Erling Haaland y el folclore
Con los goleadores puros me ocurre lo que con los equipos autodenominados ganadores: cuando no marcan el cartel de presentaci¨®n se les queda tan hu¨¦rfano que uno podr¨ªa llegar a sentirse estafado
No ser¨¦ yo el que afirme que el Big Data naci¨® en Galicia pero casi. La primera canci¨®n que aprende cualquier ni?o gallego de bien, incluso antes que El barquito chiquitito, es una joya del folclore nacional titulada Na beira do mar y que dice lo siguiente: ¡°ollos verdes son traidores, azules son mentireiros, os negros e acasta?ados son firmes e verdadeiros¡±. Llevada al extremo se la podr¨ªa considerar un tanto racista, pero la bondad propia del pueblo gallego nos invita a pensar que solo se trata de una advertencia, m¨¢s o menos velada, del riesgo que implica la contrataci¨®n de un futbolista de ojos claros como Erling Haaland.
Con los goleadores puros me ocurre lo mismo que con los equipos autodenominados ganadores: cuando no marcan ¨Co cuando no ganan, como le sucede ¨²ltimamente al Atleti del Cholo Simeone¨C el cartel de presentaci¨®n se les queda tan hu¨¦rfano que uno podr¨ªa llegar a sentirse estafado, como en esos westerns de media tarde en los que nadie saca la pistola y la acci¨®n transcurre entre profundos di¨¢logos, sin que se pegue un solo tiro. ¡°El gol se tiene o no se tiene¡±, dice una de las m¨¢ximas m¨¢s antiguas del f¨²tbol. En realidad, el gol se marca o no se marca, da igual si lo hace el elegido del n¨²mero nueve o un lateral derecho remol¨®n, con la diferencia de que este ¨²ltimo fue llamado por caminos distintos y al goloso le pueden llegar a pesar las estad¨ªsticas: nadie garantiza tantos goles como el propio juego, aunque en ausencia de este puedan medrar promesas m¨¢s o menos ciertas como las del gigante noruego.
Cuando uno eval¨²a el fichaje de un delantero centro cl¨¢sico debe ponderar sus verdaderas cualidades m¨¢s all¨¢ de la fama. En el caso concreto de Haaland son bien conocidas su capacidad para correr al espacio, su fuerza demoledora, su aguij¨®n venenoso y un juego a¨¦reo de los que ganan grandes batallas aunque, al menos de momento, muy pocas guerras. ?Es un excelente goleador? Seguro¡ Pero como tantos otros antes que ¨¦l, tambi¨¦n puede dejar de serlo en cualquier momento y sin mediar previo aviso: nada se tuerce con m¨¢s facilidad en el f¨²tbol que esa supuesta infalibilidad de cara a la porter¨ªa, como la historia se ha encargado de demostrarnos cientos de veces.
Uno cae en un vestuario en el que no encaja, con un entrenador que le pide algo m¨¢s que rematar balones, con rivales encerrados en su propia ¨¢rea dispuestos a negar cualquier espacio y, de repente, se ve tan hu¨¦rfano de est¨ªmulos que ya no se reconoce ni en el espejo. Entiendo que todo lo dicho pueda parecer una visi¨®n catastrofista del asunto, pero bien har¨ªa cualquier secretar¨ªa t¨¦cnica del mundo en no fiarlo todo al apriorismo, m¨¢xime cuando ya se habla de unas cifras que no permiten gran margen al error antes de convertirse en ruina.
Erling Haaland ser¨¢ muchas cosas en el futuro, no digo que no, pero est¨¢ por ver c¨®mo se adapta a un club donde casi todos sus futbolistas se sintieron la ¨²ltima sensaci¨®n del f¨²tbol mundial en alg¨²n momento de sus carreras y si ser¨¢ capaz ¨Co no¨C de gestionar el segundo gran salto en su carrera con la misma eficacia que el primero: mucho ojo con malinterpretar el folclore y fiarse de una simple mirada.
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