Espa?a, medalla de plata en el relevo 4 x 400 metros
Bruno Hortelano, I?aki Canal, Manuel Guijarro y Bernat Erta logran el segundo podio espa?ol tras el oro de Mariano Garc¨ªa en los 800 metros
Manuel Guijarro parece desbordado. Tiene a tres gigantes delante, tres que le han zarandeado para pasarlo imperiosos, un holand¨¦s, un belga, un brit¨¢nico, tres armarios le cierran el paso en la final del 4x400 relevos. Adelantarlos con un testigo, un tubo, en la mano, parece fuera de cuesti¨®n, imposible. ?En una pista de 200m, en un ovalito de apenas rectas y curvas cerradas por la calle uno en las que patinan y la fuerza centr¨ªfuga los escupe?
No way, Manuel.
?Que no?
Manuel es Manuel Guijarro, y es de Villarrobledo, Albacete. No conoce el miedo en las calles. Se las sabe todas. Es una fuerza desatada. Un toro, y un coraz¨®n decidido en una pista de atletismo tan caldeada que se mastica el sudor, y el olor penetrante a adrenalina, testosterona liberada, excitaci¨®n, marea. La reina del atletismo serbio, Ivana Spanovic, acaba de ganar la longitud (7,06m; s¨¦ptima, F¨¢tima Diame, 6,71m); Mondo tiene la p¨¦rtiga en la mano ante un list¨®n tan alto, 6,20m, la altura del balc¨®n de un segundo piso, por lo menos, y un bajo, que nadie ha probado a superarlo antes en la historia. Nadie ve imposibles. Guijarro, acelerado, menos. No ve imposibles. Ve una rendija por el interior y se lanza, antes de la curva del 300m, su ¨²ltima oportunidad. Y en una maniobra ins¨®lita, nunca vista antes, y tan fugaz que dura un abrir y un cerrar de ojos, adelanta a los tres por el interior, a Agard, a Sacoor, a Reardon, les saca un metro, dos, y entrega el primero el testigo al cuarto relevista, a Bernat Erta, el h¨¦roe de la medalla del Europeo de Glasgow. Todo era posible, claro.
Anochece en Belgrado. Mondo espera. El list¨®n sigue ah¨ª.
Unas horas antes. El sol del mediod¨ªa luce en Belgrado con las esperanzas juveniles de los relevistas hambrientos liderados por Bruno Hortelano, sabio abrepista de I?aki Ca?al, Manuel Guijarro y Bernat Erta. Corren la semifinal m¨¢s r¨¢pida del 4x400 (3m 6,98s), una fase en la que queda eliminado Estados Unidos despu¨¦s de que su ¨²ltimo relevista, Isaiah Harris, aquel al que Mariano Garc¨ªa dec¨ªa ¡°cabrito¡± por su forma de correr el 800m, se rompiera el isquio, y acaban tan exaltados, se sienten tan maestros, que Hortelano asegura, ¡°y en la final m¨¢s, y no hablo de medalla, hablo de oro¡±. Se equivoca por poco el capit¨¢n de los cuatrocentistas, que buscaba, al frente del grupo, una suerte de redenci¨®n personal, el ¨²ltimo paso de su regreso al reino de los mejores de la cuesti¨®n, una forma de borrar de muchas memorias su ¨²ltimo relevo en el Europeo de Berl¨ªn, estadio ol¨ªmpico a rebosar, el verano de 2018. Deber¨ªa haber sido la coronaci¨®n de la generaci¨®n de Samuel Garc¨ªa, Lucas B¨²a y ?scar Husillos, los que dieron vida y aire al relevo largo despu¨¦s de a?os en el subsuelo. A Hortelano, que calcul¨® mal, tal era su deseo de llegar el primero, le sobraron 20 metros. El oro fue bronce.
En Belgrado el oro fue plata, pero fue oro, oro, hasta falta de 100m, y estaba en las piernas incre¨ªbles de Erta, a quien B¨²a hab¨ªa te?ido de rubio cuando el ¨¦xito de Glasgow, y a¨²n le quedan mechones te?idos en su melena ca¨®tica. Y corri¨® tan bien como siempre, como en la semifinal, en la que hizo concebir falsas esperanzas a sus rivales, que no le pudieron. En la final, sin embargo, corr¨ªa con la muerte en los talones, como unas horas antes Jakob Ingebrigtsen en su 1.500m frustrado por el ataque final del et¨ªope Tefera. A Erta le clav¨® el cuchillo en la ¨²ltima curva, fr¨ªo, calculador, experto, el cuarto de los belgas, Kevin Borl¨¦e, una familia, un pa¨ªs que solo vive para el relevo. Y no se hundi¨® el leridano extraordinario, sino que aguant¨® la acometida final, desesperada, del neerland¨¦s Van Diepen. Y Espa?a (3m 6,82s) fue de plata. Para B¨¦lgica (3m 6,52s), el oro, y para Pa¨ªses Bajos (3m 6,90s), el bronce.
