Carlsen rema hacia atr¨¢s
La renuncia del noruego al t¨ªtulo de campe¨®n del mundo se produce precisamente cuando el ajedrez gana popularidad por doquier
Magnus Carlsen ha anunciado que renuncia al trono en el D¨ªa Mundial del Ajedrez (20 de julio), reconocido as¨ª por Naciones Unidas. Su decisi¨®n puede causar un enorme da?o al deporte que le ha hecho famoso y millonario, justo cuando est¨¢ de moda en gran parte del mundo por la suma de cuatro factores principales: los confinamientos, el ¨¦xito de la serie Gambito de Dama, su gran potencial como herramienta educativa y su utilidad para retrasar el envejecimiento cerebral y el alzh¨¦imer. Cabe preguntarse si el noruego est¨¢ incumpliendo una responsabilidad moral.
¡°Mantenerse en la cumbre es m¨¢s duro que llegar a ella porque compites contra el sentimiento de que ya has logrado el objetivo de tu vida. Permanecer motivado tras escalar el Olimpo del ajedrez es como subir al Everest dos veces (o mejor seis). Los humanos necesitan motivos¡±, explica Gari Kasp¨¢rov en un tuit pocas horas despu¨¦s de la renuncia de Carlsen, quien ya no podr¨¢ igualar una de las dos mayores marcas de Kasp¨¢rov: permanecer invicto durante siete duelos consecutivos por el t¨ªtulo (el escandinavo lleva cinco). La otra s¨ª es posible a¨²n, pero estratosf¨¦rica: ser el n¨²mero uno durante veinte a?os seguidos (1985-2005), hasta su retirada; Carlsen lleva diez u once desde enero de 2010, seg¨²n c¨®mo se valore que bajase al n¨²mero dos en noviembre de 2010, y marzo y mayo de 2011.
Esas razones que indica Kasp¨¢rov lo elevan como el campe¨®n que m¨¢s ha aportado a la popularidad del ajedrez, durante un cuarto de siglo en la ¨¦lite, y tambi¨¦n despu¨¦s, tras su retirada. Cometi¨® graves errores; el mayor, provocar un cisma en 1993 al desligarse de la Federaci¨®n Internacional de Ajedrez (entonces muy corrupta e ineficaz, pero necesaria). Sin embargo, las haza?as del ruso nacido en Azerbaiy¨¢n pesan m¨¢s: mantuvo con Anatoli K¨¢rpov la mayor rivalidad en la historia de todos los deportes individuales; tom¨® la bandera de los humanos contra las computadoras en sus duelos contra Deep Blue (IBM), que fueron noticia universal de primera p¨¢gina; escribi¨® Mis Geniales Predecesores, una obra monumental sobre todos los campeones del mundo; y breg¨® siempre -lo sigue haciendo- por la popularidad del ajedrez como deporte, as¨ª como sus importantes aplicaciones educativas, sociales y terap¨¦uticas.
Es de justicia reconocer que Carlsen no ha tenido un rival equiparable a lo que K¨¢rpov fue para Kasp¨¢rov. Y tambi¨¦n que tom¨® una decisi¨®n dif¨ªcil, arriesgada y muy ¨²til para el inter¨¦s p¨²blico pocas semanas despu¨¦s del estallido de la pandemia, en abril de 2020: Chess24, una de las empresas de su grupo, Play Magnus, impuls¨® un circuito de torneos r¨¢pidos por internet cuando gran parte del mundo estaba confinada en casa. Es por tanto cierto, como indica en su comunicado de este mi¨¦rcoles el presidente de la FIDE, Arkady Dvork¨®vich, que el noruego ha contribuido a que el ajedrez est¨¦ de moda.
Tambi¨¦n es comprensible que, como ser humano, le resulte muy arduo dedicar varios meses cada dos a?os a prepararse contra un solo rival, con la presi¨®n a?adida que conlleva un duelo por el t¨ªtulo. Aunque conviene matizar que esa obligaci¨®n le ha hecho millonario, y un gran privilegiado si se le compara con la gran mayor¨ªa de los seres humanos, que deben ir a trabajar cada d¨ªa en algo que no les apasiona para ganarse el sustento. Por otro lado, es tambi¨¦n cierto que desde 2018 viene reivindicando un cambio en el formato del Mundial. Y tiene raz¨®n al hacerlo: la enorme influencia del entrenamiento con computadoras que calculan millones de jugadas por segundo hace que las partidas al m¨¢ximo nivel tiendan a ser aburridas para el aficionado medio, y no sirvan para atraer a nuevos seguidores.
Pero la informaci¨®n m¨¢s reciente permite deducir que la decisi¨®n de Carlsen no es coherente con sus propias convicciones. ?l mismo reconoce en su comunicado que la FIDE le ha hecho propuestas que le gustan, lo que solo puede significar alguna mezcla de las partidas lentas con otras r¨¢pidas. Una que Carlsen ver¨ªa con gran agrado es la que se ha experimentado con ¨¦xito precisamente en Stavanger (Noruega), en el torneo de ¨¦lite Norway Chess: cada partida en tablas es inmediatamente seguida de una muerte s¨²bita, llamada Armaged¨®n: diez minutos para el jugador de las blancas, obligado a ganar, y siete para el de las negras. A preguntas de EL PA?S, ni la FIDE ni el padre y representante de Carlsen, Henrik, han negado (aunque tampoco han confirmado) que Dvork¨®vich hiciera esa propuesta en la reuni¨®n de Madrid, hace dos semanas.
Es decir, la FIDE, un organismo muy conservador y de progreso muy lento, ha ofrecido muy probablemente a Carlsen lo m¨¢s innovador, y el campe¨®n lo ha rechazado. Las consecuencias ser¨¢n graves. El duelo entre Niep¨®mniashi y Liren Ding no se puede jugar en Rusia por las sanciones, y es dudoso que se dispute en China bajo la pol¨ªtica de covid cero de ese Gobierno. En todo caso, tendr¨¢ una difusi¨®n muy inferior a uno con Carlsen, quien por tanto aparecer¨¢ mucho menos en la prensa porque el Mundial es el escaparate m¨¢s llamativo para que se hable de ajedrez en todos los continentes. No ser¨ªa extra?o que, en dos a?os, Carlsen decida recuperar el trono, porque eso s¨ª le motivar¨¢. Pero dos a?os son un tiempo precioso cuando el mundo del ajedrez debe aprovechar el MOMENTO, con may¨²sculas, que quiz¨¢ sea ef¨ªmero si no lo hace bien.
En su entrevista con EL PA?S del pasado noviembre en Dub¨¢i, Carlsen subray¨® que el mundo actual no incita a pensar. Y lo explic¨® as¨ª: ¡°Me refiero a las prisas, el mal uso de las redes sociales, la cantidad de mensajes que te llegan por todas partes y que se supone que debes contestar... No puedo estar m¨¢s de acuerdo con esa idea. Y creo que cada vez hay m¨¢s gente preocupada por el mal uso de las nuevas tecnolog¨ªas. En ese contexto, es obvio que el ajedrez puede ser muy ¨²til¡±.
Uno de los instrumentos con que cuenta el ajedrez para el grandioso objetivo de ense?ar a pensar jugando es la repercusi¨®n del Campeonato del Mundo cada dos a?os. Todos los remeros de ese barco deben bogar en la misma direcci¨®n. Pero de pronto resulta que el patr¨®n lo hace para atr¨¢s.
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