Superremontada del Madrid
Llull lidera el acto de fe con el que los blancos consiguen levantar 19 puntos de desventaja ante el Bar?a (83-88) para ganar la Supercopa, el 21? t¨ªtulo de la era Laso
La fe inquebrantable de Llull super¨® al gobierno imperturbable de Calathes. El Real Madrid conquist¨® la Supercopa tras remontar 19 puntos de desventaja ante el Barcelona gracias al en¨¦simo arrebato competitivo de su capit¨¢n. En la misma pista en la que una grave lesi¨®n de rodilla le fren¨® en seco en 2017, Llull logr¨® el mvp y alz¨® el 21? trofeo de la era Laso. ¡°?bamos 19 abajo y nadie dej¨® de creer¡±, resumi¨® el entrenador blanco. Nadie en el Madrid crey¨® m¨¢s en la remontada que Llull, con 24 puntos en su expediente y otro episodio m¨¢s para su colecci¨®n de haza?as. Aloc¨¦n, con 11 puntos y una influencia determinante en el tramo decisivo, y Poirier (16 puntos y 11 rebotes) completaron la victoria madridista. Se cans¨® Jasikevicius de reclamar disciplina y consistencia a los suyos, antes, durante y despu¨¦s de la final, pero no cal¨® su mensaje. El gui¨®n que construy¨® Calathes lo acab¨® protagonizando Llull.
Otra pel¨ªcula para la historia de un pulso inagotable. La 19? final entre los dos grandes del baloncesto espa?ol en los ¨²ltimos 10 a?os, en los que se han repartido 27 de los 31 trofeos nacionales disputados (18 para los blancos y 9 para los azulgrana. Un duopolio sin tregua. Un duelo de la m¨¢xima exigencia f¨ªsica que comenz¨® con ataques afilados y defensas desajustadas. Sin minutos de tanteo, el Bar?a se desat¨® al son de Calathes, con cuatro triples en apenas tres minutos (dos de ellos de Oriola). Pero respondi¨® el Madrid tambi¨¦n a bocados. Con dos protagonistas inesperados, Aloc¨¦n y Vukcevic, que firmaron otros tres bingos consecutivos desde el 6,75 para enjugar la desventaja. Laso se guard¨® de inicio a Tavares, pero le sali¨® mal el movimiento porque el caboverdiano cometi¨® dos faltas en sus primeros dos minutos en pista y se march¨® corriendo a la silla de pensar (acab¨® a cero). Tambi¨¦n se carg¨® de faltas Yabusele, el mejor madridista en la semifinal ante el Tenerife. Mejor le fue a Jasikevicius con la aparici¨®n de Davies, el relevo de Smits y los intangibles de Hayes. Pero quedaba tela que cortar.
Se resisti¨® el Madrid a asumir el papel de perseguidor y, a fuerza de car¨¢cter, se agarr¨® a la final. Pero, a pesar del empuje de Llull (8 puntos en 9 minutos), comenz¨® a jugarse a lo que quer¨ªa Calathes. La efervescencia f¨ªsica dej¨® paso a la pausa y ah¨ª creci¨® la influencia del base azulgrana. Y tambi¨¦n la de Oriola (11 puntos en 10 minutos), sacando lustre a su brega para escapar del ostracismo al que le conden¨® la llegada de Pau Gasol el curso pasado.
Tard¨® Laso en encontrar la mezcla y comenz¨® a pulsar teclas hasta llegar al juvenil Eli John Ndiaye, de 17 a?os (reclutado para mitigar las bajas de Thompkins, Randolph, Abalde y Rudy). Pero el Madrid lleg¨® al entreacto a contrapi¨¦. Con Aloc¨¦n fuera de combate tras un topetazo contra Davies. Ligeramente por debajo en la pelea por el rebote, en el porcentaje de triples y, sobre todo, en las sensaciones. El dilema de los blancos de cara a la reanudaci¨®n, mantener la energ¨ªa propia (despu¨¦s de sellar su clasificaci¨®n para la final en la v¨ªspera casi de madrugada) y sumar efectivos a la causa para contener el vigor ajeno. El reto del Bar?a, prolongar la ¡°disciplina, mentalidad y consistencia¡±, en palabras de Jasikevicius.
M¨¢s all¨¢ del mensaje de los entrenadores, Calathes demostr¨® tener en sus manos el libro de instrucciones del partido y, bajo su gobierno, el Bar?a descosi¨® el marcador en el tercer cuarto. Una antideportiva a Heurtel que aprovech¨® Higgins y un triple de Mirotic descolgaron al Madrid en un santiam¨¦n (59-42, m. 24). Regres¨® Aloc¨¦n para intentar romper la inercia y encontrar a Tavares en la pintura, pero a los blancos tard¨® en funcionarles el plan de emergencia y Calathes hizo de su yoy¨® un mazo. A campo abierto o masticando la jugada, el base azulgrana ejerci¨® de guionista de la final pero se le traspapel¨® el desenlace. El Madrid qued¨® abocado y expuesto al arrebato, al territorio de la ¨¦pica, al ecosistema Llull.
