El drama blanco de Salah
El egipcio, que reclam¨® ¡°venganza¡± tras lesionarse en la final de 2018, choca con Courtois y prolonga su amargura ante el Madrid
Hay deseos de venganza que se guardan en la intimidad y tratan de cobrarse en fr¨ªo, a traici¨®n. Otros, como el de Mohamed Salah con el Madrid, se publicitan sin parar y se persiguen en caliente, aunque hayan pasado cuatro a?os. El egipcio no enga?¨® a nadie, quer¨ªa la suya y la quer¨ªa ahora. Su lesi¨®n en la final de 2018 a la media hora por un enganch¨®n con Sergio Ramos segu¨ªa siendo una herida en carne viva que nunca se molest¨® en disimular. Y la siguiente vez que se cruz¨® con los blancos, la temporada pasada en cuartos de final, ahond¨® en su drama personal. Pero a la herida todav¨ªa le quedaba m¨¢s sangre por salir. En Par¨ªs y ante Courtois volvi¨® a acabar deprimido.
Nueve veces remat¨® y no fue suficiente. Tras el 0-1, Courtois le sac¨® tres muy claras. Cuando a las 23.30 se acab¨® todo, se qued¨® parado, solo, con los brazos en jarra, apenas consolado por Hazard y Alaba. Tard¨® mucho en que alguien de su equipo se le acercara. Fue Klopp, que le abraz¨® en la ronda de p¨¦sames del t¨¦cnico alem¨¢n. El siguiente fue Alisson. Y poco m¨¢s.
El caso es que ¨¦l se dio prisa por resolver sus asuntos personales. Toda la prisa que le dej¨® el problema con el acceso de sus aficionados a las gradas de Saint Denis que retras¨® el inicio de la final alrededor de 35 minutos. Muchos ingleses hac¨ªan todav¨ªa cola, otros se enfrentaban a la polic¨ªa, que les repel¨ªan con gas pimienta, cuando ¨¦l empez¨® su tarea. De entrada, mucha actividad, pero poco tino. El delantero estuvo en toda la amenaza que concentr¨® su equipo alrededor del minuto 20, con varias ocasiones seguidas. Sus intentos quedaron centrados o flojos. El m¨¢s peligroso se lo sac¨® abajo Courtois, la primera de la larga lista del belga, que a los dos minutos amarg¨® a Man¨¦ en un disparo muy peliagudo abajo a la derecha que termin¨® en el palo. Ese fue el primer momento del Liverpool, que poco a poco vio c¨®mo el Madrid empez¨® a amasar el partido, hasta que, otra vez, volvi¨® a aprovechar la rendija que se le abri¨® para marcar distancias con el tanto de Vinicius.
La grada con sobrepoblaci¨®n del Liverpool (los pasillos hab¨ªan desaparecido, atestados de hinchas) se qued¨® muerta como un funeral y ah¨ª, en medio de la depresi¨®n red, el ¨²nico que se rebel¨® fue Salah. Tener cuentas pendientes siempre ayuda. Primero apret¨® las manos, luego la mand¨ªbula y despu¨¦s los pies. ?l fue la gran amenaza del Madrid en la acometida final. Pero su tiro combado, un remate en el segundo palo y otro cruzado acabaron aguados en las manoplas de Courtois.
La pesadilla del egipcio contra los blancos dej¨® en Par¨ªs la prolongaci¨®n m¨¢s dolorosa. La primera vez que se present¨® en el Santiago Bernab¨¦u, en la vuelta de los octavos de final de 2016 con la Roma (estaba cedido por el Chelsea), ofreci¨® un cat¨¢logo de regates, carreras y fallos en la definici¨®n. En 2018 se march¨® llorando de Kiev y jurando venganza. El a?o pasado se qued¨® con las ganas en el f¨²tbol envasado al vac¨ªo. Y su drama se agudiz¨® este s¨¢bado en la capital francesa para cerrar un a?o muy ¨¢cido para ¨¦l.
Perdi¨® la final de la Copa ?frica, cay¨® en la eliminatoria de acceso al Mundial (en ambos casos ante la Senegal de su compa?ero Sadio Man¨¦) y, finalmente, acab¨® la Champions por los suelos ante su peor cliente. Su ansia de venganza termin¨® en m¨¢s tortura. De nada le sirvi¨® ante Courtois presentarse como el quinto jugador de las cinco grandes Ligas con m¨¢s goles generados (31 tantos m¨¢s 15 asistencias). Sigue sin ganarle al Madrid.
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