Es la segunda medalla del atletismo espa?ol en Belgrado, que se hab¨ªa levantado el domingo con la bruma falsificadora levantada por el esplendor de Mariano Garc¨ªa Garc¨ªa y el cansancio de Adel Mechaal, que termina s¨¦ptimo su final de los 3.000m y critica a la federaci¨®n, y lamenta que le obligaran a pasar por Madrid el lunes pasado, asistir a la sesi¨®n de despedida ante autoridades y medios de los 27 de la selecci¨®n el martes, y desde all¨ª tomar con todo el equipo, ¨¦l, su capit¨¢n, un vuelo para Belgrado el mi¨¦rcoles para competir viernes y domingo. ¡°Y yo estaba en Estambul, donde vivo con mi mujer y habr¨ªa llegado mucho mejor directo a Belgrado desde all¨ª, y con el viaje tan pesado he llegado cansado¡±, explica en la zona mixta Mechaal, hace nada una figura stajanovista de la competici¨®n y el entrenamiento, e imparable, infatigable absoluto, tres carreras de 1.500m, siete de 3.000m, dos crosses largos y un 10 kil¨®metros en asfalto disputados en dos meses; plusmarquista de Europa (7m 30,82s) hace seis semanas en Nueva York; doble campe¨®n de Espa?a, 1.500m y 3.000m hace tres semanas en Ourense. El cansancio del viaje y de una temporada cargada, y una mejor forma alcanzada hace un mes y quiz¨¢s ya pasada, lo acusa Mechaal en una semifinal en la que se entrega a jugar al pillar con el intocable Selemon Berega y, m¨¢s que nunca, en una final no muy r¨¢pida para sus est¨¢ndares a la que llegaba pensando en una medalla y corri¨® fuera de juego. Gan¨® Barega (7m 41,38s) por delante del tambi¨¦n et¨ªope Girma (7m 41,63s) y el brit¨¢nico Marc Scott (7m 42,02s).
Y a media tarde, a¨²n hay sol, y lo enciende Asier Mart¨ªnez, el vallista tremendo de Zizur, 21 a?os, quien se clasifica para la final despu¨¦s de lograr la mejor marca de su vida (7,55s) en una semifinal en la que el norteamericano Grant Holloway, el monstruo de la distancia, igualara, 7,29s, el r¨¦cord del mundo que ¨¦l mismo consiguiera hace un a?o en la pista de Gallur, en Madrid. Queda tercero Asier Mart¨ªnez y pasa con el mejor tiempo de los no clasificados por puestos, y huye por poco m¨¢s de una cent¨¦sima del cruel e in¨¦dito destino del japon¨¦s Shusei Nomoto, quien, empatado a mil¨¦simas con el brit¨¢nico David King (7,565s) en el octavo puesto, y no hay nueve calles, pierde el sorteo que decidi¨® qui¨¦n ocupaba la ¨²ltima calle.
Y tiene derecho Asier Mart¨ªnez, tan asentado en la elite, tan seguro en la alta competici¨®n, a sentir una especie de d¨¨ja vu, pues junto a Holloway corri¨® en aquel Gallur de febrero y tambi¨¦n a su lado disput¨® en agosto la final en el estadio ol¨ªmpico de Tokio de los 110m, y no acab¨® tan lejos. Segundo el norteamericano (13,09s), sexto el navarro (13,22s). En la final, Asier Mart¨ªnez corri¨® casi tan bien, y crey¨® acabar tercero porque, desde su calle, la dos, no ve¨ªa bien el centro. Roz¨®, y cayeron, las vallas cuarta y quinta, y en los ¨²ltimos metros sufri¨® la acometida final del franc¨¦s Martinot Lagarde (7,50s), plata, y el norteamericano Jarred Eaton (7,53s), bronce. Por delante ya hab¨ªa pasado, tan superior, Holloway (7,39s). Por detr¨¢s, tan pegado que se vio tercero, pero fue cuarto (7,57s), el navarro de Zizur, 21 a?os, que proclama: ¡°Pero yo soy corredor de verano, de 110m, ?eh? Esto de invierno solo fue un test¡¡±. Y hay que creerle y no creerle: es atleta de invierno y verano, de pista corta y de pantalones largos, y de pista larga tambi¨¦n.
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