨®n a campo abierto, ah¨ª arriba donde ya sea 1989, 1990 o 2021 hay espacio, metros, campo para tirar el bal¨®n y ver si en la carrera su delantero tiene alguna opci¨®n o un defensa se equivoca o el portero sale a destiempo o todo a la vez o nada porque todo est¨¢ bien ajustado, recuperamos el bal¨®n y seguimos teniendo una muralla para poder acabar de verle los ojos al portero contrario.
Dec¨ªa Javi Clemente que la diferencia entre una pedrada del defensa y un pase es que el delantero vaya a buscarlo. Aplicando los matices correspondientes yo dir¨ªa que de simple es sabidur¨ªa. Si el delantero corre a ese bal¨®n que parece imposible, obliga a nuestros defensas a correr, a decidir si el bal¨®n sale por la banda o si llega nuestro portero, todo corriendo de cara a nuestra porter¨ªa que es la forma m¨¢s inc¨®moda de correr para un defensa. Tambi¨¦n, evidentemente, ten¨ªa respuesta Clemente cuando escuchaba en el vestuario ese mantra de ¡°no hay espacio¡±: ¡°Por arriba, por arriba y hasta la Luna, hay kil¨®metros de espacio con los que jugar¡±.
Y todos esos personajes pasaban por mi cabeza cuando ve¨ªa sufrir los agobios de Espa?a en Pristina y temer que cada despeje del portero o rechace de la defensa se convirtiera en una jugada de peligro para Kosovo. Y recordaba a Luis Enrique junto a Eloy con la camiseta del Sporting disfrutando de los espacios del Camp Nou, corriendo y jugando y hasta haciendo, haci¨¦ndome, un gol con la zurda. Qu¨¦ bellos eran los espacios en aquella noche y qu¨¦ estrechos fueron el mi¨¦rcoles.
Cuesti¨®n del lado del campo desde donde est¨¢s mirando.
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