El candado del Villarreal puede m¨¢s que el Bayern
El equipo espa?ol alcanza las semifinales tras exponer todas las miserias del equipo m¨¢s regular de la Champions en los ¨²ltimos a?os, agotado por una crisis interna que apunta a un cambio de ciclo
El catenaccio de Unai Emery expuso las miserias del Bayern, el equipo m¨¢s regular de la Champions en la ¨²ltima d¨¦cada, deshecho por una crisis interna que primero le priv¨® del entusiasmo y despu¨¦s lo aboc¨® a la eliminaci¨®n m¨¢s inesperada. A semifinales acudir¨¢ el Villarreal, exponente del toque progresivamente transformado en m¨¢quina del cerrojazo. Este equipo es digno del mejor Trappatoni. La obra culmin¨®, como es de rigor, en un contragolpe. Lo interpret¨® Gerard Moreno con unos pasos de baile de maestro en el arte de no caer en fuera de juego. Su entrega dej¨® solo a Chukwueze, que meti¨® el 1-1 cuando restaban dos minutos para el final. Como si hubieran faltado dos a?os. Al Bayern ya se le hab¨ªa puesto cara de momia.
El Allianz Arena registr¨® el segundo lleno tras la pandemia. Cuando los equipos saltaron al campo, la grada rindi¨® homenaje a Torpedo M¨¹ller como quien invoca la divinidad del gol, y los jugadores del Villarreal formaron un c¨ªrculo en medio del campo. Abrazados con las cabezas api?adas, durante unos segundos escenificaron el fort¨ªn espiritual. El ¨¢rbitro puso el bal¨®n en juego y lo primero que hicieron fue formar un bloque de absorci¨®n a 10 metros de su ¨¢rea. No transcurri¨® un minuto y todos, salvo Danjuma, se replegaron al cuadrante de 16 metros sobre la l¨ªnea de gol. As¨ª permanecieron, b¨¢sicamente, hasta el descanso. Sin necesidad de que los centrales intervinieran en m¨¢s de cinco acciones directas para evitar remates, sin recibir m¨¢s que un tiro de cabeza, obra de Mussiala, a las manos de Rulli. El Villarreal permaneci¨® encerrado sin sufrir contratiempos porque el rival que los asedi¨® fue el Bayern m¨¢s deformado y triste que se recuerda.
La primera jugada del partido fue un centro de San¨¦ a la grada. La segunda fue otro centro de San¨¦ que pill¨® a Lewandowski en fuera de juego, algo ins¨®lito dada la falta de espacios, revelador de la rigidez del delantero polaco y de la previsibilidad de la maniobra, reproducida con monoton¨ªa regular. El Bayern necesitaba un ataque masivo y asfixiante. Todo lo que produjo durante la primera parte fueron centros con variaciones m¨¢s o menos l¨¢nguidas desde los pies de San¨¦ y Coman, dispuestos como carrileros en un esquema con tres defensas, Kimmich y Goretzka en el medio, M¨¹ller y Mussiala entre l¨ªneas, y Lewandowski en el v¨¦rtice. Ni en sus mejores d¨ªas este Bayern fue un equipo refinado. Pero nunca dej¨® de ofrecer prestaciones de infalible tractor de cosecha. Result¨® penosa la falta de dinamismo y ardor en la presi¨®n que exhibi¨® contra el Villarreal en una noche que demandaba reacciones inmediatas ante un p¨²blico exaltado.
El primer disparo correspondi¨® a Gerard Moreno y se fue desviado. Fue un s¨ªntoma revelador del estado de perplejidad en el que vive instalado el equipo b¨¢varo en las ¨²ltimas semanas, distra¨ªdo en conflictos internos que apuntan a un proyecto de regeneraci¨®n de la plantilla. Ni los jugadores se sienten queridos ni el club les muestra mucho aprecio en una crisis en la que, de momento, Julian Nagelsmann, el t¨¦cnico, ha salido reforzado. La problem¨¢tica de la convivencia en pleno cambio de ciclo impregn¨® al equipo local en cada uno de los ataques que practic¨® hasta el descanso. Lo dirigi¨® Kimmich, que miraba pero no ve¨ªa, de tanto pasarle balones a compa?eros marcados.
