M¨¢s Espa?a lejos de Madrid
Lo que se ha ido construyendo es un equipo de autor que entusiasma a los ni?os, agrada a los j¨®venes y enerva a una serie de veteranos que sent¨ªan m¨¢s propia la Selecci¨®n cuando el siete era un nombre, no un n¨²mero
Espa?a se asemeja much¨ªsimo a Espa?a cuando se aleja de Madrid, especialmente en lo futbol¨ªstico pero sin descartar otro tipo de ¨¢mbitos y consideraciones que tampoco vienen al caso¡ O s¨ª, ya lo iremos viendo en el transcurso de las siguientes l¨ªneas. De momento, concedamos como un ¨¦xito rotundo la visita de la Selecci¨®n Espa?ola a Riazor, que no se llen¨® del todo por un peque?o error de c¨¢lculo: los de Catoira, que es un pueblo situado a cien kil¨®metros de A Coru?a y con profundas ra¨ªces vikingas, no fueron quienes de movilizarse para lucir pieles de entretiempo y mostrar alg¨²n apoyo desde las gradas a sus parientes islandeses.
La Espa?a chiquipark, esa Espa?a joven y plural que no pide pureza de sangre a los futbolistas nacionalizados, ni exige un cupo concreto de nacionalmadridismo en su selecci¨®n, ovacion¨® a ?lvaro Morata como si sus padres vendiesen congelados en el Orz¨¢n y el chaval hubiese dado sus primeros pasos en la ciudad deportiva de Abegondo. Voces j¨®venes pero acompasadas con el bombo de Manolo, capaces de entonar el desgastado ¡°alab¨ªn, alab¨¢n¡± en pleno siglo XXI como muestra de respeto a las tradiciones pero, al mismo tiempo, entregadas a la modernidad de un equipo renovado en fondo y forma por Luis Enrique, pese a las reticencias de unos cuantos millones de entrenadores y varias docenas de altavoces medi¨¢ticos: lejos de Madrid, a nadie parece importar la edad de Gavi o la masa muscular de Pedri, aclamados por el p¨²blico coru?¨¦s como los nuevos grandes ¨ªdolos del actual combinado nacional.
Es curioso, ?verdad? Mientras algunos expertos -profesi¨®n de moda, por cierto, pues no exige titulaci¨®n- achacan la actual deriva de la vida pol¨ªtica a un proceso de futbolizaci¨®n, el f¨²tbol espa?ol est¨¢ consiguiendo espantarse la politizaci¨®n pretendida por otro buen n¨²mero de expertos -no necesariamente los mismos- sin necesidad de perder la esencia que confiere al deporte rey gran parte de su encanto. Incluso en tiempos de grandes consensos deportivos, como los actuales, el f¨²tbol nos sigue ofreciendo la posibilidad de discrepar, de elucubrar, de proponer alternativas e incluso de ¡°fliparnos mogoll¨®n¡±, que una expresi¨®n muy t¨ªpica entre los chavales que ya peinamos canas y sobrepasamos los cuarenta a?os.
A unos les convence m¨¢s Dani Olmo y otros intuyen m¨¢s veneno en los pies de Pino. Koke nos parece mejor solo que acompa?ado pero, claro, ah¨ª sigue Sergio Busquets impartiendo c¨¢tedra y cerrando el paso al madrile?o, Rodri y compa?¨ªa. ?ric Garc¨ªa se intuye fr¨¢gil hasta que seca a Mbapp¨¦ en la Copa de Naciones y Guillam¨®n sugiere tantas cualidades que uno ya no sabe en qui¨¦n fijar la comparaci¨®n. Para el lateral izquierdo tenemos alternativas y alternativas, tantas que dan ganas de reinventar el juego y ponerlos a todos juntos, incluidos Angeli?o y Javi Gal¨¢n, que todav¨ªa no han ido convocados pero qui¨¦n sabe. Y as¨ª, entre dudas y certezas, lo que se ha ido construyendo es un equipo de autor que entusiasma a los ni?os, agrada a los j¨®venes y enerva a una serie de veteranos que sent¨ªan m¨¢s propia la Selecci¨®n cuando el siete era un nombre, no un n¨²mero, y a tomar ca?as se le llamaba tomar ca?as, no libertad.
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