Los j¨®venes del Bar?a reclaman un mensaje alternativo
El partido con el Levante desminti¨®, por ejemplo, un mantra de la ¨²ltima d¨¦cada: la insolvencia futbol¨ªstica de su cantera
Gran parte de la magia del f¨²tbol radica en su capacidad para producir revanchas y redenciones. Es la cambiante naturaleza de sus emociones, siempre al borde de lo extremo, la que anima al misterio y a la fascinaci¨®n. Es igual de caprichoso para poner fin a la felicidad y a la tristeza, sin previo aviso ni garant¨ªa de continuidad. Cuando esto ocurre, su agitaci¨®n es m¨¢s f¨¢cil sentirla que explicarla. En eso se encuentra el Bar?a.
Despu¨¦s de varias semanas de des¨¢nimo y bronca, el Bar?a jug¨® bien contra el Levante. Gan¨® con una facilidad inaudita para los tiempos que corren en el equipo. Esta vez, el Levante no se pareci¨® al equipo que tantas veces le ha atormentado. No se sabe si su docilidad invit¨® al excelente partido del Bar?a o al rev¨¦s.
Cualquiera que fuera la raz¨®n, el Bar?a desminti¨® que est¨¦ obligado a jugar mal, premisa que se ha instalado sin motivo. Record¨® al solvente equipo que derrot¨® 4-2 a la Real Sociedad en el primer partido del campeonato, horas despu¨¦s de la abrupta salida de Messi del club, en medio de los peores presagios, confirmados despu¨¦s, pero no en aquel encuentro contra un rival m¨¢s que competente.
El Bar?a desaprovech¨® su impulso inicial para construir el relato que necesitaba. No hay nadie en el f¨²tbol, y, menos a¨²n, su hinchada, que no est¨¦ al corriente de las desgracias que le afligen. Se conocen casi todas y ni los aficionados m¨¢s optimistas esperan un Bar?a campe¨®n. En medio de las penurias actuales, s¨ª anhelan una regeneraci¨®n bien trazada, tanto en el club como en el equipo. No quieren m¨¢s de lo mismo que han soportado en los dos ¨²ltimos a?os: opacidad, desencuentro, conflicto y decepciones.
No se recuerda aquella victoria contra la Real Sociedad porque qued¨® enterrada en los sucesivos desastres del Bar?a, en el campo y extramuros. Se prefiri¨® airear las tensiones y desgastar la confianza en el equipo, sometido a un descenso radical en el grado de autoestima. Se prefiri¨® el ruido a la calma, el enfrentamiento al acuerdo y las coartadas a la convicci¨®n. Al Bar?a le ha faltado un discurso claro y aglutinador, indispensable para atravesar la crisis que soporta.
La victoria frente al Levante le devuelve a la posici¨®n que ocup¨® despu¨¦s de derrotar a la Real Sociedad. No le salva de los problemas que le acucian, pero le ofrece la oportunidad de reparar los continuos errores que se han cometido en las ¨²ltimas semanas. El partido con el Levante desminti¨®, por ejemplo, un mantra de la ¨²ltima d¨¦cada: la insolvencia futbol¨ªstica de su cantera.
Siete jugadores, algunos veteranos como Piqu¨¦ y Busquets, y otros adolescentes, como Gavi (17 a?os), figuraron en el equipo titular, cuyo principal m¨¦rito fue parecerse a lo que se espera del Bar?a. Tuvo identidad, recursos y nervio. La estelar reaparici¨®n de Ansu Fati coron¨® el partido y elev¨® la temperatura emocional en el Camp Nou hasta un grado hirviente. Ansu Fati mantiene el ¨¢ngel que le acompa?¨® en su primer advenimiento, cuando sin cumplir 17 a?os entusiasm¨® al barcelonismo. En el segundo, despu¨¦s de cuatro operaciones y 10 meses de ausencia, tard¨® un instante en marcar un golazo y convocar a la felicidad del barcelonismo.
El Bar?a recupera la posibilidad de construir una seductora narrativa: un equipo joven, sin vicios adquiridos, vulnerable sin duda, pero con la clase de compromiso y criterio que engancha a la gente. Funcionar¨¢ si encuentra amparo en el club, si el Bar?a es capaz de sustituir su vac¨ªo mensaje actual por un discurso convincente. Es la clase de oportunidad que el f¨²tbol suele ofrecer para transitar del lamento a la ilusi¨®n. O eso, o m¨¢s ruido y agon¨ªa.
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