Djokovic y Australia: honestidad, sensibilidad y humanidad
Aunque Novak no tiene la obligaci¨®n de desvelar datos que pertenecen a su intimidad, debe ser consciente de que es un referente mundial en un momento de grav¨ªsima crisis sanitaria
La noticia sobre la exenci¨®n otorgada por el gobierno de Australia al actual n¨²mero uno del tenis mundial, Novak Djokovic, y que le permite entrar en el pa¨ªs con unas condiciones distintas al resto de los ciudadanos y de los jugadores que participan en el primer Grand Slam del a?o ha provocado bastante sorpresa y, por supuesto, todo tipo de comentarios m¨¢s o menos pol¨¦micos.
Debo reconocer que hasta el anuncio de este martes, yo pensaba que el jugador serbio renunciar¨ªa a participar en el torneo, o que se inocular¨ªa la vacuna. La extralimitaci¨®n de mis particulares especulaciones se deb¨ªan a la conocida y demostrada rectitud del gobierno australiano en lo que al cumplimiento de los estrictos protocolos que se exigen para entrar en el pa¨ªs.
Si bien es verdad que Novak no ha querido hacer p¨²blica su decisi¨®n de inmunizarse o no, se entiende que si ha solicitado y recibido una exenci¨®n es porque no le habr¨¢n administrado ninguno de los preparados autorizados.
El primer ministro del pa¨ªs, Scott Morrison, se ha visto obligado a declarar que el jugador no ha recibido ning¨²n trato de favor. Se entiende, pues, que se ha acogido, previa presentaci¨®n de un informe m¨¦dico, a uno de los cuatro ¨²nicos supuestos que har¨ªan posible el permiso excepcional: historial de anafilaxia a un componente de la vacuna, reacci¨®n muy adversa despu¨¦s de una primera dosis, una afecci¨®n m¨¦dica aguda o una afecci¨®n cardiaca inflamatoria en los ¨²ltimos seis meses. Tambi¨¦n es de todos conocido el derecho que tiene todo ciudadano de acogerse al derecho a la privacidad y no desvelar informaci¨®n referente a su salud, como el de cualquier autoridad o facultativo a tener terminantemente prohibida la divulgaci¨®n de ese tipo de informaci¨®n. Y esto es lo que ha ocurrido.
La pol¨¦mica, pues, deber¨ªa quedar zanjada a no ser que uno quiera poner en entredicho la honestidad de uno de los tres o cuatro protagonistas de la noticia. B¨¢sicamente, se tratar¨ªa de la veracidad del informe m¨¦dico, la intenci¨®n ¨²ltima del jugador, el inter¨¦s de los organizadores del torneo y la aceptaci¨®n y dictamen por parte del ministro de Salud australiano.
Es verdad que Djokovic es el jugador que ha levantado m¨¢s trofeos en la Rod Laver Arena, que persigue ganar su vigesimoprimer Grand Slam y que los intereses por tenerlo all¨ª compitiendo son muchos, pero me parecer¨ªa monstruoso que para que su participaci¨®n fuera posible se hubiera incurrido en alguno de los cuatro poco honorables supuestos.
Como yo no puedo creer que nada de esto haya ocurrido, pienso que ser¨ªa bueno que el propio jugador diera alguna explicaci¨®n. No tiene la obligaci¨®n de desvelar datos que pertenecen a su intimidad, pero ¨¦l debe ser consciente de que es un referente internacional en un momento de grav¨ªsima crisis sanitaria mundial y de una gran sensibilidad debido al enorme dolor que est¨¢ causando la Covid-19.
Son casi seis millones las personas las que han perdido la vida por este maldito virus y muchos otros millones los que nos hemos puesto la vacuna sabiendo que es una necesidad mundial, con la confianza depositada en los cient¨ªficos que llevan dos a?os trabajando para acabar con esta lacra. Son muchos, tambi¨¦n, los ciudadanos que tienen hijos, padres o hermanos viviendo en Australia y que no han podido reunirse desde hace dos a?os o m¨¢s, sometidos por el escrupuloso baremo de su pa¨ªs.
Quiero pensar que Novak no es ajeno a todo esto y que despejar¨¢ las dudas en se?al de humana sensibilidad y comprensi¨®n.
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