El Bayern dio muestras de frustraci¨®n y el Villarreal no hizo m¨¢s que buscar a Moreno con pases largos que casi invariablemente le ganaron Upamecano y Lucas. El ejercicio de resistencia fue tan pobre como el ataque de su oponente en un clima que se volvi¨® sopor¨ªfero. En la banda, Emery ped¨ªa calma con las manos, como si el partido no hubiese entrado hac¨ªa rato en fase de par¨¢lisis. El Villarreal pas¨® m¨¢s de 10 minutos metido en su ¨¢rea y a la que enlaz¨® dos pases seguidos, Danjuma se qued¨® solo ante Neuer. Pero el disparo del extremo se fue desviado, evidencia del estado mental en el que vivi¨® Danjuma, fr¨ªo como un marmolillo de tan poco entrar en juego, desquiciado a fuerza de tirar desmarques en el desierto.
Gerard Moreno: ¡°Cometieron el error de no matarnos¡±
¡°?S¨ª se puede!¡±, cant¨® la expedici¨®n de hinchas visitantes, excitados ante la ocasi¨®n de Danjuma. La gente se emocion¨® con lo poco que le ofrecieron. Tras el descanso, el Bayern aceler¨® apenas. Se vieron algunos desmarques briosos, jugadores que ped¨ªan la pelota entre l¨ªneas, lo m¨ªnimo indispensable. Fue suficiente para que a Lewandowski le llegara un bal¨®n cuando merodeaba el balc¨®n del ¨¢rea. De espaldas, de parado, se gir¨® y ejecut¨® la clase de operaci¨®n espec¨ªfica que le ha convertido en celebridad: meti¨® la pelota entre Albiol y Pau Torres, que de tan asfixiados que iban de hacer movimientos explosivos en cinco metros, no se bastaron para cerrar la brecha. El tiro peg¨® en el poste y entr¨® para algarab¨ªa de la muchedumbre, que rompi¨® a gritar despu¨¦s de sumirse en un silencio pasmoso. El mismo mutismo en el que recay¨® inexorablemente arrastrada por la inercia de un bloqueo tan prometedor para el Villarreal como letal para un Bayern.
En un equipo con vida, el gol de Lewandowski habr¨ªa insuflado determinaci¨®n y optimismo. En este Bayern, el 1-0 solo sirvi¨® para reforzar la impresi¨®n de colapso. Ten¨ªan el bal¨®n, pero no lo administraban; disparaban a puerta, pero sin ¨¢ngulos abiertos; se agitaban, pero con poco sentido. Cada minuto que empe?¨® el Villarreal en su pesada faena de supervivencia le brind¨® m¨¢s certezas, mientras que su rival lo experiment¨® como la constataci¨®n de que lo que hicieran ser¨ªa in¨²til. Perdido el entusiasmo, lo perdi¨® todo.
¡°Cometieron el error de no matarnos¡±, dictamin¨® Gerard Moreno en plena celebraci¨®n. El capit¨¢n del Villarreal habl¨® de la eliminatoria como si la estrategia del Villarreal hubiera consistido en ofrecerse en sacrificio en un juego de azar que su adversario no interpret¨® bien. No le falt¨® cierta raz¨®n. ¡°Llevamos a los rivales al l¨ªmite¡±, dijo Ra¨²l Albiol, que reconoci¨® que en el proceso, el propio Villarreal tambi¨¦n se aproxim¨® a la cat¨¢strofe. ¡°Hemos sufrido much¨ªsimo¡±, coment¨®, con el trofeo al mejor jugador de la noche entre las manos, prueba fehaciente de una proeza que conduce al equipo de Castell¨®n a las segundas semifinales de Champions de su historia.
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