La presi¨®n hunde a Kamila Valieva y queda fuera del podio
La patinadora rusa termina en cuarta posici¨®n mientras que el oro se lo lleva su compatriota Anna Shcherbakova
Suena la ¨²ltima nota del crescendo fren¨¦tico, termina la apasionada danza de cortejo, y a las notas repetidas y cada vez m¨¢s aceleradas del Bolero de Ravel les sustituye en el gran pabell¨®n del hielo de Pek¨ªn desperdigados aplausos conmovidos, tristes. No hay mucha gente en las gradas. Cuatro gatos atacados por solo el sentimiento de compasi¨®n, y lamento. En el centro de la pista, Kamila Valieva, negro vestido, y manchas rojas en el pecho, y rojos son los guantes tambi¨¦n, abandona la pose final, baja los brazos, y antes de llev¨¢rselos a la cara, antes de echarse a llorar, hace con ellos un gesto de rabia y cansancio, un ¡°dejadme en paz, ya lo hab¨¦is conseguido¡±.
Solo despu¨¦s llora. Tiene 15 a?os. Apiadada, emp¨¢tica, la patinadora espa?ola Sara Hurtado, que comenta las im¨¢genes para Eurosport, no puede evitar un suspiro que resume todos los suspiros, y unas palabras, sin aliento apenas. ¡°No es una m¨¢quina, es un ser humano¡±, dice. ¡°Y ha intentado dar lo mejor de s¨ª misma bajo el escrutinio del mundo entero¡±.
Ha sido convertida por muchos en la cara perfecta de la malignidad y perfidia intr¨ªnsecas en el sistema deportivo ruso, Putin, ya se sabe, el dopaje de estado ruso, tan conocido, y ha sucumbido. No ha sido recompensado su valor al plantear en medio de tal marejada un programa de alt¨ªsimo nivel, necesario para sobresalir en una disciplina invadida por la llamada casquada, la cascada de quads (saltos cu¨¢druples hasta hace nada quim¨¦ricos para las mujeres) que unas cuantas multiplican.
Sus dos cu¨¢druples son tropezones, su triple axel no culmina, ¡°sobregirado¡±, explica Hurtado. El cielo, tan cargado desde que un laboratorio sueco inform¨® al mundo de que hab¨ªa tomado una medicina prohibida, se ha desplomado sobre su cabeza, y ella, la mejor patinadora de largo, la que mejor combina destreza t¨¦cnica, poder f¨ªsico, gracia, ritmo, talento natural, y qu¨¦ piernas m¨¢s largas, y solo mide 1,60m, la m¨¢s admirada hasta hace 10 d¨ªas, se ha ca¨ªdo dos veces, ha tropezado, ha querido demostrar su fortaleza. Ha acabado hundida. En la puertecilla de la pista la espera su entrenadora, Eteri Tutberidze para darle su conejito de peluche, y se baja un poquito la FPP2 para que se la oiga m¨¢s claro, y la reprende. ¡°?Por qu¨¦ te has rendido?¡±, le dice, explica Reuters. ¡°Expl¨ªcamelo, ?por qu¨¦? ?Por qu¨¦ dejaste de luchar? Despu¨¦s del axel bajaste los brazos...¡±
En el aire envenenado de Pek¨ªn, el Bolero que acompa?a todos sus programas libres, no ha sido, como de costumbre, una marcha triunfal, sino una suerte de r¨¦quiem para Kamila Valieva, de Kazan, Rusia, a quien la puntuaci¨®n obtenida no le da para m¨¢s que para un cuarto lugar en la clasificaci¨®n final. Fuera del podio que ocupan sus dos compatriotas adolescentes, y amigas, y compa?eras de club y entrenadora en Mosc¨², Anna Shcherbakova, de 17 a?os, oro, y Alexandra Trusova, 17 a?os too, plata, y, m¨¢s veterana, 21 a?os, la japonesa Kaori Sakamoto (bronce).
A todas ellas, extraordinarias, casi ¨²nicas como son, les hab¨ªa ganado todas las veces esta temporada Valieva, que patin¨® la ¨²ltima porque, aunque no hab¨ªa alcanzado su nivel habitual, hab¨ªa sido la mejor en el programa corto
Ufff, qu¨¦ alivio. El Bolero atronador, en todo caso, es el himno del punto final al skategate que ha sacudido, animado y multiplicado el inter¨¦s medi¨¢tico de unos Juegos minoritarios, y suena a marcha triunfal para el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), para la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), justicia po¨¦tica, podr¨ªan argumentar los altos organismos del deporte que intentaron que Valieva no participara despu¨¦s de su positivo, seis semanas antes de los Juegos de Invierno, por una sustancia que, dicen los patinadores, no la ha hecho extraordinaria, que, dicen los fisi¨®logos, no tiene efectos sobre el funcionamiento del cuerpo, no sirve para nada. El COI acept¨® que compitiera, acatando la decisi¨®n del Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), pero con la salvedad de que si Valieva acababa entre las tres primeras no habr¨ªa entrega de medallas ni ceremonia de podio ni proclamaci¨®n oficial hasta que no termine el proceso que determine si Valieva ingiri¨® a sabiendas y con conocimiento la trimetazidina, la medicina para el coraz¨®n que ella dice que toma su abuelo, y es, por lo tanto, ella, o las personas de su entorno, culpable de dopaje. Y para eso faltan meses, pero la bomba est¨¢ desactivada. Valieva ha ca¨ªdo. La justicia que no habr¨ªan dictado los poetas ha triunfado.
