Nadal enlaza rodaje, derrotas e inc¨®gnitas
El espa?ol cede contra Shapovalov en su segundo compromiso en Abu Dabi (7-6(4), 3-6 y 10-6) y gana kilometraje, pero protege el pie da?ado en la recta final del duelo
A ¨¦l, que le asoma la vena competitiva siempre que hay un marcador de por medio, ya sea al parch¨ªs, en el ping-pong y por supuest¨ªsimo en la pista, le escuece la derrota (7-6(4), 3-6 y 10-6 frente a Denis Shapovalov) por m¨¢s que se trate de una exhibici¨®n. Es la segunda en veinticuatro horas, pero la lectura final y la amplitud de miras, dice Rafael Nadal, es positiva porque su estancia navide?a en Abu Dabi persegu¨ªa b¨¢sicamente un objetivo: ¡°Est¨¢ cumplido. He jugado dos partidos y he estado m¨¢s o menos cuatro horas en la pista en los dos ¨²ltimos d¨ªas¡±. Eso s¨ª, con el matiz pone en situaci¨®n y contextualiza, precisa d¨®nde est¨¢: ¡°Quiz¨¢ demasiado duro despu¨¦s de tanto tiempo¡¡±.
Es decir, a Nadal le quedan unos cuantos pelda?os para parecerse a Nadal, y no ya el de su mejor versi¨®n, sino aquel que aspira a competir la pr¨®xima temporada (ya a la vista, sin tregua el mundo del tenis) contra el pelot¨®n de j¨®venes y nuevos aspirantes que se postulan para acabar con el tir¨¢nico dominio de los veteranos. Cedi¨® en el primer simulacro ante Andy Murray, tras casi medio a?o sin guerrear, y volvi¨® a caer frente a Shapovalov, en otro ensayo que m¨¢s all¨¢ del resultado sirvi¨® de baremo f¨ªsico: el pie izquierdo, que le apart¨® de la competici¨®n desde el 6 de agosto por la hoffitis cr¨®nica que sufre, resiste. Ahora bien, hay asterisco. Volvi¨® a avisar.
En el desempate definitivo, el n¨²mero seis interrumpi¨® primero una carrera horizontal para responder a un ganador, y despu¨¦s recogi¨® la pierna y control¨® la pisada al ir a cazar en diagonal una volea de Shapovalov. A partir de ah¨ª, se protegi¨®.
Ahora, el espa?ol regresar¨¢ a casa para evaluar la dolencia y, si procede, seguir rod¨¢ndose. Si hay luz verde, posteriormente se desplazar¨ªa a Melbourne para disputar un torneo preparatorio (del 3 al 9 de enero) que ofrecer¨ªa una pista bastante m¨¢s fidedigna de en qu¨¦ condiciones podr¨ªa aterrizar en el primer grande del a?o, que arranca el d¨ªa 17. En cualquier caso, Nadal no confirm¨® su participaci¨®n en el Open de Australia y abandon¨® el emirato con un regusto agridulce: se prob¨® y aument¨® la carga de trabajo, pero a su vez escasea el tiempo y el doble examen le sit¨²a ante una realidad compleja.
¡±Ha sido una buena semana, tengo que estar satisfecho. Este es un primer paso y espero estar listo para Australia¡±, expres¨® el campe¨®n de 20 grandes. ¡°Debo hablar con mi equipo y luego tomar¨¦ una decisi¨®n. Mi deseo es ir, pero ver¨¦ c¨®mo se siente el cuerpo despu¨¦s de estos d¨ªas intensos. En este punto de mi carrera, tengo que sopesar cada movimiento con cuidado, porque s¨¦ por lo que estaba pasando¡±, ampli¨® el de Manacor, que este s¨¢bado se inclin¨® tras 2h 04m.
El duende no se pierde
Poco o nada tiene que ver Shapovalov (22 a?os) con Murray (34). El escoc¨¦s es la pausa, la t¨¢ctica, la trinchera y el m¨¦todo, mientras que el canadiense, dinamita en la raqueta, v¨¦rtigo de inicio a fin, plantea todo lo contrario. No le interesa pelotear y propone una ruleta rusa constante, con puntos a tres o cuatro tiros y tenis de una sola direcci¨®n. Eso, unido a su condici¨®n de zurdo y el dinamismo ¨Cno se sabe nunca por d¨®nde puede salir, golpes y recursos ofensivos de todos los colores¨C, incomod¨® a Nadal desde la primera bola e introdujo al balear en un t¨²nel de dudas durante casi todo el primer parcial.
El mallorqu¨ªn, acostumbrado a tener la situaci¨®n bajo control, se enfrenta en este en¨¦simo retorno a la circunstancia de tener que subirse a un tren en marcha que, adem¨¢s, circula cada vez m¨¢s r¨¢pido. La nueva hornada ha soltado el freno de mano, se ha desprendido de complejos y encara a los gigantes con decisi¨®n. No le falta a Shapovalov, que arranc¨® con el turbo y atac¨® el primer turno de servicio del rival para arrebat¨¢rselo y desviarle hacia ese callej¨®n de incertidumbres. El zarpazo le permiti¨® manejar el set inicial pr¨¢cticamente a su antojo, con acelerones y frenazos en seco que castigaron a Nadal.
Al campe¨®n de 20 grandes se le escapaba alg¨²n que otro aspaviento y marcaba el gesto tras el error: ¡°?As¨ª Rafa, as¨ª¡±. No era d¨ªa para florituras ni para disfrutar, pero s¨ª para competir. Eso no se pierde. No en su caso. A remolque, sin dominar el timing y por momentos desordenado, le arrastr¨® el torrencial el¨¦ctrico del canadiense (14? del mundo) y apost¨® sencillamente por resistir, a su manera, clavando con fe el piolet para no ceder a los tirones. As¨ª sobrevivi¨®, y as¨ª se destap¨® el duende. Cuando m¨¢s fea se le hab¨ªa puesto la historia, cuando Shapovalov amenazaba con cerrar, golpe¨®.
La ayuda de la cinta, una bola mal tocada por el canadiense y otra mala interpretaci¨®n le brindaron su primera opci¨®n de break. Bingo, y de ah¨ª al desempate. Y en ese territorio, el ¨¢urea de Nadal, beneficiado tambi¨¦n por el pinchazo an¨ªmico del adversario, al que de repente todo le iba en contra, hasta el p¨²blico. No gestion¨® bien el chico las palmas al balear, mosqueado tambi¨¦n con un espectador que aplaud¨ªa su error, pero en el segundo set acab¨® recomponi¨¦ndose e impuso otra vez el ritmo, excesivo a estas alturas para un Nadal sin kilometraje ni chispa.
Se le hizo largo al mallorqu¨ªn, que encaj¨® la rotura (para 5-3) y en el super tie-break ya hab¨ªa perdido todo el fuelle, pendiente sobre todo de no forzar para no lastimarse el pie da?ado.
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