La fiebre del p¨¢del
En una ¨¦poca de inmediatez, donde vivimos tantas cosas a c¨¢mara r¨¢pida, la naturaleza de este deporte encaja a la perfecci¨®n: engancha y es accesible
Estamos viviendo una ¨¦poca donde la pr¨¢ctica del deporte est¨¢ cada vez m¨¢s extendida. En estos ¨²ltimos, la importancia de la salud ha tomado un papel central en nuestras vidas, y la actividad f¨ªsica ocupa un lugar m¨¢s en nuestro d¨ªa a d¨ªa. Ejercitarse mejora nuestra calidad de vida y es algo que podemos hacer a cualquier edad: dando un simple paseo, visitando el gimnasio o quedando con diferentes personas para una modalidad de grupo.
En esta tendencia, hay deportes que han tomado cierto protagonismo en los ¨²ltimos a?os, pasando de tener un papel clandestino a establecerse como una de las disciplinas m¨¢s practicadas. Uno de esos es el p¨¢del, actualmente convertido en uno de los mayores atractivos deportivos en Espa?a. Aunque su fortaleza en la pen¨ªnsula ib¨¦rica es evidente, su penetraci¨®n todav¨ªa no tiene un nivel mundial. Ha ido evolucionando a una velocidad enorme, especialmente en pa¨ªses europeos donde ya tiene un seguimiento a la altura de los deportes m¨¢s tradicionales.
Su origen viene de M¨¦xico, pero su implantaci¨®n ha tenido lugar en Argentina y, posteriormente, en Espa?a, nacionalidades que actualmente copan las primeras posiciones del ranking mundial. Su asentamiento ha sido firme en un periodo relativamente corto. En la d¨¦cada del 2000, su epicentro se traslada a Espa?a con la creaci¨®n del circuito Pro Tour, haciendo que muchos de los jugadores latinoamericanos deban cruzar el charco para jugar en la m¨¢xima categor¨ªa del deporte. En 2012, el World Padel Tour toma el relevo como principal competici¨®n profesional, madurando un circuito ya establecido y cada vez m¨¢s reconocible en el ¨¢mbito deportivo.
La fortaleza de un deporte se observa en el inter¨¦s que es capaz de despertar a nivel internacional. Ahora mismo vemos la mayor¨ªa de las pruebas en Espa?a, pero su alcance se va extendiendo por el continente europeo y todo apunta a que ampliar¨¢ su horizonte en el medio plazo. Los intereses econ¨®micos y televisivos empiezan a ver en la competici¨®n una oportunidad y eso har¨¢ crecer sin duda sus eventos. Las empresas han mostrado su inter¨¦s por pujar en el p¨¢del, organizando torneos en ciudades con gran tradici¨®n en deportes de raqueta como el tenis. Por ejemplo, esta semana Par¨ªs ser¨¢ el escenario. La pista central de Roland Garros pone el broche a una semana intensa de competici¨®n masculina, convirtiendo uno de los templos del deporte franc¨¦s en un escaparate enorme para la disciplina.
En una ¨¦poca de inmediatez, donde vivimos tantas cosas a c¨¢mara r¨¢pida, la naturaleza del p¨¢del encaja a la perfecci¨®n. Es un deporte muy din¨¢mico, de alto ritmo, que engancha por el espect¨¢culo que son capaces de brindar los mejores jugadores. Intercambios de v¨¦rtigo, puntos que terminan con salidas de pista, una agilidad que impresiona¡ son partidos donde hay que contener la respiraci¨®n y eso atrae como pocas cosas a los aficionados.
Adem¨¢s, es un deporte que engancha a la hora de practicarlo. En el tenis, por la exigencia f¨ªsica que requiere, para un aficionado es complicado comenzar a disfrutar y bastante sencillo dejar de hacerlo. El p¨¢del, por contra, resulta accesible. Hace tiempo que sus licencias superaron a las del deporte que he practicado a nivel profesional, y es comprensible. Es f¨¢cil empezar e incluso mejorar a medida que uno va tomando el tacto con las paredes. Es un deporte muy social, en el que apenas necesitas juntar a cuatro personas para pasar un buen rato, y donde en muchas ocasiones no falta ese tercer tiempo que tanto gusta en nuestra sociedad. Si alguien me dice que, dentro 15 o 20 a?os, el p¨¢del se ha convertido es uno de los deportes m¨¢s populares, creo que no ser¨¢ una sorpresa en absoluto.
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