¡°No es solo f¨²tbol; hablamos de la vida¡±
Varsovia se convierte en la cuarta casa en solo ocho a?os del errante Shakhtar, un club en ¡®shock¡¯ por los ¨²ltimos bombardeos rusos en Ucrania
Tres horas despu¨¦s de que Rusia intensificara su ataque militar, por el centro de Varsovia paseaba el joven Serhii, de 20 a?os y originario de Kalush, una poblaci¨®n ucrania de 60.000 habitantes pr¨®xima a la frontera con Eslovaquia y Polonia. A su m¨®vil le acababan de llegar las fotos de su madre y sus hermanos escondidos en un refugio antia¨¦reo de su pueblo. ¡°Han bombardeado a 30 kil¨®metros¡±, advert¨ªa con voz tranquila este exiliado que ahora vive solo con su padre en la capital polaca. ¡°?l ya llevaba en Varsovia cinco a?os y, cuando Rusia nos invadi¨®, regres¨® a Kalush para traernos aqu¨ª. Pero hace poco mi madre se march¨® de vuelta con mis hermanos porque dice que su trabajo est¨¢ all¨ª¡±, relataba junto al Castillo Real, una de las zonas m¨¢s tur¨ªsticas.
Serhii se declara aficionado del Shakhtar pese a la gran distancia entre Kalush y Donetsk, unos 1.200 kil¨®metros. ¡°Somos un sentimiento¡±, proclamaba. Lo que no har¨¢ ser¨¢ acudir este martes al estadio del Legia para ver a su equipo contra el Madrid. ¡°Las entradas son muy caras [la m¨¢s barata, sobre los 80 euros; 400 eslotis polacos; est¨¢ todo vendido]. No conozco a nadie que vaya¡±, se quejaba rodeado de excursionistas y con el sol calentando la ma?ana fr¨ªa. El que s¨ª asistir¨¢ es Andrei, otro ucranio que aterriz¨® en Varsovia en 2019 buscando nuevos horizontes. ?l, en realidad, es un habitual del Shakhtar, al que ha acompa?ado desde 2010 en toda su trayectoria errante. ¡°En Varsovia no hay muchos aficionados nuestros, solo ucranios que apoyan a un equipo ucranio o polacos que quieren ver la Champions¡±, reconoc¨ªa este joven de cara redonda.
Desde finales de febrero, Ucrania sobrevive mirando al cielo y agarrado al flotador patri¨®tico; sin embargo, la excepcionalidad del Shakhtar Donetsk empez¨® ya en 2014, cuando se inici¨® el enfrentamiento b¨¦lico en el Donb¨¢s, su zona de origen. Desde entonces, su identidad es la de un n¨®mada, como bien ha comprobado el Madrid. Esta es la cuarta vez desde 2015 que los blancos cogen un avi¨®n para enfrentarse a este conjunto y Varsovia, su tercer destino. Nunca Donetsk. Antes estuvieron en Lviv (2015-16; a 1.200 kil¨®metros de su estadio) y Kiev (2020-21 y 21-22; a 700 km). Y en este periodo el Shakhtar tambi¨¦n se afinc¨® varias temporadas en Kharviv (a 300 km).
¡°Los terroristas ocuparon las oficinas de nuestro estadio¡±, denuncia un empleado del club
?D¨®nde qued¨® su masa social tradicional, la de toda la vida de Donetsk y alrededores? ¡°En todos los sitios: en Ucrania, en Europa, en Rusia¡¡±, resuelve un empleado de la entidad sobre un hecho que lleva convirtiendo al Shakhtar en una anomal¨ªa desde hace ocho a?os, y que ahora los aviones de Putin solo la han agudizado. ¡°El Shakthar es un s¨ªmbolo del pa¨ªs¡±, remataba este lunes otro trabajador en las puertas del estadio. ¡°Yo llevo tres a?os sin ir a mi ciudad y al estadio, desde 2014. Los terroristas ocuparon las oficinas¡±, a?ad¨ªa resignado junto a personal del Legia, que les ayudan en los preparativos de los encuentros de Champions que disputan en Polonia. Era el destino natural, ya que este pa¨ªs ha sido el mayor receptor de refugiados (1,4 millones hay ahora, seg¨²n Acnur) debido a su proximidad geogr¨¢fica, y su cercan¨ªa cultural y ling¨¹¨ªstica.
En semejantes circunstancias, el Shakhtar se ha erigido en una bandera de la resistencia ucrania en el escaparate de la Liga de Campeones. ¡°Gloria a los h¨¦roes del [batall¨®n] Azov¡±, fue la inscripci¨®n en las camisetas con las que los jugadores acudieron hace dos semanas a disputar su partido de liga contra el Metalist, con el rostro sobreimpresionado de un paramilitar al que le costear¨¢n una operaci¨®n en Israel. Y todo ello pese a que, en 2014, al inicio del conflicto en el Donb¨¢s hubo m¨¢s que dudas sobre la posici¨®n del presidente y poderoso empresario, Rinat Ajm¨¦tov, por su pasado como diputado del prorruso Partido de las Regiones. Ahora, el mensaje de todos no deja dudas.
