El Atl¨¦tico cae en Vitoria frente a un Alav¨¦s rocoso
Un gol de Laguardia a los cuatro minutos desnuda al equipo de Simeone, incapaz de acertar con la porter¨ªa
Al campe¨®n se le acab¨® la condici¨®n de invicto en Vitoria, frente al Alav¨¦s, que no hab¨ªa conseguido puntuar en los seis primeros partidos. Andaba coqueteando el equipo de Simeone con el v¨¦rtigo de la derrota en las ¨²ltimas jornadas, y en el lugar menos pensado cay¨® al abismo. De un equipo como el Atl¨¦tico de Madrid siempre se espera mucho, o al menos algo, pero en Mendizorroza se qued¨® en nada, incapaz de desenredar la mara?a en la que le meti¨® el Alav¨¦s, que no hizo m¨¢s que su trabajo. Lo hizo bien y Calleja, v¨ªctima ya de los rumores, respira un tanto.
Estaba la familia de Mamadou Loum buscando sitio en la grada con su carrito infantil, mujer y dos hijos peque?os, cuando el centrocampista senegal¨¦s provoc¨® el primer c¨®rner del partido. Todav¨ªa no se hab¨ªan sentado en su localidad y Laguardia estaba rematando de cabeza, lejos de Oblak, el centro de Duarte desde el quesito de la esquina. Al Atl¨¦tico se le volv¨ªa a poner cuesta arriba un partido. Como ante el Getafe, el Espanyol o el Villarreal, una costumbre peligrosa para el campe¨®n de Liga, que se est¨¢ habituando a caminar sobre el alambre, y adem¨¢s, ofreciendo pobres argumentos ofensivos. Esta vez no iba a encontrar remedio en los ¨²ltimos minutos, en el descuento o en alg¨²n regalo del rival, que no estaba por la labor.
Porque pese al brillo de los nombres que componen su alineaci¨®n, sobre todo en las l¨ªneas avanzadas del equipo, el grupo de Simeone concedi¨® facilidades en la primera incursi¨®n del Alav¨¦s y luego fue incapaz, durante toda la primera parte, de poner en apuros a Pacheco, espectador complaciente del partido desde su ¨¢rea peque?a, que limit¨® su trabajo a despejar un par de balones con el pie, o a sacar de puerta despu¨¦s de los imprecisos env¨ªos al ¨¢rea de los colchoneros, que ni siquiera pulularon por las inmediaciones de la zona de peligro. En realidad, mariposearon apenas.
Trotaba Marcos Llorente como un potrillo bien sujeto por las riendas de los defensores vitorianos, flotaba Griezmann con ritmo de ballet intentando un pas de deux incompatible con las pisadas de elefante de Luis Su¨¢rez, y Carrasco trazaba l¨ªneas paralelas cuando tal vez el juego, y la manera en que lo cementaba el Alav¨¦s, exig¨ªa perpendiculares.
Trabajaban los hombres de Calleja como colosos para mantener a su equipo a flote, y consiguieron tapar todas las v¨ªas de agua. Fue una labor coral, todos colaboraban, porque la situaci¨®n clasificatoria no est¨¢ para escaqueos. Contribuy¨®, claro, la pobreza de ideas del Atl¨¦tico con la pelota en los pies, cedida gustosamente por los anfitriones, que ten¨ªan hecho gran parte de su labor con el gol de madrugador del central Laguardia. S¨®lo a base de faltas laterales inquiet¨® el Atl¨¦tico, pero m¨¢s por la sensaci¨®n de peligro que provocan que por su ejecuci¨®n.
Tras el descanso, el Alav¨¦s quiso ser una pared y el Atl¨¦tico un martillo pil¨®n. Simeone hizo un triple cambio y puso en el c¨¦sped a Correa, Lodi y Cunha y se intensific¨® el agobio sobre el ¨¢rea de Pacheco, que empez¨® a dejar de estar tan c¨®modo como en el primer parcial. Correa agit¨® el gallinero y empez¨® a multiplicarse el bombardeo, aunque siempre hab¨ªa una cabeza vitoriana para repeler el asedio. Laguardia, eficaz en ambas ¨¢reas, sac¨® sobre la l¨ªnea un bal¨®n colgado en una falta en una de las mejores opciones de empatar que tuvo el Atl¨¦tico, hu¨¦rfano de Su¨¢rez o Griezmann para rematar en condiciones.
Las m¨¢s claras, sin embargo, las tuvo el Alav¨¦s, en las contadas veces en las que se aproxim¨® a Oblak. Con el Atl¨¦tico pendiente de otros menesteres, descuid¨® un tanto la defensa, y en una de esas, Loum se abri¨® paso en el ¨¢rea, y con el portero enfrente se empach¨® de bal¨®n y remat¨® muy alto. Le pas¨® lo mismo a Tom¨¢s Pina despu¨¦s de que Rioja se deshiciera en un par de regates de sendos defensas colchoneros. Su pase atr¨¢s lo desperdici¨® el centrocampista, poco ducho en esas acciones.
Los ¨²ltimos minutos fueron dram¨¢ticos para el Alav¨¦s, incapaz de dar dos pases seguidos, y tambi¨¦n para el Atl¨¦tico, impotente, condenado a colgar balones a¨¦reos que causaban p¨¢nico en la grada, pero no v¨ªctimas. Hasta Oblak acudi¨® a rematar la ¨²ltima falta lateral, con el descuento ya agotado, y tuvieron que penar los alavesistas un minuto m¨¢s, hasta que Mateu, que organiz¨® un concili¨¢bulo en el ¨¢rea peque?a en el que se reunieron jugadores de ambos equipos, decidi¨® que el partido hab¨ªa acabado.
El Atl¨¦tico tendr¨¢ que reflexionar sobre lo que ofrece, que en Vitoria fue muy poco frente a un equipo rocoso y enchufado, que aprovech¨® su oportunidad pero le dio m¨¢s de 90 minutos a los de Simeone para darle la vuelta. Esta vez, despu¨¦s de varios episodios exitosos, no lo consigui¨®.
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