Pello Bilbao se adelanta a Alaphilippe
El corredor vasco neutraliza sobre la l¨ªnea de meta la estrategia del Quick Step en la tercera etapa de la Itzulia
Eso de que los hijos llegan con un pan debajo del brazo es algo cuestionable. A veces es un pan, a veces un disgusto, pero no se puede generalizar ni en un sentido ni en otro. A los ciclistas, en ocasiones, les llega con una etapa. Pello Bilbao no ha sido padre todav¨ªa, pero lo ser¨¢ en breve, y su victoria es la etapa debajo del brazo que tanto persigui¨®.
Su hija, que eso ser¨¢, seg¨²n dicen las ecograf¨ªas que ahora son muy precisas, se llamar¨¢ Martina, y alg¨²n d¨ªa le contar¨¢n que cuando Andrea, su madre, estaba a dos meses de dar a luz, su padre gan¨® una etapa en la Vuelta al Pa¨ªs Vasco, que no es poca cosa, porque adem¨¢s se la arrebat¨® en sus narices al favorito Julian Alaphilippe, vestido con el jersey arco¨ªris, tan lozano, que pocos kil¨®metros antes hab¨ªa mantenido un concili¨¢bulo con su compa?ero Remco Evenepoel para preparar la llegada, repetir la jugada del d¨ªa anterior, y llevarse otro triunfo parcial, pero no sali¨®, porque se col¨® Pello.
Vuelta al Pa¨ªs Vasco. Clasificaciones
Est¨¢ muy bien aquello de que la tierra es para quien la trabaja, o la etapa para el que la suda, pero, como en la vida, no siempre el reparto es justo; de hecho, no lo es casi nunca. Sin embargo, Bilbao se la sud¨®, se la trabaj¨® y la gan¨®. ¡°No estaba convencido al cien por cien de que pod¨ªa superar a Alaphilippe en el esprint¡±, apunta Pello. ¡°Por eso lo intent¨¦ a falta de seis kil¨®metros, y a tres¡±, pero no hubo manera, porque el grupo de los 16 elegidos que deb¨ªan disputar la victoria no permit¨ªa alegr¨ªas. As¨ª que esper¨® a la llegada, a las ¨²ltimas pedaladas, cuando Evenepoel se retir¨® despu¨¦s de tirar del carro durante 500 metros y se abri¨® a un lado, para que Alaphilippe diera el ¨²ltimo arre¨®n.
Tras la estela del campe¨®n del mundo viajaba Pello Bilbao, sin despegarse ni un cent¨ªmetro, y cuando el ¨¢cido l¨¢ctico invad¨ªa los m¨²sculos de las piernas del franc¨¦s, en ese ¨²ltimo esfuerzo, el corredor de Gernika se abri¨® al viento que azota violento en el rostro a esa velocidad, y se adelant¨® lo suficiente, con el ¨²ltimo golpe de pedal, para ganar la etapa, levantar los brazos y dedic¨¢rselo a Andrea, su mujer, que le vio pasar en el ¨²ltimo puerto, sin saber, claro est¨¢, lo que iba a suceder despu¨¦s.
Lo que pas¨®, de hecho, fue lo ¨²nico trascendente de una etapa que invitaba a mucho pero que apenas ofreci¨® nada. Aterrizaba la Itzulia en Amurrio, un pueblo que lleg¨® a tener un equipo ciclista profesional de 1960 a 1974, el Licor Karpy, patrocinado por las destiler¨ªas Acha, fundadas hace 190 a?os y que todav¨ªa fabrican bebidas alcoh¨®licas en la localidad alavesa, que tiene en su factor¨ªa un peque?o museo de la bicicleta. Con un trazado sinuoso, varias subidas exigentes, y caminos estrechos, el aficionado se relame en jornadas as¨ª, pero todo depende de qui¨¦n quiera pelea. Las quiso el prometedor Cristian Rodr¨ªguez, pero sus esfuerzos quedaron neutralizados por el grupo de los principales, en el que Jonas Vingegaard vigilaba las andanzas de su jefe, Primoz Roglic, que decidi¨® pasar el d¨ªa en modo mantenimiento, e incluso a ratos en modo avi¨®n. ¡°Estaba cansado y era un d¨ªa duro¡±, alegaba el esloveno. ¡°Prefer¨ª estar con el grupo y salvar el d¨ªa¡±. Y nadie replic¨®. S¨®lo hubo fuegos de artificio de Adam Yates, o de Evenepoel, y los esfuerzos despu¨¦s recompensados de Pello Bilbao, pero poco m¨¢s, as¨ª que la General sigue m¨¢s o menos igual. La cuarta etapa, entre Vitoria y Zamudio promete otra vez emociones, pero las promesas en el ciclismo, caducan enseguida.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.