El capit¨¢n madridista equilibr¨® las prisas y el v¨¦rtigo y, a golpe de triples, transform¨® el 63-44 del minuto 25 en un 69-59 antes de entrar en la recta de meta. En ausencia de Calathes fue Higgins el encargado de contener la embestida de Llull. El acierto del estadounidense se cruz¨® con el cansancio de los blancos por la persecuci¨®n y el Bar?a logr¨® que su renta no bajara de los siete puntos durante ese tramo, del 71-64 al 79-72 a cinco minutos del final.
Pero seis puntos consecutivos de Poirier, lanzado por Aloc¨¦n, dieron una vuelta de tuerca m¨¢s. La definitiva para que el Madrid creyera en una remontada inveros¨ªmil y al Bar?a se le desatara el miedo a perder lo que ten¨ªa ganado (79-78, m. 37). El propio Aloc¨¦n, magistral en la direcci¨®n, fall¨® los tiros libres que hubieran colocado por delante a su equipo y Davies logr¨® un suspiro de alivio para los azulgrana. Sin embargo, un triple de Williams-Goss puso el empate a 1m 44s (81-81).
Para entonces, el Madrid era car¨¢cter y el Bar?a jindama. Fall¨® Kuric y, despu¨¦s, Mirotic cometi¨® falta sobre Yabusele. El franc¨¦s anot¨® los dos tiros libres, Davies sell¨® el empate en el siguiente viaje al aro y Poirier agarr¨® un rebote providencial para colocar por delante al Madrid a 35 segundos del final (83-85). El siguiente rebote, bajo el aro madridista, se lo qued¨® Aloc¨¦n que recibi¨® otra falta de Mirotic. El ma?o solo anot¨® un tiro libre y dej¨® a los azulgrana a tiro de tres con nueve segundos por delante. Pero no le sali¨® la pizarra a Jasikevicius. El triple se lo jug¨® Davies y no toc¨® ni aro. El parcial en los ¨²ltimos 15 minutos fue de 20-44. La fe del Madrid le permiti¨® agarrar la Supercopa por cuarta edici¨®n consecutiva. El t¨ªtulo 21 de Laso con el 10? mvp de Llull en este recorrido. De la Copa de 2012 a la Supercopa de 2021. El Madrid que no cesa.
Llull: ¡°Son muchas emociones. Han sido a?os duros¡±
¡°Este es el car¨¢cter de este equipo. Cuando peor est¨¢n las cosas intentamos dar un paso adelante y lo hemos vuelto a demostrar¡±, resumi¨® Sergio Llull nada m¨¢s acabar la final. El capit¨¢n madridista se acababa de secar un buen pu?ado de l¨¢grimas de tensi¨®n. ¡°Nada m¨¢s acabar pens¨¦ en mi familia. Ayer discut¨ª con mi mujer despu¨¦s del partido. Estaba enfadado porque no hab¨ªa jugado bien [la semifinal ante el Tenerife] y esta vez ha salido as¨ª¡±, prosigui¨® el jugador menorqu¨ªn, con la voz tomada, sobre el mismo parqu¨¦ en el que una grave lesi¨®n de rodilla le cambi¨® la vida. ¡°Son muchas emociones. A?os muy dif¨ªciles a nivel personal, sobre todo, f¨ªsicamente. De no estar a gusto jugando. De querer y no poder. Por eso hacer un partido bueno y ayudar al equipo a ganar, que es lo importante, saca estas emociones¡±, cont¨® Llull, de 33 a?os, antes de irse a cortar la red de la victoria y a recoger el 'mvp' y el trofeo de campe¨®n.
El abrazo de Llull y Laso tras el partido rescat¨® la foto del Madrid de siempre en mitad de la renovaci¨®n de plantilla emprendida este verano por el club. ¡°En la semifinal Llull jug¨® un mal partido, jug¨® poco. ?Y qu¨¦? ?Vamos ahora a descubrirlo o a matarlo por el partido de ayer? ?Por favor!¡±, espet¨® Laso en defensa y homenaje de su capit¨¢n. El ¡°?Llull, Llull, Llull!¡± recorri¨® las gradas del Santiago Mart¨ªn. ¡°Llegamos muy justos a esta Supercopa, pero el equipo ha mostrado una energ¨ªa y un convencimiento extraordinario que nos ha hecho ser ganadores. El coraz¨®n es innegociable¡±, cerr¨® Laso. "Me llevo una decepci¨®n enorme por haber regalado un t¨ªtulo", dijo Jasikevicius.
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