Rodrygo y el interruptor de la remontada contra el Chelsea

Cuando los jugadores del Chelsea pisaron por fin la hierba del Santiago Bernab¨¦u, sacaron los m¨®viles e inundaron los grupos familiares de WhatsApp con fotos y v¨ªdeos de lo que se ve¨ªa desde all¨ª abajo. Entonces, una hora antes del partido, a¨²n era una bestia dormida, adem¨¢s de un edificio a medio hacer, patas arriba. Sin embargo, sintieron que no se encontraban en un lugar cualquiera. Para explicarlo, una fuente con acceso al vestuario del Chelsea se?ala una broma que acompa?¨® a una de las im¨¢genes: ¡°Dec¨ªan que parec¨ªa que nunca hab¨ªan visto un campo de verdad¡±.

No el Bernab¨¦u, donde no hab¨ªa jugado nunca el equipo londinense. Ni siquiera lo hab¨ªan catado en el tradicional ¨²ltimo entrenamiento antes de un partido de Champions que se realiza la tarde antes. Thomas Tuchel, que s¨ª hab¨ªa estado all¨ª con el PSG, prefiri¨® mantener a su gente en la ciudad deportiva de Cobham hasta el ¨²ltimo momento, y entrar en contacto con el Bernab¨¦u lo m¨ªnimo.

Los ¨²ltimos que hab¨ªan pasado por all¨ª en la Champions, un mes antes, hab¨ªan sido los futbolistas del Paris Saint-Germain, que durante d¨ªas rumiaron perplejos una pregunta: ¡°?Qu¨¦ nos ha pasado?¡±.

Sin embargo, en el momento del tour de reconocimiento del martes, y durante casi 80 minutos de f¨²tbol, tanto el estadio como el Madrid permanecieron adormilados, mientras el Chelsea acumulaba goles y parec¨ªa haberlos sepultado bajo un sonrojante 0-3, como r¨¦plica al 1-3 de la ida. Dos minutos m¨¢s tarde, entr¨® Rodrygo en el campo, acompa?ado de una certeza ins¨®lita, a la altura de la noche loca del PSG y de lo que estaba a punto de suceder.

Horas antes del partido, cuando dedujo que no ser¨ªa titular porque Carlo Ancelotti no le hab¨ªa dicho nada, envi¨® un mensaje a su gente con dos ideas: sab¨ªa que iba a ser un partido complicado y que al final el equipo le iba a necesitar. Estaba seguro, les dijo.

El brasile?o entr¨® al campo cuando en el reloj se le¨ªa 77.15 y en el marcador, 0-3. Menos de dos minutos m¨¢s tarde, con 79.09, toc¨® la pelota por primera vez. Se trataba de un bal¨®n que ca¨ªa entre el punto de penalti y el ¨¢rea peque?a despu¨¦s de un exquisito golpeo con el exterior de la diestra de Modric. Fue el 1-3, y ¨¦l, como todos, sab¨ªa lo que significaba: ¡°Mantuvo al equipo vivo en la eliminatoria¡±, dijo a una televisi¨®n brasile?a.

Ese toque lo cambi¨® todo. Como explicaba Jorge Valdano poco despu¨¦s de la remontada ante el PSG, ¡°meter un gol es como apretar el interruptor¡±. Se activa un mecanismo en la grada y el equipo que escapa a lo racional. ¡°Cuando eso se convierte en costumbre, crees que el estadio tiene propiedades. Y conviene que eso se difunda¡±, dec¨ªa Valdano. ¡°Que se lo crean los enemigos. Eso es importante¡±.

Los futbolistas del Chelsea tambi¨¦n notaron una perturbaci¨®n en la fuerza. No era solo el ruido, sino que se sent¨ªa lo que una fuente cercana al vestuario londinense describe como ¡°una vibraci¨®n¡±. El vigente campe¨®n no se deshilach¨®, como le hab¨ªa sucedido al PSG un mes antes, pero el Madrid recuper¨® la convicci¨®n con la que derrot¨® a Mbapp¨¦.

Para Rodrygo tambi¨¦n fue importante: ¡°Estoy feliz de volver a marcar. Estaba trabajando mucho. Hab¨ªa jugado buenos partidos, pero me faltaba un gol para culminar mis buenas actuaciones¡±, dijo. Cuando celebr¨®, se duch¨® y se cambi¨®, sali¨® de nuevo a la hierba a que le fotografiaran: ¡°?Esta es mi casa! Te quiero, Real Madrid¡±, escribi¨® en Twitter para acompa?ar la imagen.

Despu¨¦s fue a cenar al mismo restaurante donde celebr¨® la noche de su hat trick perfecto al Galatasaray. Aunque el martes la mesa era m¨¢s reducida que aquella repleta de amigos y familiares en la que festej¨® en 2019 ser el m¨¢s joven de la historia con un triplete en la Champions, el territorio de sus asombros (este curso no ha marcado en Liga). Entonces, le obligaron a ponerse de pie sobre una silla y pronunciar un breve discurso. El martes fue m¨¢s tranquilo, con su padre, Eric; su agente, Nick Arcuri; su preparador f¨ªsico, Marcel Duarte; y el entrenador brasile?o Tiago Nunes.

La reuni¨®n resum¨ªa los ¨²ltimos meses de trabajo del futbolista, rodeado de una estructura m¨¢s robusta y m¨¢s centrado en el trabajo f¨ªsico, que le ha hecho ganar cuajo muscular: ha pasado de 60 kilos a 66, en especial a partir del confinamiento. Del restaurante se fue a casa, sin dejar de atender el tel¨¦fono, con llamadas incluso despu¨¦s de las tres de la ma?ana. La noche de la remontada del PSG no se acost¨® hasta las siete, y aquel d¨ªa no hab¨ªa marcado.

Vinicius, que termin¨® fundido y acalambrado, no sali¨® a cenar, sino que comi¨® en casa lo que le prepar¨® Nagib, su cocinero franc¨¦s; tom¨® algunos suplementos y se fue a la sala de juegos con unos amigos que estaban de visita. En otra estancia, se quedaron charlando varios miembros de su equipo, que recordaron la mala noche que le hab¨ªa hecho pasar Reece James, nada que ver con Christensen en la ida. El partido del brasile?o fue gris, pero en la pr¨®rroga encontr¨® algo de aire, y tuvo la pausa de un jugador hecho para aguardar a que Benzema se hiciera hueco. Entonces le puso la pelota en la cabeza y el Real Madrid se col¨® en su d¨¦cima semifinal de los ¨²ltimos doce a?os, algo que no ha hecho ning¨²n otro equipo. Al d¨ªa siguiente, Vini contest¨® a una publicaci¨®n del ingl¨¦s en Instagram y en Twitter: ¡°Gran partido, hermano. Buena suerte¡±.

Ancelotti llam¨® en p¨²blico ¡°magia¡± al fen¨®meno registrado en el Bernab¨¦u. Despu¨¦s, en privado, antes de subirse al autob¨²s para ir a buscar su coche a Valdebebas e irse a casa, insisti¨® en que en otro estadio y con otro equipo que no fuera el Madrid, aquello nunca hubiera sucedido.

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