C¨®mo cambiar siendo fieles a una idea
Lo que ayer era transgresor hoy puede ser carca. Lo dif¨ªcil no es retar a los dem¨¢s, sino retarse a uno mismo
Seguramente, y si fuera una serie de esas que est¨¢n ahora tan de moda, el final de Ronald Koeman en el Bar?a no hubiera sorprendido a nadie. Es m¨¢s, alguno hubiera dicho que ya desde el cap¨ªtulo uno se ve¨ªa venir algo de esto y que hab¨ªan estirado el chicle del guion hasta l¨ªmites insospechados. Y habr¨ªa que darle la raz¨®n, al menos desde que se incorpor¨® a la trama, como actor principal, Joan Laporta.
Parec¨ªa que todo se hab¨ªa espesado, ralentizado en el mundo cul¨¦ tras una Asamblea dividida en dos, maratoniana y decisiva. Tanto se hab¨ªa espesado que hasta una derrota contra el Real Madrid se hab¨ªa tomado como un accidente previsible y lleg¨® el lunes como si hubiera sido un d¨ªa cualquiera, un lunes cualquiera, otro lunes al sol. Ni ruido, ni terremotos, ni emisiones de lava, ni de gases, todo tranquilo como si el volc¨¢n blaugrana se hubiera aplacado y, tal vez, resignado a eso que siempre se ha dicho que no existe, pero que haberlas haylas, es decir, una temporada de transici¨®n.
Apareci¨® el Rayo y Vallecas, uno de esos estadios ¨²nicos y singulares, un estadio para que pase algo, de esos que seg¨²n te acercas piensas en si ser¨¢ una trampa o un trampol¨ªn para impulsarse hacia el infinito.
Lo reconozco, cada vez que veo Vallecas me viene a la memoria Tata Martino y aquel 0-4 en el que solo perdimos la posesi¨®n de bal¨®n, lo que hubiera firmado cualquier cul¨¦ el pasado mi¨¦rcoles por la noche, pero ya hablamos hace unos viernes de qu¨¦ abundancias ven¨ªamos en aquellos tiempos y lo que nos entreten¨ªa por aquel entonces en nuestros debates propios de los que viven en la parte alta de la pir¨¢mide de Maslow del f¨²tbol, si algo como eso existe o ha podido existir alguna vez.
Ahora ya los tiempos cul¨¦s son de otra manera, de otro ritmo, de otra necesidad m¨¢s b¨¢sica, m¨¢s primitiva, m¨¢s de tocar tierra, m¨¢s, seguramente, tienen que ver con recuperar la seguridad, la calma, la salud financiera y de juego.
Y en el vuelo de regreso a Barcelona, Koeman subi¨® como entrenador y baj¨® Koeman, la leyenda de Wembley. Y es que los vuelos despu¨¦s de una derrota los carga el diablo. Ya les puedo contar yo que los que vienen de Atenas y San Sebasti¨¢n son extremadamente peligrosos. Ahora habr¨¢ que sumar tambi¨¦n a los del Puente A¨¦reo con el inconveniente que, al menos, hay que visitar Barajas cuatro veces en la temporada, con lo que las posibilidades de desastre aumentan significativamente.
Se abre ahora un nuevo cap¨ªtulo en esta segunda parte de Laporta presidente, ahora ya se supone que con el entrenador que siempre ha querido, ahora ya con las piezas mejor alineadas que en estos ¨²ltimos meses y donde imagino que se deben estar debatiendo futuros, ideas para dar continuidad, o no, qui¨¦n sabe, a esa singular forma de entender y jugar al f¨²tbol que ha caracterizado al Bar?a.
Y al mejor estilo del Gatopardo, conseguir que todo cambie para que todo siga igual. Porque esa sigue siendo la clave de toda la cuesti¨®n: c¨®mo cambiar siendo fieles a una idea. Sabiendo, adem¨¢s, que lo que ayer era transgresor hoy puede ser carca y conservador y que lo verdaderamente dif¨ªcil no es retar a los dem¨¢s, sino retarse a uno mismo.
Esa es la enorme, apasionante y tumultuosa tarea que le toca al siguiente inquilino del banquillo blaugrana. Y es por eso que esa es la decisi¨®n que, principalmente, va a marcar esta segunda etapa del mandato de Laporta. Porque es ahora o nunca.
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