La casquada tiene una int¨¦rprete privilegiada, Alexandra Trusova, que introduce cinco en su largo programa al ritmo de los Stooges, su I wanna be your dog, quiero ser tu perro, de la peli Cruella, y Trusova, en¨¦rgica y potente, y sensible tambi¨¦n, se eleva casi medio metro sobre el hielo y se mantiene en el aire seis d¨¦cimas de segundo, una eternidad, y se impulsa con los hombros, de espaldas, y gira, y gira, y gira, un molinillo acelerado, y los brazos en alto, las manos buscando el cielo. Es el programa m¨¢s puntuado. El valor de la f¨ªsica no puede, sin embargo, con el peso del arte, no contrapesa su ca¨ªda en el programa corto. No llega al oro.
El patinaje perfecto, m¨¢s cl¨¢sico, tiene en Pek¨ªn el rostro de otra adolescente, Anna Shcherbakova, bailarina, artista, t¨¦cnica, y un Osito Misha de peluche en su pecho y en su talento. La medallista de oro no presenta el programa m¨¢s arriesgado ¨Cno ataca el triple axel, salta dos cu¨¢druples¡ªpero s¨ª la mejor ejecuci¨®n, la casi perfecci¨®n en su habilidad como patinadora, en sus transiciones, en las piruetas entre saltos, la actuaci¨®n, la forma de moverse, en la interpretaci¨®n de la m¨²sica que elige, que son dos, un poco del Maestro y Margarita, m¨²sica popular, y un mucho del Lacrimosa inacabado del R¨¦quiem, que suena hermoso, y no es triste en los movimientos de Shcherbakova, la campeona del mundo de 2021, la nueva campeona ol¨ªmpica, y emocionan las ¨²ltimas notas de Mozart.
Sube al podio tambi¨¦n una mujer de m¨¢s de 20 a?os, la japonesa Kaori Sakamoto, bronce tras las dos adolescentes rusas, que se entrenan, como Valieva, bajo el f¨¦rreo yugo de la exigente Eteri Tutberidze, que exprime a las j¨®venes ya muy j¨®venes, y de su escuela salen tantas tan buenas que cumplidos 18, 19 a?os, las m¨¢s veteranas dejan la competici¨®n, sustituidas. Y no es una mu?eca humana la que ejecuta sino una mujer que no necesita expresarse con cu¨¢druples de espaldas o triples de frente, no necesita desafiar los l¨ªmites ni la f¨ªsica, y Sara Hurtado, inteligente, sensible, feminista, lo subraya y aplaude. ¡°Ha enviado al mundo con su patinaje pleno un mensaje de empoderamiento, de mujer fuerte¡±, dice la patinadora espa?ola. ¡°Llamadme so?adora, pero as¨ª es como se cambia el mundo, proclam¨¢ndolo, ¡®soy una mujer y soy fuerte¡¯, y soy hermosa¡±. Hay esperanza.
Vac¨ªos los pasillos y la pista, apagada la m¨²sica, en la sala de la conferencia de prensa, reportan en Reuters, se oyen llantos y gritos. Habla Trusova, medallista de plata, 17 a?os. Trusova no ha ganado. Estalla, Llora y grita desesperada como una persona estafada, como una a la que prometen la luna si se porta bien y no le dan nada. ¡°Todas tienen su medalla de oro, todas menos yo¡±, dice la deportista rusa, desde los cinco a?os con unas cuchillas en los pies, en la conferencia de prensa. ¡°Odio patinar. Lo odio. Odio este deporte. No volver¨¦ nunca a patinar. Nunca. Esto no deber¨ªa ser as¨ª. Esto no tendr¨ªa que ser as¨ª. Siempre intento alcanzar mi objetivo, y a?ado quads, cada vez m¨¢s quads¡ Y me dicen que en alg¨²n momento llegar¨¦, y nunca llego, y por eso estoy enfadada. Y solo quiero llorar¡ Llevo tres semanas sola, sin mi madre, sin mis perros...¡±
Apagados los focos de los Juegos Ol¨ªmpicos, lo que queda de la peripecia jur¨ªdica del posible dopaje de Valieva, y las repercusiones que tendr¨¢ sobre el lugar de Rusia, su imagen siempre oscurecida, se desarrollar¨¢ en perfil bajo. Y la niebla crece y envuelve el futuro de la patinadora, que no es una m¨¢quina, que es una ni?a de 15 a?os, y qu¨¦ ser¨¢ de ella.
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