El ¡®extraterrestre¡¯ Kilian Jornet gana su cuarto Ultra Trail del Mont Blanc con el mejor tiempo de la historia
Con una marca r¨¦cord de 19 horas, 49 minutos, 35 segundos, el atleta catal¨¢n iguala el registro de victorias del franc¨¦s Fran?ois d¡¯Haene en la m¨¢s emblem¨¢tica de las carreras de monta?a
Los comentaristas de L¡¯?quipe TV, la cadena que transmite en directo la prueba, hablan de ¨¦l como de un extraterrestre. Son los mejores corredores de monta?a del mundo. Hablan del mejor de todos. Hablan de Kilian Jornet, que dominando con su talento y sus piernas, estrat¨¦gicamente la carrera, vuelve a ganar, 11 a?os despu¨¦s de su tercera victoria, el Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB), la carrera de 100 millas (171 kil¨®metros exactamente, y 10.000 metros de desnivel) m¨¢s prestigiosa del circuito. A los 34 a?os, el deportista de Sabadell que este 2022 ya se hab¨ªa impuesto en la Hardrock, en Silverton, las Rocosas de Colorado, y en Zegama, Gipuzkoa, bate, de paso, el r¨¦cord de la prueba, el primero que rompe la barrera de las 20 horas: 19 horas, 49 minutos, 35 segundos. Segundo, a cinco minutos, el franc¨¦s Mathieu Blanchard. El barcelon¨¦s Pau Capell, el otro espa?ol con posibilidades de victoria, abandon¨®.
Es un espect¨¢culo hipn¨®tico y adictivo para los insomnes a las cinco y media de la ma?ana. Una pantalla de ordenador negra en la que brillan, intermitentemente, peque?as luces que oscilan, como luci¨¦rnagas. Son los frontales de atletas de carne triturada que alcanzan la cima del Grand Col Ferret. Cuatro kil¨®metros al 18,5% por un estrecho camino que los corredores ascienden caminando, impuls¨¢ndose sobre bastones, ejercicio de brazos y fuertes abdominales. Kil¨®metro 102 del UTMB, prueba emblem¨¢tica, tan emblem¨¢tica como los edificios de arquitectos modernos, con firma, de las carreras de monta?a. 2.900 participantes. Un hombre solo al mando.
La primera luz que aparece alumbra el camino al norteamericano Jim Walmsley, que pasa el primero. Han pasado casi 12 horas desde que comenz¨® a correr, a andar, a subir y bajar, desde Chamonix. Tres minutos m¨¢s tarde, la segunda luci¨¦rnaga en la noche cruza el puente de madera que se?ala la cima. Es Kilian Jornet. Destruido f¨ªsicamente, Pau Capell, generoso y animoso de salida, y su intento de romper el l¨ªmite de las 20 horas, no tardar¨¢ en abandonar.
Walmsley-Jornet. El duelo que esperaban los aficionados. En un rinc¨®n, el atleta de Phoenix (Arizona), de 32 a?os, el mejor de los campeones del otro lado del Atl¨¢ntico (triple ganador de la Western States, 100 millas en la Sierra Nevada californiana), que quiere ser el primer norteamericano que gane la UTMB desde su creaci¨®n, en 2003, y, as¨ª, recordar, que las carreras de monta?a que suman distancias de varios maratones son un invento suyo, de los a?os 70 en las Rocosas, y para ello se ha ido a vivir a Saboya, una caba?a de madera en los Alpes, en un prado en el que pastan las vacas a 2.000 metros, y desde primavera vive como un Europeo. Todos los sacrificios son pocos, dice.
Enfrente, Kilian Jornet, el extraterrestre de la especialidad, el deportista catal¨¢n, de 34 a?os, que ha superado una covid hace unos d¨ªas, vuelve a sentirse fuerte. En Chamonix, la salida de tantas ascensiones al pico m¨¢s alto de Europa como ha hecho en tiempo r¨¦cord, la meta del marat¨®n de los maratones alpinos, le espera la cuarta victoria en el UTMB, la primera desde hace 11 a?os.
Son como los correos de los Incas por senderos andinos, infatigables. Amanece cuando ambos descienden y luego ascienden hacia Champex Lac, distante dos horas y media. Se acaba la frescura. Comienza el calor. Problemas para Jornet. Alegr¨ªa para el tercer hombre, el franc¨¦s Mathieu Blanchard, que remonta y se acerca, y en el avituallamiento de Champex Lac, donde Jornet se detiene para sentarse y desayunar, le adelanta corriendo. Jornet sigue cediendo en el descenso hasta Plan de l¡¯Au. Una crisis. Calambres en el descenso, el terreno en el que el catal¨¢n es el mejor. Ya no solo Walmsley parece inalcanzable, tambi¨¦n Blanchard.
Si un marat¨®n es una carrera de fondo, un ultra trail es una carrera sin fin, e infinitas son las alternativas. La soledad es la mayor fuerza. La soledad es la energ¨ªa de Jornet, y la mirada ajena de las vacas que pastan felices al amanecer en los as¨ª llamados, Alpages Bovines (Pastos Bovinos), una cuesta verde e infame que lleva hasta La Gi¨¨te con una pendiente constante del 12%. Kil¨®metro 135. M¨¢s de 15 horas de carrera. Las sombras se alargan sobre el camino cuando Walmsley, tan ¨¢gil unos minutos antes, s¨²bitamente comienza a frenarse, a andar m¨¢s lentamente, a apoyarse sobre los bastones para no caerse y no para impulsarse sobre el suelo. Fresco como una lechuga, recuperado, Jornet le adelanta. Acelera hasta la caba?a de los pastores, donde llena de agua su cantimplora, donde varios minutos m¨¢s tarde llega arrastr¨¢ndose Walmsley, quien se niega a retirarse, a abandonar como hizo hace un a?o y, desvanecido el efecto euforizantes de las endorfinas, agotados sus dep¨®sitos de combustible s¨²per, el gluc¨®geno, recurre a quemar grasas, de combusti¨®n y energ¨ªa lentas, y sigue avanzando.
El duelo se rehace. En un rinc¨®n, Jornet. Enfrente, un nuevo rival, Blanchard, que acelera en el descenso hacia el avituallamiento de Trient, kil¨®metro 143, a menos de 30 de Chamonix. Llega primero Jornet. Se sienta a comer. Blanchard lo hace un par de minutos despu¨¦s y, como en Champex Lac, coge la comida al vuelo para ingerirla y adelanta al espa?ol, le fuerza a perseguirle con la comida en la boca. Son las 10 de la ma?ana. Por delante, a¨²n cuatro horas.
Cuatro horas en compa?¨ªa de Blanchard. Juntos ascienden la dur¨ªsima subida (tres kil¨®metros al 22%) a Les Tseppes. Juntos descienden hasta Vallorcine. Juntos emprenden la ¨²ltima ascensi¨®n, hasta los 2.118 metros de La T¨ºte aux Vents (La cabeza de los vientos). Acelera Jornet. Cede Blanchard. Y all¨ª, abajo, una cuesta de siete kil¨®metros, Chamonix. Y solo le acompa?an el sonido de sus pasos y los gritos de ¨¢nimo de algunos aficionados con ikurri?as.
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