No maten ya a Rafael
Estas ¨²ltimas semanas me ha sorprendido la rapidez con que ciertos periodistas especializados han dado por acabado y claramente reemplazado a mi sobrino. Siempre se puede contar con ¨¦l
El partido de cuartos de final del presente Roland Garros brind¨® a los aficionados al tenis un espect¨¢culo brillante por la actuaci¨®n memorable tanto de Novak Djokovic como de Rafael.
El encuentro fue descrito como una final anticipada por la gran expectaci¨®n que causaban estos dos grandes jugadores. No olvidemos, sin embargo, que a mi sobrino le espera ahora otro complicad¨ªsimo examen contra un Alexander Zverev muy centrado. El jugador alem¨¢n, sin duda, le pondr¨¢ fuerte oposici¨®n e intentar¨¢ validar sus nada desde?ables posibilidades de plantarse en la final. Si Rafael quiere verse con opciones de levantar su decimocuarto Roland Garros, deber¨¢ ganarse el pase con un partido parecido al del martes.
Ese duelo nocturno obligaba a Rafael a intentar compensar su ligera desventaja por las condiciones que ya se han comentado sobradamente. Es cierto que cuando Rafael juega en Roland Garros, tengo casi siempre la sensaci¨®n de que el partido depende m¨¢s de ¨¦l que de su rival y que jam¨¢s me ha abandonado la confianza que sigo manteniendo en ¨¦l, pero tambi¨¦n lo es que yo tem¨ªa que no lograra mantener la agresividad que, de hecho, vimos desde los primeros peloteos.
?l sab¨ªa que necesitar¨ªa trabajar un poco m¨¢s los puntos, alarg¨¢ndolos dos o tres golpes m¨¢s en cada intercambio y darles gran precisi¨®n, consciente de que perder¨ªan un poco de potencia. Y eso es, justamente, lo que consigui¨® hacer y mantener en todo momento. Imprimi¨® gran intensidad, jugando muy largo, buscando el golpe ganador paralelo con el drive en muchas ocasiones y estando dispuesto a entrar dentro de la pista para que sus tiros fueran m¨¢s contundentes.
Creo que despleg¨® un primer set extraordinario. Lo gan¨® por un 6-2 y consigui¨® alargar la t¨®nica hasta el 3-0 de la segunda manga, con doble break. Fue en este momento cuando, entre que ¨¦l baj¨® un poquito su nivel y el serbio aument¨® su agresividad, entramos en una segunda etapa m¨¢s igualada. En el tercero volvi¨® a dominar y a llev¨¢rselo Rafael y en el cuarto, cuando parec¨ªa que el actual n¨²mero uno le iba a parar de nuevo los pies (pues se adelant¨® 2-5 en el marcador), pudimos disfrutar del momento m¨¢s emocionante del partido, con mi sobrino dispuesto a jugar con m¨¢xima agresividad, con la ins¨®lita confianza que saca a relucir en el momento m¨¢s dif¨ªcil y, c¨®mo no, con unos golpes tan sorprendentes y tan bonitos que siguen haciendo vibrar al p¨²blico como cuando hizo su primera incursi¨®n en el Grand Slam franc¨¦s.
El partido tuvo todos los ingredientes de los grandes encuentros, exceptuando que no fuera la final. Se enfrentaron dos de los m¨¢s grandes de la historia del tenis en un gran despliegue de potentes golpes, jugadas de habilidad, subidas a la red, dejadas, cambios de ritmo, emoci¨®n hasta el final y el incre¨ªble entorno de la Philippe Chatrier. La del martes por la noche fue una de esa gestas que fomentan y reafirman el entusiasmo de los aficionados a nuestro deporte.
Es por esto que estas ¨²ltimas semanas me ha sorprendido la rapidez con que ciertos periodistas especializados han dado por acabado y claramente reemplazado a Rafael. Quiz¨¢s ha sido algo desconsiderado que al ganador del actual Open de Australia, al finalista del Masters 1000 de Indian Wells (que disput¨® con una fisura de costilla), al que ha sido durante 17 ininterrumpidos a?os uno de los referentes del deporte espa?ol y del tenis mundial, algunos lo hayan sacado tan pronto de las quinielas.
Mientras Rafael est¨¦ dispuesto a saltar a una pista de tenis, ser¨ªa un error de c¨¢lculo, a mi entender, no tenerlo en cuenta. Si algo ha demostrado mi sobrino en estos maravillosos 17 a?os es que siempre se puede contar con ¨¦l.
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