Solo Isak anima a la Real Sociedad
El conjunto donostiarra choca con la defensa del Getafe
Como el hueso de un chulet¨®n de vaca vieja de los que sirven en las sidrer¨ªas de Astigarraga, el partido de Anoeta se tuvo que trocear a machetazos y a¨²n as¨ª, no qued¨® sabroso. Plante¨® Quique S¨¢nchez Flores una defensa de cinco, que rebajaba las brasas que Imanol quer¨ªa echar a la parrilla, as¨ª que la chuleta le quedaba siempre demasiado poco hecha al t¨¦cnico de la Real.
Pese al empuje que Oyarzabal quer¨ªa darle al asunto, encontr¨® poca compa?¨ªa. Ausente otra vez Isak, que anim¨® los ¨²ltimos minutos, el t¨¦cnico de la Real apost¨® por Sorloth, que a diferencia de lo que ocurri¨® frente al Atl¨¦tico en la Copa no supo conectar durante la primera parte, con lo que la fantas¨ªa de Rafinha no era suficiente ante la solidaridad de los madrile?os, atentos siempre a cualquier desajuste defensivo.
El f¨²tbol no fluy¨® durante 45 minutos est¨¦riles en los que la Real no acertaba a abrochar su juego y el Getafe se limitaba a dejar pasar la vida, que as¨ª les parec¨ªa ir bien. ?scar Rodr¨ªguez le dio un susto a Remiro casi a la media hora, cuando recorri¨® la banda derecha y su disparo lo desvi¨® el guardameta. Con rabia, Oyarzabal trat¨® de buscarse la vida por su cuenta y encontr¨® un pasillo para correr desde su campo y acabar con un disparo que ataj¨® Soria, tal vez el h¨¦roe de su equipo, porque le buscaron poco, pero con peligro, los delanteros de la Real, y le encontraron siempre, enorme. Le Normand, ya en la segunda parte, le puso a prueba en un remate desde muy cerca, tras un c¨®rner, que el portero del Getafe desvi¨® al larguero. La madera fue una fiel aliada de Soria, que cuando no pod¨ªa por s¨ª mismo, se ayudaba de los palos.
Sin apenas f¨²tbol, s¨®lo la aparici¨®n como agitadores de Portu e Isak anim¨® a la parroquia. El sueco pudo decantar la balanza en el descuento, con un primer remate que sac¨® la defensa y otro, ya en el ¨²ltimo minuto, armando la pierna para enganchar un disparo desde fuera del ¨¢rea que se estrell¨® en la cruceta, amiga de nuevo de Soria. El chulet¨®n, demasiado gordo para hincarle el diente, se qued¨® sin hacer.
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