Victoria intranscendente de Ciccone en la etapa de Aosta del Giro de Italia
Los grandes de la carrera se toman un d¨ªa de respiro despu¨¦s del sofoco de Tur¨ªn en la f¨¢cil subida a Cogne, y Carapaz sigue de rosa
Los m¨¢s pijos y corruptos de Aosta, que son muchos si creemos a los novelistas, tienen una villa principesca en Cogne, prados verdes en primavera a 1.500 metros con vistas a las monta?as del Gran Para¨ªso y all¨¢ a su frente el Mont Blanc, y, al lado, en la vecina Lillaz, unas cascadas en un torrente que son casi Ni¨¢gara, exageran, y hasta all¨¢ se llega el Giro por una subida que parece una autopista, tan ancha, tan poca pendiente, tan buen asfalto, un falso llano de plato grande, y el pelot¨®n agradece otra de las miserias del valle, el pegamento que une permanentemente a las nubes con los picac...
Los m¨¢s pijos y corruptos de Aosta, que son muchos si creemos a los novelistas, tienen una villa principesca en Cogne, prados verdes en primavera a 1.500 metros con vistas a las monta?as del Gran Para¨ªso y all¨¢ a su frente el Mont Blanc, y, al lado, en la vecina Lillaz, unas cascadas en un torrente que son casi Ni¨¢gara, exageran, y hasta all¨¢ se llega el Giro por una subida que parece una autopista, tan ancha, tan poca pendiente, tan buen asfalto, un falso llano de plato grande, y el pelot¨®n agradece otra de las miserias del valle, el pegamento que une permanentemente a las nubes con los picachos, tanta nieve que destroza los Clarks del vicequestore Schiavone, y oculta el sol bals¨¢micamente para las pieles blancas quemadas, y, despu¨¦s del sofoco turin¨¦s, las explosiones al sol, la humedad, el Po y Superga, los ciclistas respiran. Llega la fuga y gana Ciccone, y lanza feliz las gafas al aire el escalador de los Abruzos, especialista, como ¨²ltimamente Simon Yates, en victorias intranscendentes, sin peso en el desarrollo de la carrera.
Un a?o, el 19 de Carapaz, y diluviaba una lluvia helada, Ciccone gan¨® en el Mortirolo y desde entonces Italia le espera, y le pide que crezca, que sea grande, que sea Nibali, que no sea el que promete esperanza y da nada, una victoria al a?o en d¨ªas de monta?a, y Ciccone siempre encuentra excusas para pesar en el Giro lo mismo que Buitrago, el colombiano del Bahrein de Landa, segundo de la fuga, o lo que el catal¨¢n Antonio Pedrero, el ciclista que cuando llegan los Alpes, sean los grandes, sean los Dolomitas, sen los m¨¢s peque?os, siempre se trasciende, como si el aire le cambiara, y llega tercero, y tambi¨¦n fue protagopnista en el Mortirolo de Ciccone atando corto al rebelde Nibali. ¡°Hoy me he sentido de nuevo Giulio Ciccone¡±, dice el abrucense, de 27 a?os, que habla de ¨¦l como de una figura de referencia. ¡°Hoy me he sentido de nuevo Giulio Ciccone¡±, dice el abrucense, de 27 a?os, que habla de ¨¦l como de una figura de referencia, y lleva el dorsal uno del Trek, el equipo de Juanpe, y es amigo del lebrijano que dej¨® la rosa la v¨ªspera ¡°Han sido d¨ªas duros, duele mucho que duden de uno, o¨ªr por todas partes que Cicco estaba acabado¡±. Y pesa menos que Mathieu van der Poel, el neerland¨¦s loco, la audacia del colegial que hace novillos, y se escapa todos los d¨ªas y sigue hasta reventar, haya pav¨¦s, haya monta?a, como las subidas de Pila, o Verrogne por la strada dei salassi que los romanos hicieron de piedra, haya limoneros en Procida o cuestas en Cuneo.
Para los que ganar¨¢n el Giro, el d¨ªa de entrada en escena de los escaladores de la tercera semana fue un d¨ªa de recuperaci¨®n. ¡°La subida no era nada y daba el viento de espaldas, era rid¨ªculo intentar un ataque¡±, dice Nibali.
Respira Carapaz de rosa, y su bici es negra con grandes letras Pinarello doradas, pero antes era toda all¨¢ dorada, como su casco de campe¨®n ol¨ªmpico, pero as¨ª, sin pintura dorada, pesa unos gramos menos y Carapaz necesita que cada uno de los vatios que deposita en los pedales se transforme en movimiento, en velocidad, no puede desperdiciar ni un julio porque hay un ciclista australiano, Hindley que es una china en su zapato y es como una garrapata, que Carapaz se cree que ha alejado con sus ataques y sus piernas de dinamita, pero siempre vuelve y se pega a ¨¦l y le succiona la energ¨ªa, y le vuelve loco. Y como Hindley, y su capacidad para estar siempre ah¨ª ya la exhibi¨® en el extra?¨ªsimo Giro de octubre de 2020, as¨ª corre su gemelo cicl¨ªstico, Joao Almeida, otro nacido para el gran ciclismo en el Giro de la pandemia, otro que se queda atr¨¢s cuando los escaladores con cambio, Carapaz, el buen Landa arrancan, los ¨²nicos que, como Curro, ponen a la afici¨®n en pie, pero ¨¦l, di¨¦sel, piano, piano, siempre retorna, como las malas noticias, y se vuelven Carapaz, o Landa, y ah¨ª sigue, dinosaurio. Pero respiran, esperan, y, despu¨¦s de un tercer lunes de descanso, el martes llega el Mortirolo y su postre, el Valico de Santa Cristina que mat¨® a Indurain. Se sienten Pantani. Y sonr¨ªen.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.