La verdad de Ronald Koeman
Harto del ¡°entorno¡± que lo presiona, el t¨¦cnico del Bar?a se arranc¨® con un comunicado que tuvo la singularidad de ratificarse a s¨ª mismo y el descaro de pedir paciencia
El f¨²tbol y su propia ciencia. Con el PSG empatando frente al Lyon, Mauricio Pochettino cambi¨® a Messi y el mundo contuvo la respiraci¨®n. Desde Francia hasta Argentina, pasando por Qatar, Mauricio fue difamado con la sa?a que acostumbra a destilar el f¨²tbol. Luego, el PSG gan¨® el encuentro y supimos que Messi tiene una lesi¨®n de rodilla que le impedir¨¢ jugar los pr¨®ximos partidos. Pochettino no recibi¨® ni la m¨®dica indemnizaci¨®n de un ¡°perd¨®n¡±. Gajes del oficio. Pero sorprenden las cosas que depara el nuevo f¨²tbol. En la antesala del despacho de Pochettino hay un numeroso equipo de colaboradores que desmenuzan con criterio cient¨ªfico los datos que dejan los partidos y los entrenamientos. Lo prioritario es medir las cargas para prevenir lesiones. Es el entrenador quien, ateni¨¦ndose a la informaci¨®n que recibe, debe cuidar ese capital f¨ªsico. Si nos ce?imos a la l¨®gica, quien m¨¢s merece ese cuidado es el mejor jugador del mundo. Pero el f¨²tbol ha inventado un nuevo campo: la ciencia sin l¨®gica.
Quiero m¨¢s. La falta de l¨®gica siempre fue m¨¢s f¨¢cil encontrarla dentro del campo. Miremos a Benzema y Vinicius, que hace un a?o parec¨ªan divorciados y ahora est¨¢n protagonizando la gran historia de amor futbol¨ªstico del final del verano. De incompatibilidad de caracteres a talentos complementarios por obra y gracia de los goles. T¨² me lo das y yo lo marco: un gol para m¨ª. Yo te lo doy y t¨² lo marcas: una asistencia para m¨ª. En el f¨²tbol, todos los amores son as¨ª de ego¨ªstas. Lo cierto es que esper¨¢bamos que la sociedad Benzema-Hazard cristalizara en obra de arte, lo que es siempre opinable; pero nos hemos encontrado con la que forman Benzema-Vinicius, que se concreta en goles y eso est¨¢ fuera de toda discusi¨®n. Me dir¨¢n vicioso, pero yo estoy esperando un m¨¦nage ¨¤ trois. Sigo creyendo que el talento de Hazard pondr¨ªa el ataque del Madrid en otra dimensi¨®n.
El futuro ya est¨¢ aqu¨ª. Casemiro, Kroos y Modric son gente de fiar, materiales s¨®lidos que estructuran a un equipo. Cuando ninguno aparece en la alineaci¨®n, tememos que la obra de ingenier¨ªa se resienta. Pero frente al Mallorca aparecieron en el centro del campo Camavinga, sin mucho respeto posicional y un f¨²tbol alegre; Asensio, con mejor relaci¨®n con el gol que con el juego; y Valverde, latifundista que va y viene a todo pist¨®n. El resultado fue un equipo incontenible al que se le ca¨ªan los goles y que encontr¨® el equilibrio de otra manera. No se trata de jubilar a nadie porque el armaz¨®n de los tres grandes es leyenda y sigue vigente. El madridismo los recita en la alineaci¨®n y duerme a pierna suelta la noche anterior a los partidos. Pero Ancelotti consigui¨® algo muy importante confiando en estos j¨®venes: que el Madrid le pierda el miedo al futuro.
?A qui¨¦n se le ocurre? Todos sabemos que, sin estilo ni resultados, no hay credibilidad que aguante y Ronald Koeman parece estar a la distancia de otro empate, o de otro pelotazo a la cabeza de Luuk De Jong, de ser destituido. Seguramente harto del ¡°entorno¡± que lo presiona, Koeman se arranc¨® con un comunicado que tuvo la singularidad de ratificarse a s¨ª mismo como entrenador y el descaro de pedir paciencia en un ¨¢mbito donde las pasiones vuelan. Pero lo peor del comunicado es que habla con una crudeza extrema de la precaria situaci¨®n econ¨®mica y deportiva del Bar?a. Querido Ronald, a estas alturas del nuevo f¨²tbol, ?a qui¨¦n se le ocurre decir la verdad? Dicho esto, aunque los focos iluminen a Koeman hasta cegarlo, hay que ser muy ladino para culpar de lo que ocurre en el Bar?a al entrenador, y muy incauto para creer que los problemas los solucionar¨¢ otro entrenador.
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