El Villarreal se autocondena ante el Manchester United
Un error de Rulli propicia la victoria del cuadro ingl¨¦s, inerme hasta la entrada de Bruno (0-2). El conjunto amarillo necesitar¨¢ al menos un empate en B¨¦rgamo ante el Atalanta en la ¨²ltima jornada
El Villarreal no liquid¨® al Manchester United mientras pudo, es decir, mientras Bruno Fernandes permaneci¨® sentado en el banquillo de los suplentes. Lo pag¨® en la segunda parte, cuando el diablo de Maia salt¨® al campo para cambiar el destino de un tr¨¢mite hasta entonces se?alado por el control t¨¢ctico y las reservas especuladoras. Previo error de Rulli, catalizador del 0-1, el 0-2 clasifica al United para octavos y pone un par¨¦ntesis a su crisis en la Premier, l¨ªder de grupo con 10 puntos. El Villarreal, con siete, necesita al menos un empate en la ¨²ltima jornada en B¨¦rgamo ante el Atalanta (seis puntos), que igual¨® ayer 3-3 en su visita al Young Boys.
Dijo Carrick el lunes que comparte las ideas de Solskjaer, a quien sirvi¨® de ayudante de campo. Distanciarse del entrenador fracasado y despedido el domingo le habr¨ªa resultado pol¨ªticamente m¨¢s rentable. Pero la nobleza del veterano mediocampista ingl¨¦s fue tan incuestionable como su honestidad. Ante la crisis, Carrick hizo lo que habr¨ªa firmado su predecesor: quitar a Bruno Fernandes, el jugador m¨¢s inteligente de la plantilla, para consolidar una presunta estructura defensiva basada en el 4-4-2, coronada por McTominay como mediocentro, Fred y Van de Beek como interiores, y Sancho como cuarto volante, en sacrificio de su condici¨®n de extremo. La propuesta fue tan moderada que compens¨® virtudes con defectos. Dot¨® al United de dinamismo pero le rest¨® ingenio.
Sin m¨¢s timonel que el impetuoso McTominay, el United se intern¨® en el partido sin gozar del privilegio de una buena direcci¨®n. Voluble en todos los aspectos, a ratos esper¨® atr¨¢s sin conseguir cerrarse a las incursiones de Trigueros y Moi entre l¨ªneas, a ratos presion¨® arriba sin lograr importunar las salidas de Albiol, Parejo y Pau Torres, siempre victoriosos en la construcci¨®n.
El United jug¨® como si hubiera resuelto cicatrizar la herida de Watford (cay¨® 4-1) por la v¨ªa del orden a ultranza. Cristiano y su pelot¨®n actuaron sin m¨¢s ambici¨®n que postrarse ante el dios de la estabilidad. En caso de duda, pase atr¨¢s y vuelta a empezar, pesadamente, frente a un Villarreal que tambi¨¦n gestion¨® el partido desde la precauci¨®n. La diferencia residi¨® en la categor¨ªa y el oficio. Mejor conducido por Parejo, el equipo local compiti¨® con m¨¢s aplomo y sus avances fueron m¨¢s articulados y profundos. Si Rulli pas¨® una hora haciendo ejercicios de calentamiento para evitar que se le entumecieran las articulaciones, en el ¨¢rea opuesta De Gea prolong¨® su serie de jornadas estresadas. El espa?ol empez¨® por parar un tiro cruzado de Moi cuando los equipos se tanteaban y debi¨® sacar otros dos disparos a Trigueros con la punta de los dedos. Si Danjuma y Yeremy hubieran apuntado mejor habr¨ªan abierto el marcador. Por m¨¢s que triunfara el 4-4-2, frente al ¨¢rea chica del United los centrales no daban abasto.
Jugando a no errar
Equipo cerebral como pocos, el Villarreal es capaz de ensimismarse en sus calculadas maniobras hasta olvidar por completo el factor emocional del juego. As¨ª dej¨® transcurrir los largos minutos de su dominio sobre un adversario que por momentos pareci¨® indefenso. Carrick lo solucion¨® en el minuto 66. Le bast¨® con deshacer lo que hab¨ªa hecho cuando cant¨® su primera alineaci¨®n. Quit¨® a Van de Beek y meti¨® a Bruno, y no solo el United, el partido, el p¨²blico, el clima de La Cer¨¢mica, se transform¨® por completo.
Cada vez que el mediapunta portugu¨¦s toc¨® la pelota sus compa?eros progresaron un poco, o mucho, y el Villarreal retrocedi¨®. Donde antes Sancho vagaba sin orientaci¨®n, ahora se transformaba en un penetrante driblador. Torres no lleg¨® a frenarlo antes de que ¡ªprevia pared con Bruno¡ª se quedara mano a mano con Rulli, que le desvi¨® el remate.
Los aficionados pasaron de la alegr¨ªa complaciente al silencio y a los gritos de espanto. Se ve¨ªa venir el peligro, como una inercia del juego cuando lo ejecutan tipos como Bruno Fernandes, hombres que no se paran a pensar en lo ¨²ltimo que les grita el entrenador porque act¨²an inflamados por sus propias ideas, cuando no por el poder incontrolable de su imaginaci¨®n. El Villarreal calibraba su nueva realidad de subsistencia cuando Rulli cometi¨® el error m¨¢s evitable. El portero comprometi¨® a Capoue con un pase que no repar¨® en la presencia de Fred. El brasile?o punte¨® la pelota y Cristiano, que pasaba por ah¨ª, la mand¨® a la red.
El Villarreal, que hab¨ªa jugado a no errar, se conden¨® primero a una est¨¦ril moderaci¨®n y despu¨¦s a la autodestrucci¨®n merced a una entrega imprudente. Sin salir del asombro, su defensa vio c¨®mo Cristiano, Bruno y Sancho remachaban el 0-2 y clasificaban al United para octavos despu¨¦s de una hora en la que dio la impresi¨®n de que Carrick les hab¨ªa entregado el partido en bandeja.
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