El f¨²tbol no es eterno
Siente lo mismo el hincha del Rayo, el del Betis y el del City, pero eso no cuenta cuando el negocio se interpone. ?D¨®nde estar¨¢n todos dentro de diez a?os?
Esto est¨¢ lleno de f¨²tboles. Tuve una semana futbol¨ªsticamente concurrida y variada. Un d¨ªa com¨ª con el alto ejecutivo de un gran club, otro d¨ªa con un inteligente empresario televisivo, otro d¨ªa con un entrenador de primer nivel y tuve, por razones profesionales, contacto con un buen n¨²mero de jugadores de primera y segunda divisi¨®n. De ese cacao mental sal¨ª ileso y me sirvi¨® para confirmar lo que tengo como una evidencia: hay tantos f¨²tboles como personas. Desde cada lugar se ve un juego diferente que cultiva satisfacciones, preocupaciones y expectativas distintas. Seg¨²n desde donde se lo mire, el f¨²tbol cambia de aspecto. Puede parecer viejo o nuevo, enfermo o saludable, con un futuro conservador o revolucionario. Lo que no veo, en ning¨²n caso, son los puentes entre una y otra posibilidad. ?Qu¨¦ f¨²tbol nos quedar¨¢ en diez a?os? ?Uno moderno que mire de frente al metaverso o el selv¨¢tico que siga disparando con eficacia nuestra adrenalina animal?
La gran pregunta. La televisi¨®n no ayuda a aclararme las ideas. En un canal veo al Rayo y al Betis pelear la Copa con brillantez y esp¨ªritu amateur. Los dos conscientes de que la competici¨®n es, seguramente, la ¨²nica puerta a un t¨ªtulo. Cambio de canal y ah¨ª est¨¢ el Manchester City exhibiendo su juego y su poder¨ªo en la luminosa Premier. No hay diferencia emocional. Siente lo mismo el hincha del Rayo, el del Betis y el del City, pero eso no cuenta cuando el negocio se interpone. Salgo de la reflexi¨®n con la misma pregunta: ?D¨®nde estar¨¢ el Rayo dentro de diez a?os? ?D¨®nde el City? ?D¨®nde la Copa? ?D¨®nde la Premier? ?D¨®nde el f¨²tbol? Porque siempre he cre¨ªdo que el f¨²tbol era un fen¨®meno inamovible y hasta eterno dentro del paisaje social. ?Y si no es as¨ª? Esa duda fue lo m¨¢s revolucionario de mi semana.
?Tendremos que ponerle un chip al bal¨®n? Todo va tan r¨¢pido que cuesta mucho saber hacia d¨®nde va. Cada vez que paso por el Bernab¨¦u me sorprendo m¨¢s. Empieza a atisbarse el s¨²per estadio que albergar¨¢ partidos, ferias, conciertos y todo lo que las multitudes pretendan comprar o consumir. Me pregunto: ?Cu¨¢nto tardar¨¢ este monumento a la modernidad futbol¨ªstica en parecernos viejo? ?Cu¨¢nto tardar¨¢ un hombre como Florentino, especialista en imaginarse el futuro, en empezar a construir un estadio virtual? Claro que hay un aspecto apasionante en todo lo que viene, en todo los que nos espera en un tiempo no lejano. Pero la avalancha de posibilidades que abren las nuevas tecnolog¨ªas es tan poderosa, que inevitablemente veo al f¨²tbol y a esa arma de seducci¨®n masiva que es el bal¨®n, como desvalido, como insuficiente para las nuevas generaciones. Ese es el gran partido que le espera al f¨²tbol.
Llega la Champions al rescate. En medio de estas reflexiones veo el Athletic¨CValencia, donde, con la complicidad del ¨¢rbitro, se cometi¨® un atentado contra el espect¨¢culo. Como las bajas pasiones son m¨¢s f¨¢ciles de alcanzar que las altas, hay gente a la que le gusta eso. Pero si el f¨²tbol quiere sobrevivir ser¨¢ mejor que busque la adrenalina de otra manera. Menos mal que golpea la puerta la Champions, con partidos de esos que dejan la realidad y las preocupaciones fuera del estadio. Real Madrid y PSG como plato fuerte. Hace rato que el partido nos ronda en la cabeza. Las dos aficiones tienen motivos para verlo como una oportunidad o como una amenaza. Lo cierto es que no hay ninguna raz¨®n para inquietarse por el futuro del f¨²tbol si ante nuestros ojos est¨¢n Messi y Mbapp¨¦; Benzema y Vinicius. Incertidumbre, emoci¨®n, quiz¨¢s belleza¡ Para pelear contra la decadencia, solo vale el buen f¨²tbol.
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