Reyes Magos en el mercado de fichajes
El objetivo es que todo lo econ¨®mico encaje para que luego le pidamos al entrenador que encaje todas las piezas
Les reconozco que la fiesta de Reyes es la que m¨¢s me gusta de las saturadas Navidades. La magia, la ilusi¨®n, la falta de pilas de la ma?ana del 6 de enero es algo que me llena de alegr¨ªa, me pone esa sonrisa que dura, por lo menos, 24 horas.
Y me gusta tambi¨¦n, lo reconozco, planificar los regalos, pensarlos y ver si por la ma?ana han tenido ¨¦xito o, por el contrario, hay que buscar un sustituto a alg¨²n color desacertado, a alguna talla desencajada, alguna idea original que ha finalizado por verse rid¨ªcula una vez se le ha despojado del papel de regalo.
Como tambi¨¦n pueden conocer, ha habido v¨ªsperas de Reyes que han sido m¨¢s oscuras, pero los Reyes Magos han hecho siempre su trabajo, siempre eficaces, siempre atentos a lo que, de verdad, es importante en esta vida.
A veces, algunas veces, cuando trabajaba como director deportivo, pensaba que mi trabajo se asemejaba al de los Magos de Oriente y ten¨ªa que planificar qu¨¦, c¨®mo, cu¨¢ndo y por cu¨¢nto podr¨ªa salirnos esa pieza que completaba el puzle futbol¨ªstico con el que trabajaba. Y me gustaba trabajar con el sigilo del buen creador de la magia de la ma?ana de Reyes que parece obtener esa pieza exacta tras mucho explorar, preguntar tallas, gustos o colores, para, una vez reunida toda la informaci¨®n, ponerse manos a la obra para encontrar, localizar, negociar y poner en el mejor embalaje la pieza codiciada, el objetivo buscado, a veces con un punto de sorpresa, a veces confirmando lo esperado, a veces acierto, otras no tanto.
Eran tiempos de planificar en la intimidad, de trabajar, como funciona la moda, con temporadas avanzadas. Recuerdo un entrenador al que en el momento de cerrar su contrataci¨®n le confesaba, era yo joven, inexperto, atrevido y, tal vez, demasiado sincero, que en ese mismo momento empezaba a trabajar en buscarle sustituto por si la cosa no iba bien, o iba demasiado bien y volaba lejos de nuestro club. Su respuesta fue una palabra que no puedo reproducir aqu¨ª pero de la que aprend¨ª que esos ataques de sinceridad pod¨ªan ser contraproducentes.
Hubo un tiempo en el que trabaj¨¢bamos con los perfiles de los jugadores teniendo en cuenta el perfil de club en el que est¨¢bamos y, decisivo, la idea de juego que sosten¨ªa el entrenador y a la que, obligatoriamente, deb¨ªa adaptarse el reci¨¦n llegado. ?Obligatoriamente? Bueno, s¨ª, en mayor medida pero sin nunca olvidar que tambi¨¦n deb¨ªamos retarnos e irle a?adiendo letras a nuestro diccionario de soluciones.
Y pienso todo ello cuando veo estos nuevos mercados en los que decide la oportunidad econ¨®mica, el fin de contrato, la cl¨¢usula m¨¢s baja, el agente m¨¢s avispado o menos escrupuloso. En estos mercados en los que recibimos cada d¨ªa un cursillo de microeconom¨ªa futbol¨ªstica en el que unos d¨ªas nos dicen que A y otro que B¡ y que todas las soluciones son v¨¢lidas, vamos, como en nuestra vida cotidiana.
Se dir¨ªa que el objetivo es que todo lo econ¨®mico encaje para que luego le pidamos al entrenador que encaje todas las piezas en un puzle del que ya no sabemos si representa un paisaje o una locomotora. Vamos, que saque 11 tipos a jugar con la misma camiseta (bueno, 10 y el raro del portero) porque enfrente tendr¨¢ a otro entrenador con las mismas dificultades, que se juegue el partido como sea que para eso pagan las teles y que luego, en lo que quede hasta el inminente pr¨®ximo partido, se divague, se descalifique, se ensalce, se valore, se critique y se cree el ruido suficiente para llegar al siguiente pitido inicial, del siguiente partido, de la siguiente no sabemos qu¨¦ competici¨®n para que la noria siga girando.
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