Asier Mart¨ªnez logra la medalla de bronce en los 110m vallas del Mundial de Atletismo de Oreg¨®n
El primer metal para el combinado espa?ol llega en una final accidentada, en la que el navarro ha parado el crono en 13,17s, marca personal
Pasan las siete y media de la tarde en Eugene (Oreg¨®n), y el 110 metros vallas ya ha dado un vuelco antes de empezar la carrera. El jamaicano Hansle Parchment, 13,09s este a?o, campe¨®n ol¨ªmpico en Tokio, se lesiona en el calentamiento. Es un movimiento rutinario, un paso de valla sin misterio, para coger sensaciones, pero se engancha y tiene que retirarse dolorido sin siquiera competir, meses de trabajo tirados por la borda.
Pasado el incidente, hay siete en liza. Entre ellos est¨¢ el navarro Asier Mart¨ªnez, (Zizur Mayor, 22 a?os), debutante en un Mundial, que tiene la segunda peor marca de la temporada entre los finalistas. Mira desconcertado c¨®mo Parchment abandona, sin entender qu¨¦ ha pasado, y vuelve a lo suyo, a concentrarse en su lugar, la calle 8. Pero la salida de tacos no va m¨¢s all¨¢ de unos metros. Y trae una nueva sorpresa. Hay un nulo, y el expulsado es el estadounidense Devon Allen, el gran favorito (12,84s este a?o). Deja la pista entre los abucheos contra la decisi¨®n de Hayward Field, un estadio ansioso de himnos y gloria en el primer Mundial en suelo patrio.
Se esfuma as¨ª la posibilidad, tan jugosa, tan medi¨¢tica, de un nuevo triplete norteamericano en casa tras la brutal arremetida de los velocistas locales en los 100m, Y se abre un nuevo horizonte para Mart¨ªnez, que apenas es capaz de asimilar el caos que se monta a su alrededor, un tri¨¢ngulo de las Bermudas que parece ir engullendo uno a uno a sus mayores rivales sin una gota de sudor de por medio.
El panorama se simplifica. Hay seis hombres y son tres medallas. Mirando los n¨²meros, fr¨ªos, pura matem¨¢tica, el reto sigue siendo may¨²sculo, pero menos. Hay poco tiempo para pensar antes de volver a salir, pero un reflejo asalta su mente. ¡°En un momento puntual he sacado c¨¢lculos y he dicho: se puede y hay que pelearlo¡±, cuenta el protagonista.
Enfrente tiene cuatro hombres que este a?o han corrido m¨¢s r¨¢pido que ¨¦l. Ignoran las cifras, sin embargo, la personalidad, la resistencia a la presi¨®n, la capacidad competitiva, la evoluci¨®n del joven en progresi¨®n cuya mejor marca est¨¢ por venir. Y Asier Mart¨ªnez, que ya avis¨® el a?o pasado de lo que es capaz con un sexto puesto en los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio, donde tambi¨¦n era un reci¨¦n llegado. El chico nuevo de la clase. Ve abrirse ante s¨ª la oportunidad de su vida.
Finalmente, pueden echar a correr sin m¨¢s contratiempos. Sale cuarto en la reacci¨®n (0,126s) y llev¨¢ndose por delante la primera valla, pero con fuerza. ¡°Una salida t¨ªpica en m¨ª¡±, explicar¨¢ luego. A partir de ah¨ª, remonta con limpieza y corre en 13,17s, medalla de bronce, marca personal y r¨¦cord de Espa?a sub 23. Inmerso en la batalla, peleando cada mil¨¦sima, Mart¨ªnez, que antes de venir a Estados Unidos, consciente del nivel de sus competidores, se conformaba con clasificarse para la final, no se da cuenta del puesto hasta que cruza la meta y gira la cabeza. Cuarto es el polaco Damian Czyker, que entra 15 cent¨¦simas despu¨¦s. Un mundo a esas velocidades.
Por delante, solo dos estadounidenses: Trey Cunningham (plata con 13,08s), y Grant Holloway (oro y 13,03s), que con el doblete hacen olvidar parcialmente al p¨²blico el mal trago de la descalificaci¨®n de su compatriota. Y otra eliminaci¨®n en el camino, la de Shaine Brathwaite, de Barbados, que primero tira una valla y luego, trastabillado, la toalla, aunque sin consecuencias: la tercera v¨ªctima de la accidentada final es el ¨²nico atleta que antes de empezar ten¨ªa peor marca que el espa?ol, y no llega a inquietarle.
¡°No s¨¦ c¨®mo describir este momento, no me lo creo¡±, dice Mart¨ªnez feliz, medalla al cuello tras un aceler¨®n en el que ha ido pr¨¢cticamente a ciegas. ¡°No ten¨ªa referencias. S¨ª que ve¨ªa que Holloway estaba bastante adelantado y que iba a ser dif¨ªcil pillarlo. Ha sido cuando he entrado a meta cuando he girado un poco la cabeza y he visto que he entrado tercero¡±, explica el joven, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad del Pa¨ªs Vasco, todo adrenalina en meta. ¡°Ha sido una descarga de ira. He gritado¡±, a?ade sobre su reacci¨®n al saber la noticia.
Ya m¨¢s calmado, tras pasar por el podio, Mart¨ªnez reconoce la importancia de los factores externos. ¡°S¨¦ que esta medalla se ha dado por ciertas condiciones ajenas a m¨ª. No hay que negar que hab¨ªa grandes favoritos que por un motivo u otro han fallado¡±, admite con humildad.
La primera medalla de la delegaci¨®n espa?ola borra de un plumazo el amargo sabor de boca del comienzo de Mundial, cuando los marchadores del 20 kil¨®metros, la principal baza, se fueron de vac¨ªo. Como m¨ªnimo, Espa?a igualar¨¢ el resultado de Doha 2019. All¨ª, entre el sofocante calor del desierto, fue otro vallista, Orlando Ortega ¡ªbaja en Oreg¨®n por lesi¨®n¡ª, el que subi¨® al tercer caj¨®n del podio para evitar el vac¨ªo. En un pa¨ªs que hasta hace no tanto presum¨ªa sobre todo de ser cantera de mediofondistas y maratonianos, la era de los vallistas, teniendo en cuenta al consagrado Ortega y los 22 a?os de Mart¨ªnez y su techo todav¨ªa por tocar, parece garantizada.
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