Zidane calienta
Esta traca final del f¨²tbol de selecciones ha resultado excesiva en una temporada ya de por s¨ª cargada, y m¨¢s viniendo de todo el trauma de la covid
Les confieso que he seguido este fin de temporada, esta traca final del f¨²tbol de selecciones, con cierta distancia, tal vez con una sensaci¨®n parecida a la de Bernardo Silva cuando, tras el partido contra Espa?a, confesaba con amable discrepancia que estos cuatro partidos finales le resultaban excesivos en una temporada ya de por s¨ª cargada, y m¨¢s viniendo de todo el trauma de la covid, que parece que ya es un pasado lejano sustituido por el precio del gas, la can¨ªcula, la guerra en Ucrania o lo que pase en Andaluc¨ªa este fin de semana. Pero nos olvidamos del esfuerzo que han hecho todos los deportistas entrenando en condiciones complejas, viajando en burbujas que, de vez en cuando, perd¨ªan aire, en un entorno de incertidumbre que se a?ad¨ªa a la siempre desconcertante y habitual del propio ¨¢mbito del deporte.
El premio para muchos de esos futbolistas, seguramente los elegidos de este deporte, ha sido este inicio de la Liga de Naciones que me parece, disculpen los sensibles por la comparaci¨®n, como esas Supercopas, me vale lo mismo la de Espa?a o la de Europa hasta la del Mundo en formato Mundial de Clubes; esos torneos que cuando los ganas no dan mucho, una Copa m¨¢s, un emblema m¨¢s en la camiseta que no hace que se vendan m¨¢s, solo la personaliza en el tiempo, una foto debajo de las serpentinas y la brillantina que impacta tanto como tardan en caer al suelo y ya son pasado siendo presente. Una de esas competiciones que dan poco y pueden quitar mucho.
Miremos si no la trayectoria de Espa?a, que pas¨® del empate contra Portugal a ponerse en riesgo en Praga ¡ªaqu¨ª el torneo era una preparaci¨®n para el Mundial¡ª, para acabar enderezando el asunto con las victorias contra Suiza y Rep¨²blica Checa en M¨¢laga, para acabar primera de grupo y, ahora s¨ª, poder aspirar a una fase final que diera posibilidad a competir por una copa.
Para escarmentar en cabeza ajena estar¨ªa bien observar a Francia, actual campeona del mundo, que finalizaba esta serie en ¨²ltimo lugar de su grupo, llena de dudas, con las cr¨ªticas futboleras por todo lo alto porque s¨ª, les confirmo, tambi¨¦n en Francia se critica a los equipos, los jugadores y sus t¨¦cnicos, y los que son emblemas y campeones pasan a ser pasto de las palabras gruesas que suelen atacar, sobre todo, las cuestiones que tienen que ver con la autocomplacencia, eso que ellos llaman, traducci¨®n libre, ¡°sudar la camiseta¡±.
?Quieren otro ejemplo? Ese 0-4 que le endos¨® Hungr¨ªa a Inglaterra en Wolverhampton que mandaba a los pross al ¨²ltimo rinc¨®n de la clasificaci¨®n y a sus dirigentes al rinc¨®n de pensar si seguir confiando en su seleccionador o, por el contrario, provocar una crisis de Gobierno, de esas que tan acostumbrado est¨¢ a generar y gestionar su primer ministro, Boris Johnson, y cambiar a su seleccionador, Gareth Southgate, ahora que parece que hay tiempo para corregir el rumbo antes del Mundial de Qatar.
Puede que en este asunto de gesti¨®n de la crisis los franceses tengan cierta ventaja sobre sus vecinos porque se dir¨ªa, un secreto a voces, que la Federaci¨®n Francesa tiene calentando en la banda al sustituto de Didier Deschamps y, adem¨¢s, ese tipo de nombre Zinedine, oh sorpresa, no es un perfil cualquiera, sino uno de esos que cumplen con la parte deportiva, la de mito y es capaz de dejar de lado aterrizar en Par¨ªs para elegir pedir pista en Clairefontaine, a unos kil¨®metros de la capital. Tan lejos, tan cerca. Tanto como Par¨ªs de Marsella.
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