El dolor futuro
Mi idea es, ser¨¢ y creo que va a seguir siendo, que la Premier quiere ser la aut¨¦ntica Superliga
¡°?Ya pensaste que eso puede ser un eco de un dolor futuro?¡± La frase aparece en el libro El regate, de S¨¦rgio Rodrigues, y la intrigante pregunta parte de Murilio Filho, legendario cronista futbol¨ªstico y su destinatario es su hijo Neto, que vuelve a encontrarse con su padre tras muchos a?os de permanecer distanciados.
El libro permite resolver la ecuaci¨®n, o no, pero la pregunta me saltaba al mismo tiempo que en mi m¨®vil aparec¨ªa una alerta por el traspaso de Casemiro al Manchester United. En principio entend¨ªa esta operaci¨®n como una m¨¢s de las acciones marcadas por las finanzas futbol¨ªsticas, esas que impiden, por parte del jugador, el plantearse rechazarlas porque hablamos de n¨²meros estratosf¨¦ricos y que por parte del club suponen ecuaciones num¨¦ricas de ¨¦xito pleno. Eso que algunos llamar¨ªan un win-win y que ha puesto al pivote brasile?o en Old Trafford y a su sustituto, Tchouameni, ante el reto de su vida, aunque hay que decir que el joven talento franc¨¦s ha sabido responder de forma positiva ante cada reto que se le ha puesto por delante. Y junto a ¨¦l tendr¨¢ dos maestros como Kroos y Modric, asunto que por supuesto exige mucho pero tambi¨¦n acompa?a un mont¨®n.
Y pensaba, siguiendo el dictado de Murilio, en las dudas que surgen en este tipo de operaciones, aqu¨ª porque Casemiro es uno de esos jugadores silenciosos y, por eso, muy dif¨ªciles de sustituir; all¨ª porque la edad y la idea de que si Casemiro es tan bueno es, no por su calidad, sino porque tiene, ten¨ªa, a compa?eros excepcionales, esas dudas, siguiendo a Murilio, no ser¨ªan m¨¢s que ecos de dolores futuros, de prevenciones por si al final, el ¨²nico ganador de esta transacci¨®n es el dinero y no el f¨²tbol.
Pero cuando, por sorpresa, he le¨ªdo, he sabido, que el Newcastle se lleva a Isak pagando 70 millones de euros, llenando a la Real de dinero y a su direcci¨®n deportiva (seguro que Olabe y su equipo tienen preparado ya el cambio) ante el reto de sustituir, o no, al talento sueco, todo eso me ha llevado a repensar la pregunta inicial y plantearme otro tipo de respuesta que quer¨ªa compartir con todos ustedes.
Mi eco doloroso viene de una idea que anda tiempo rondando por mi cabeza, una de esas profec¨ªas privadas a las que uno le suma los elementos que le interesan para que vaya poco a poco confirm¨¢ndose. El asunto va de que cuando surgi¨® la idea, el proyecto, la posibilidad de que se organizase una Superliga europea muchos fueron, fuimos, los que dijimos que ese proyecto megal¨®mano y clasista pod¨ªa acabar con el f¨²tbol tal y como lo hemos conocido. Pero ¨²nicamente, al menos de forma visible y ruidosa, los aficionados ingleses se manifestaron delante de sus clubes en contra del proyecto. Esa presi¨®n fue el motivo, la excusa en mi teor¨ªa, de que los clubes ingleses se salieran, en pocas horas, del proyecto pactado de Superliga y jurasen amor eterno a la Premier League y al f¨²tbol ingl¨¦s. No sucedi¨® lo mismo en los clubes espa?oles que siguen siendo, y se enorgullecen al menos en lo formal de serlo, propiedad de sus socios. No recuerdo ni manifestaciones ni aglomeraciones ni pancartas de protesta, y como no soy un asiduo en las redes sociales, desconozco el ruido que se pudo producir en esos abismos insondables para m¨ª.
Mi idea es, ser¨¢ y creo que va a seguir siendo, que la Premier quiere ser la aut¨¦ntica Superliga. Y no europea sino mundial. Tal vez, si conviene y al dinero siempre le conviene estas cosas, con invitados de otras pa¨ªses pero basado en Londres, con una sola legislaci¨®n que atender y cumplir, con un proveedor principal en sus im¨¢genes y muchos colaboradores en el resto del mundo para seguir nutriendo sus arcas. Y los dem¨¢s trabajaremos para su mayor gloria y disfrute.
Ese, querido Murilio, es el eco que ahora siento. Ese es el dolor que espero.
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