El pie de Nadal resiste ante Murray

Cuatro meses de ausencia, pr¨¢cticamente seis sin competir, son muchos meses, demasiados, ll¨¢mese como se llame el ausente. Tambi¨¦n lo son para Rafael Nadal, que conoce como pocos las estad¨ªas en la reserva y tambi¨¦n los secretos del retornar. Nadie como ¨¦l, magulladuras de todo tipo en el chasis, para reencontrar el camino de regreso. En todo caso, el balear tambi¨¦n es de carne y hueso, y en su vuelta a las pistas acus¨® la falta de ritmo y cedi¨® frente a Andy Murray por 6-3 y 7-5 (tras 1h 50m). Aun as¨ª, el mallorqu¨ªn se fue con un buen sabor de boca porque super¨® el examen f¨ªsico, y este s¨¢bado (14.00, #Vamos) disputar¨¢ el partido de consolaci¨®n en Abu Dabi contra Denis Shapovalov.

En la noche des¨¦rtica del emirato, bajo 25 grados h¨²medos y con el apoyo de su amigo el rey em¨¦rito desde la primera l¨ªnea del palco de honor, Nadal irrumpi¨® de negro riguroso para abordar un partido cuya trascendencia iba bastante m¨¢s all¨¢ de la de una exhibici¨®n. Al fin y al cabo, el duelo con Murray significaba la primera prueba con fuego real tras otro par¨®n obligado y prolongado, esta vez por el pie izquierdo y el dichoso s¨ªndrome de Hoffa, viejo mal. Despu¨¦s de un par de meses peloteando e incrementando el volumen de trabajo en su academia de Manacor, lleg¨® el primer test de verdad para ¨¦l.

Y sucedi¨® lo l¨®gico.

Es decir: Nadal est¨¢ lejos de Nadal. No en lo f¨ªsico ¨Cimpecable de piernas y tono muscular, veloz en los movimientos y con la fuerza del l¨¢tigo intacta¨C, pero s¨ª en lo referido a precisi¨®n (47 errores), la limpieza en las maniobras (los desajustes multiplican los fallos) y los automatismos (vitales en cualquier deporte, m¨¢s en uno tan mec¨¢nico y repetitivo como el tenis) que l¨®gicamente ha perdido con los d¨ªas de baja. No obstante, la historia de la reaparici¨®n del balear (35 a?os) iba de sensaciones, y pese al ¨®xido acumulado y a que le queda trecho para pelotear y procesar la acci¨®n de forma m¨¢s natural, sin pensar, estas fueron positivas.

De entrada, su pie pas¨® el examen y despu¨¦s, desde el punto de vista meramente competitivo, jug¨® de t¨² a t¨² frente a un Murray que ven¨ªa bastante m¨¢s rodado y que no ofreci¨® pr¨¢cticamente rendijas. El escoc¨¦s, de 34 a?os y con una cadera de metal, actu¨® como un viejo zorro. Demostr¨® la inteligencia t¨¢ctica que ha definido siempre su juego y tambi¨¦n esa faceta aguerrida que le permiti¨® inmiscuirse en el baile del Big Three. Se conocen ambos al dedillo, as¨ª que exprimi¨® los d¨¦ficits actuales de Nadal e inclin¨® el partido con dos roturas: una al sexto juego y otra en el und¨¦cimo de la continuaci¨®n.

El escoc¨¦s ¨C134? de la ATP y citado con Andrey Rublev por el trofeo¨C le puso a prueba todo el rato y le exigi¨® en cada bola, sabedor de que m¨¢s tarde o m¨¢s temprano el duelo terminar¨ªa cayendo de su lado; disfrutando igualmente, porque la del brit¨¢nico, renacido varias veces, es otra historia de pura supervivencia deportiva. Forzado, Nadal le rebati¨® con el esp¨ªritu que le caracteriza, pero chirri¨® en la devoluci¨®n y en ocasiones le atropell¨® la pelota, con la mirilla tambi¨¦n por ajustar. En cualquier caso, al n¨²mero seis le qued¨® buen poso.

¡°Despu¨¦s de tanto tiempo sin jugar, no ha sido un mal partido. Las sensaciones son buenas¡±, valor¨® a pie de pista. ¡°Es un placer estar aqu¨ª y volver a ver a la gente, a los espectadores, despu¨¦s de todo lo que est¨¢ sucediendo con la pandemia. He disfrutado mucho¡±, prosigui¨® el de Manacor, que ayer oficializ¨® a trav¨¦s de las redes sociales la incorporaci¨®n de Marc L¨®pez a su equipo t¨¦cnico. Ambos lograron el oro ol¨ªmpico como pareja en los Juegos de R¨ªo 2016.

¡°Estoy contento de ver jugar a Andy a este nivel¡±, precis¨® Nadal, que ha sido reconocido por el resto de los tenistas del circuito masculino con el premio a la deportividad, por quinta vez en su carrera. ¡°Estoy feliz de volver a tener la oportunidad de estar con Rafa en la pista, de que est¨¦ de vuelta otra vez¡±, le correspondi¨® el brit¨¢nico, todo amor propio y empe?ado en reengancharse a la ¨¦lite despu¨¦s de haber pasado tres veces por el quir¨®fano para reparar la cadera.

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