La Itzulia retrocede un lustro
El colombiano Daniel Felipe Mart¨ªnez gana en Zamudio en la cuarta jornada con un guion que se repite etapa tras etapa
La Vuelta al Pa¨ªs Vasco es un espacio de tradici¨®n, as¨ª que pega poco que la meta se sit¨²e en un parque tecnol¨®gico, s¨ªmbolo de la modernidad. Ya no se asoman a las carreras los obreros de las f¨¢bricas embutidos en su mono azul, limpi¨¢ndose las manos de la grasa de las cadenas de producci¨®n, ni entusiasmados soldados de reemplazo a las puertas del cuartel con el sargento ordenando el rompan filas por un rato; ni siquiera las monjitas con su toca y agitando banderitas, como en el documental Vive le Tour que dirigi¨® el director de culto franc¨¦s Louis Malle, tan contentas ellas con las viseras de cart¨®n que reparten los chocolates Poulain.
En un parque tecnol¨®gico, los trabajadores visten casual y en algunos casos con traje, y para cuando llega la carrera ya han acabado su jornada laboral, o tal vez es que ni siquiera han aparecido por all¨ª en tiempos del teletrabajo, as¨ª que la meta est¨¢ un tanto desangelada cuando Daniel Felipe Mart¨ªnez, miembro de n¨²mero de un equipo que descansa en la tecnolog¨ªa, llega a la meta. Lo m¨¢s artesanal que se puede encontrar cerca de Zamudio es el taller de orfebrer¨ªa del Athletic en Lezama, aunque cada vez est¨¢ todo m¨¢s estudiado, m¨¢s informatizado, y ya no se f¨ªan los resultados a la vista de lince de cazadores de talentos como el a?orado Piru Gainza.
En un ciclismo de pinganillos, puls¨®metros, frenos de disco, cambios electr¨®nicos, geles energ¨¦ticos de efecto inmediato, men¨²s personalizados, gregarios rob¨®ticos que llegan hasta su l¨ªmite y m¨¢s all¨¢, y hasta colchones que viajan de hotel en hotel con cada ciclista, en el que casi han desaparecido las p¨¢jaras espectaculares, los desfallecimientos tremebundos o la intuici¨®n para saber si el rival est¨¢ o no est¨¢, si el ataque que intenta es en realidad un farol, o si la mala cara que pone es s¨®lo teatro; en ese ciclismo, no obstante, ha comenzado a proliferar el descontrol debido a una nueva generaci¨®n de ciclistas rebeldes e inconformistas que pululan por todas las carreras. Pogacar, que no est¨¢ en la Itzulia, encabeza la revoluci¨®n.
Y sin embargo, la Vuelta al Pa¨ªs Vasco parece haber regresado un lustro hacia atr¨¢s. La carrera vasca, despu¨¦s de la contrarreloj inicial, ha vuelto a los a?os en los que la transgresi¨®n parec¨ªa estar mal vista por los corredores y sus directores, y las tres etapas en l¨ªnea que sucedieron a los siete kil¨®metros iniciales se repiten como los cap¨ªtulos de cualquier serie de ¨¦xito en las plataformas televisivas. En la tecnol¨®gica meta de Zamudio, como antes en Amurrio, o el martes cuando la carrera lleg¨® a la principesca Viana, se han repetido los patrones: una escapada que se permite casi hasta el l¨ªmite, el aceler¨®n en los ¨²ltimos kil¨®metros de quienes est¨¢n interesados en el final de etapa, la abulia del l¨ªder que no necesita m¨¢s que a su lugarteniente Jonan Vingegaard para transitar tranquilo, y la aparici¨®n final del otrora rebelde Remco Evenepoel para, disciplinado ¨¦l, hacerle los deberes a su compa?ero Julian Alaphilippe.
La jugada sali¨® bien el martes, pero encontr¨® la oposici¨®n de Pello Bilbao el mi¨¦rcoles y la de Daniel Felipe Mart¨ªnez el jueves, as¨ª que el mismo guion cont¨® con diferente desenlace, pero cualquiera lo podr¨ªa haber adivinado. El franc¨¦s, campe¨®n del mundo, se qued¨® a medio tubular de repetir el triunfo del martes.
El ganador en Zamudio cont¨® con la colaboraci¨®n de un vencedor del Tour, el gal¨¦s Geraint Thomas, metido cual maletilla, en la escapada del d¨ªa, y que se dej¨® llevar despu¨¦s para ayudar al vencedor colombiano despu¨¦s de que el franc¨¦s Victor Lafay alimentara durante algunos kil¨®metros, tras la segunda ascensi¨®n al Vivero, una de las colinas que convierten Bilbao en el Bocho, la posibilidad de ganar la etapa. Pero no pas¨®, porque otra vez afin¨® el pelot¨®n y le caz¨® a medio kil¨®metro de la meta, para que sucediera lo de siempre, la llegada apretada, la victoria de Mart¨ªnez, esta vez, y la ascensi¨®n al podio de Primoz Roglic, l¨ªder desde el primer d¨ªa, que va un paso m¨¢s all¨¢ de Simeone, a la hora de afrontar la carrera.
Ni siquiera sabe lo que se le viene en la quinta etapa: ¡°No he estudiado nada, no s¨¦ nada, lo ¨²nico que quiero es tener buenas piernas¡±. Le hablan de una ¨²ltima subida que se las trae antes de alcanzar la meta de Mallabia. ¡°A veces es mejor no saber lo que va a venir¡±, sentencia. Como en los tiempos en los que Louis Malle filmaba el ciclismo.
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