Espa?oles por Europa
El Madrid sac¨® su gen competitivo, en el Atl¨¦tico hablan del cholismo pero... ?qu¨¦ me dicen del Villarreal?
Finalizados los cuartos de final de la Champions y atendiendo lo que dicen los datos, las fr¨ªas y racionales cifras, la tan devaluada Liga espa?ola tiene a tres representantes en la competici¨®n, tantos como la potente Premier League. Los otros dos equipos, seguro que ya lo saben, pero solo por recordar, son el Bayern de M¨²nich y el Benfica, el equipo que, casualidad o no, dej¨® fuera al Bar?a, enviando a los cul¨¦s a descubrir la magia de los jueves europeos, con lo ricas que son esas 24 horas que separan mi¨¦rcoles y jueves, sobre todo cuando en el fin de semana te espera un cl¨¢sico.
Uno dir¨ªa, como conclusi¨®n m¨¢s primaria, que ojal¨¢ la peor temporada del futuro sea tan limitada como esta de 2022. De esa forma tendr¨ªamos reservados, m¨ªnimo, tres puestos en el bombo de cuartos. Uno podr¨ªa seguir con el razonamiento si nos fijamos en los equipos que han dejado fuera los espa?oles: Par¨ªs Saint-Germain, Manchester United y Juventus, tres nombres pertenecientes a esa clase alta que siempre aspira a los ¨²ltimos cuadros de la gran competici¨®n europea de clubes.
Si a todos esos ingredientes le sumamos la ¨¦pica que acompa?¨® las tres clasificaciones, con los 30 minutos de hurac¨¢n en el Bernab¨¦u, la s¨®lida propuesta del Atl¨¦tico para defender el gol de Renan Lodi, y otra puesta en escena maravillosa del Villarreal para aguantar m¨¢s de una hora los envites de la Juve y sentenciar la eliminatoria en 25 minutos finales primorosos, todos los elementos nos llevan a concluir que si bien, tal vez, hoy en d¨ªa las apuestas no den mucho por un equipo espa?ol en la final, seguro, seguro, seguro que quienes se encuentren con ellos en cuartos van a saber que a falta de brillantez, todos ellos han aprendido a competir de maravilla en esa selva futbol¨ªstica que es la Champions.
En este momento del texto, mis nuevos amigos latinoamericanos madridistas me dir¨ªan que el Real siempre ha tenido ese gen competitivo y que, tal vez, fue ese elemento (bueno, si le sumas a Benzema, Courtois y compa?¨ªa a esa ecuaci¨®n, todo cuadra) el que marc¨® la diferencia con los parisinos. Tambi¨¦n los seguidores del Atl¨¦tico me hablar¨ªan del cholismo y su reaparici¨®n en el mejor escenario competitivo para demostrar que las lecciones aprendidas con sudor y l¨¢grimas no se olvidan nunca.
Pero, ?qu¨¦ me dicen del Villarreal?
Siempre he asociado a los groguets con el buen juego, con la asociaci¨®n, con jugadores de buen pie y que te pueden desbordar desde esa falsa apariencia de equipo amable. Y, sin embargo, han hecho de su capacidad de sufrir, de aguantar, de medir correctamente los tiempos de cada eliminatoria, un arma letal para todo el que se acerca confiado. Vean si no el partido contra la Juve, con muchos minutos de vivir de la estructura defensiva. Una estructura en la que, eso s¨ª, no faltaba ning¨²n ladrillo, ya que todos los jugadores sumaban en la presi¨®n y cerraban pasillos interiores. Una presi¨®n donde Albiol y Pau se hicieron cargo de Vlahovic, uno de esos delanteros para los que un mil¨ªmetro es un corredor ilimitado, y si hac¨ªa falta, Rulli pon¨ªa el cierre a su porter¨ªa para acabar con toda opci¨®n de gol juventino.
En eso andaban cuando sali¨® al campo Gerard Moreno junto a Chukwueze. Un cuarto de hora le dio Emery ¡ªm¨¢s la posible pr¨®rroga¡ª para que volviera a recuperar sensaciones. Vaya estadio y vaya partido para hacerlo. Y Gerard dio una clase magistral de c¨®mo jugar de delantero moderno, esos que son nueves siendo falsos nueves. Y mientras respond¨ªa sobre el terreno a las preguntas del periodista con respuestas tan sabias y certeras como su juego, me preguntaba yo para mis adentros cu¨¢nto valdr¨ªa este tipo si esa camiseta amarilla que llevaba fuera, por ejemplo, la de un equipo alem¨¢n.
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