El Sheriff alucina al Real Madrid
El equipo moldavo logra una gesta hist¨®rica y tumba al equipo blanco en el Bernab¨¦u tras resistir un asalto continuo de los de Ancelotti, que solo despertaron tras el 0-1
Una sacudida hist¨®rica turb¨® al universo futbol¨ªstico. El epicentro, el monumental Bernab¨¦u. ?C¨®mo explicarlo? El equipo m¨¢s tot¨¦mico de la Copa de Europa sucumbi¨® ante un rival aprendiz con nombre guas¨®n para muchos. La proeza del Sheriff moldavo, un principiante en la pasarela Champions, dej¨® turulato al f¨²tbol. El Madrid lleg¨® tarde al partido. En desventaja tir¨® todo tipo de bombas de racimo sobre el ¨¢rea del principal h¨¦roe de la noche, el guardameta Athanasiadis.
Fue su noche, la de este martes, como la de muchos de sus alguaciles, resistentes con una fe conmovedora. Tanta que en el minuto 89, con el Madrid invadiendo el rancho visitante, un luxemburgu¨¦s de 27 a?os, S¨¦bastien Thill dio la puntilla al Real, al mism¨ªsimo Real, con un remate diab¨®lico. El f¨²tbol con su il¨®gica l¨®gica. El club de Transnistria es el l¨ªder destacado de un grupo por el que campan el Madrid y el Inter, dos campeones de Europa, dos jerarcas.
Tanto choteo con el Sheriff que el Real Madrid tard¨® media hora en evidenciar que no ganar¨ªa antes de jugar. Menos a¨²n si se afrontaba el partido en chanclas. Cada madridista iba a su aire hasta que Yakhshiboev caz¨® un cabezazo triunfal sin que nadie le enjaulara. Tampoco nadie enchiron¨® a Cristiano, un lateral con escuadra y cartab¨®n en la zurda del que el Madrid ya deber¨ªa estar avisado.
No por su nost¨¢lgica resonancia, sino porque fue este Cristiano el que asisti¨® de la misma forma a sus camaradas en los dos goles al Shakhtar en la primera jornada. En Chamart¨ªn, con la gente de reencuentro con la Champions en la casa madre, 0-1. Pasmo general. Nada de guasas. El Sheriff, un modesto dispuesto a improvisar la gloria. Un conjunto sin un solo futbolista que pudiera presumir de haber jugado siquiera un segundo de la Liga de Campeones antes de este curso.
Ancelotti alist¨® de inicio a Camavinga y Valverde junto a Casemiro y dio rienda suelta a Hazard, liberado de los extremos. Tonelaje para el eje y chistera para el ataque. Ni lo uno ni lo otro. De partida, un Madrid atolondrado, sin estructura. Todos eran Camavinga, de aqu¨ª para all¨¢, no siempre con sentido. Enfrente, el novato campe¨®n moldavo, un equipo de aire elemental pero bien api?ado en la trinchera, firme de piernas y a la espera de alg¨²n cometa. Sin espinazo, antes del emboque del uzbeko Yakhshiboev el Real apenas logr¨® inquietar a los muchachos del Sheriff con una falta lanzada por Benzema. Todo era confuso en el Real. Simplemente, la l¨®gica deber¨ªa imponerse porque s¨ª. El cuadro del ucranio Yuriy Vernydub estaba decidido a rebelarse contra lo deductivo. M¨¢xime con el 0-1.
A partir del gol visitante, al Sheriff se le vino un convoy encima. No es que el Madrid se volviera versallesco, pero s¨ª toc¨® los tambores. Al frente, Hazard como percha. En el cuarto de hora final del primer acto, una catarata de ocasiones para los locales. Un tormento para el portero Athanasiadis, que recibi¨® tralla por todos los lados. En la antesala del gol, Benzema, Hazard, Vinicius, Nacho, Casemiro, Miguel... Un pelot¨®n al asalto, aunque con demasiado abuso en los centros laterales. No hab¨ªa f¨®rceps por el pasillo central, bien gobernado por el colombiano Arboleda y el peruano Dulanto.
Entre picotazo y picotazo, otra alarma para el Madrid. Un mal despeje con el pie de Courtois deriv¨® en otra oportunidad para Yakhshiboev. Esta vez el disparo se le fue por un dedal.
De regreso del intermedio, m¨¢s de lo mismo. El Sheriff encapsulado, Athanasiadis iluminado y la caballer¨ªa blanca desatada. Nada de articular el juego, a pecho descubierto, sin gaitas t¨¢cticas. Nadie interpret¨® la banalidad de la bater¨ªa de bombeos al ¨¢rea del portero griego como Vinicius. El brasile?o, a lo suyo. Pelota al pie, amago, bicicleta y de frente. As¨ª angusti¨® al equipo moldavo cuando Costanza le sac¨® la cadena con un toque por detr¨¢s. El VAR nada conden¨®. No se desesper¨® Vinicius, que en un parpadeo se invent¨® otra jugarreta. Se infiltr¨® entre dos adversarios y Addo le mand¨® al suelo. Esta vez el VAR tuvo otro ojo. Benzema, tan preciso como contundente desde el punto de penalti, sell¨® el empate.
El 1-1 no alter¨® los planes de Ancelotti, que ya ten¨ªa ordenados cuatro cambios simult¨¢neos. La revoluci¨®n: con Kroos, Modric, Jovic y Rodrygo por Hazard, Nacho, Miguel y Casemiro. Camavinga y Valverde se emplearon como laterales ortop¨¦dicos, Jovic se adelant¨® a Benzema, Rodrygo se fue al extremo derecho y Kroos y Modric quedaron como ¨²nicas balizas. Sonaban las cornetas en el Bernab¨¦u cuando de nuevo Cristiano, el otro Cristiano, enfil¨® por la izquierda, arm¨® el comp¨¢s de su geom¨¦trica zurda y Bruno bati¨® a Courtois. Chamart¨ªn patidifuso.
La hinchada recuper¨® el aliento cuando el VAR tir¨® las l¨ªneas y se advirti¨® que Bruno estaba en fuera de juego. Quien nunca estuvo fuera de lugar fue el graduado Athanasiadis, tan ¨¢gil con las manos como con los pies. Para pies los de Thill. Se apagaba el duelo con el Real cada vez m¨¢s apurado ante la meta rival cuando el inesperado luxemburgu¨¦s raj¨® la red de Courtois con disparo atronador. El Sheriff a la conquista del para¨ªso. Poco cachondeo.
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