El fen¨®meno Alcaraz invade la Caja M¨¢gica: ¡°?Charly, que dure m¨¢s de una hora!¡±
La victoria del tenista murciano, de 19 a?os, enciende al p¨²blico de una abarrotada Caja M¨¢gica, que le reclam¨® en varias ocasiones que echara el freno para alargar el duelo
Domingo, 26 grados, calor. Ni una nube en el cielo de Madrid. A orillas del r¨ªo Manzanares, en el sur de la capital, cientos de padres se cobijan a la sombra mientras una multitud de ni?os corretean sobre el c¨¦sped y gritan, saltan y juegan en el parque. Por ah¨ª pas¨® hace no tanto Carlos Alcaraz Garfia, que a sus 19 a?os y tres d¨ªas derrapa sobre la arcilla de la Caja M¨¢gica, a pocos metros de all¨ª, para tumbar al gigante Alexander Zverev y hacerse mayor, si es que no lo hab¨ªa hecho ya, ante las 12.500 personas que abarrotan la pista Manolo Santana.
Muchas de ellas ondean banderas de Espa?a. Otras, menos, de la regi¨®n del protagonista ¡ªMurcia¡ª, que se ha incorporado al vocabulario ten¨ªstico con la misma velocidad que su joven prodigio, que visit¨® la Caja M¨¢gica por primera vez ¡°con siete u ocho a?os¡± ¡ªcomo reconoc¨ªa tras el partido¡ª, cuando todav¨ªa contemplaba a sus ¨ªdolos desde la barrera.
Una d¨¦cada despu¨¦s, quien enciende al p¨²blico de Madrid es ¨¦l. El apoyo es un¨¢nime, de principio a fin. Lo que todav¨ªa est¨¢ por acordar es el nombre del ¨ªdolo. ?Venga Carlitos! ?Mucho Charly! ?Vamos Carlos! Todo, para el mismo chaval, Alcaraz, que no se cansa de pedir que lo llamen Carlitos, como acostumbra desde ni?o.
El murciano siente que no ha dejado de serlo. Con sus dejadas y sus martillazos a la pelota, Alcaraz pone a la Caja M¨¢gica en pie. Tambi¨¦n con su car¨¢cter, avasallador durante el encuentro y natural y desenfadado ante los micr¨®fonos.
A los 56 minutos de partido, con 6-3 y 4-1 en el marcador ¡ªy Alcaraz sirviendo¡ª, alguien se anim¨® a transmitir desde la grada la sensaci¨®n que dominaba el ambiente: ¡°Charly, ?que dure m¨¢s de una hora!¡°. El murciano, que iba camino de sellar la victoria m¨¢s r¨¢pida de la historia del torneo (1 hora y 2 minutos), solt¨® una carcajada infantil mientras eleg¨ªa las bolas del saque. Es as¨ª, transparente. Y no lo puede evitar.
Antes, el p¨²blico de la pista central hab¨ªa entonado el lema de las semifinales: ¡°Cabeza, coraz¨®n y cojones¡±, consigna que el propio Alcaraz reconoci¨® ante la Caja M¨¢gica, un d¨ªa antes, tras derrotar a Novak Djokovic, como el consejo m¨¢s repetido por su abuelo a lo largo de su infancia.
En el juego decisivo, con Zverev hundido sobre la pista Manolo Santana, el p¨²blico sac¨® los tel¨¦fonos m¨®viles y, antes de comenzar a grabar para captar la victoria del espa?ol, realiz¨® la ¨²ltima petici¨®n: ¡°Carlos, ?que se nos hace corto!¡å. Cierto era. El sol todav¨ªa no hab¨ªa abandonado la grada, obligando a los asistentes a agitar los abanicos hasta el final del partido. Un s¨ªntoma de la magnitud del protagonista, pues el torneo acostumbra a concluir sus jornadas m¨¢s all¨¢ de la medianoche.
Fue entonces cuando la doble falta de Zverev entreg¨® la victoria a Alcaraz. Ah¨ª, cuando la grada ya hab¨ªa enloquecido con el murciano, Juan Carlos Ferrero, se levant¨® y, antes que nadie, cruz¨® miradas con su disc¨ªpulo pu?o en alto. Entre los aplausos del p¨²blico asistente, Alcaraz se sec¨® el sudor y, m¨¢s sereno, confirm¨® lo que todos ven: ¡°El tenis me divierte, me lo paso bien, de verdad. Me lo paso muy bien jugando¡±. Como los ni?os que, muy cerca de all¨ª, r¨ªen y corren sobre el c¨¦sped.
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