¡°Les vi cabizbajos en el desayuno¡±, comenta el t¨¦cnico tras la nueva ofensiva rusa
¡°Ma?ana [por el partido de este martes], el mundo tiene que ver la fortaleza de los ucranios como naci¨®n. Debemos hacer como el ej¨¦rcito: dar luz y emociones positivas¡±, exclam¨® este lunes el joven portero Antolyn Trubin, de 21 a?os y nacido en Donetsk. Un buen ejemplo de la ¨²ltima d¨¦cada del club: nunca ha disputado un partido en su estadio. El ambiente en la concentraci¨®n oscilaba entre el des¨¢nimo por los ¨²ltimos bombardeos y el pecho patri¨®tico hinchado. ¡°Les he visto cabizbajos en el desayuno¡±, confes¨® el entrenador, Igor Jovicevic, el mejor orador para una crisis de este tama?o. ¡°Esto no es solo f¨²tbol. Hablamos de la vida. Europa nos tiene que ayudar¡±, reclam¨® el croata con pasado madridista.
La convulsi¨®n no ha conocido excepciones, tampoco en los barrios m¨¢s acomodados de Kiev donde resid¨ªan los futbolistas del Shakhtar el pasado 24 de febrero, cuando Putin orden¨® la ofensiva. All¨ª, el portero Andriy Pyatov, de 38 a?os, el segundo jugador con m¨¢s partidos en el club (480), primero se puso a salvo con su familia en el oeste del pa¨ªs y luego pens¨® en tirarse al monte. ¡°Ten¨ªa una carga de adrenalina tan fuerte que llam¨¦ a un amigo para alistarme al ej¨¦rcito, pero me convenci¨® de que lo mejor era ayudar en el plano social, usando mi nombre¡±, confes¨® hace un mes el guardameta en una publicaci¨®n polaca. De ¨¦l se ha sabido despu¨¦s que ha sido uno de los fundadores de una asociaci¨®n de ayuda a los soldados.
Su compa?ero Viktor Kornienko, un canterano de 23 a?os ahora lesionado, tampoco se march¨® al frente, aunque no anduvo muy lejos. Su juventud lo impuls¨® en un primer momento a quedarse en su casa, cerca de Poltava y pr¨®xima a J¨¢rkov (1,4 millones de habitantes), donde los ataques han resultado constantes. ?l mismo lo cont¨® sobre el terreno en los primeros d¨ªas de marzo. ¡°Patrullo las calles, de seis de la tarde a seis de la ma?ana, para que se cumpla el toque de queda y no vengan extra?os. Equip¨¦ un gimnasio, compro comida y ropa, y voy a las oficinas de defensa territorial para preguntar qu¨¦ necesitan¡±, desvelaba entonces en los medios oficiales de club. Otro de los veteranos, el pivote Taras Stepanenko (33 a?os y 365 encuentros), tambi¨¦n se ha dedicado a labores de intendencia, como revel¨® en abril: ¡°Comenzamos a comprar chalecos antibalas, c¨¢maras termogr¨¢ficas y botiquines. Los preparamos y se los damos por la noche a una persona que sabe d¨®nde llevarlos. Con los uniformes es m¨¢s dif¨ªcil, pero podemos manejarlo¡±.
¡°Llam¨¦ a un amigo para alistarme al ej¨¦rcito¡±, confes¨® el portero Pyatov
Cada persona del club esconde una historia, m¨¢s si cabe con una plantilla actual casi en exclusiva de ucranios. Ivan Petryak, extremo izquierdo de 28 a?os, perdi¨® a su suegro en el frente; un t¨¦cnico de la cantera muri¨® por un trozo de proyectil; el centrocampista Artem Bondarenko (22) ya no quiere hablar m¨¢s ruso; al director deportivo y leyenda del club, el croata Dario Srna, primero le pill¨® la guerra en los Balcanes, en 2014 la del Donb¨¢s y ahora esta¡
Hace una semana, en el Bernab¨¦u, pr¨¢cticamente ning¨²n aficionado visitante exhibi¨® s¨ªmbolos del Shakhtar. Eran todo banderas ucranias. La entidad, ejemplo durante una d¨¦cada de un modelo basado en la revalorizaci¨®n de j¨®venes brasile?os, sobrevive ahora como estandarte patri¨®tico en la Champions. ¡°A estos j¨®venes de 20 a?os [en referencia al vestuario], les conviene tener una pelota en los pies antes que un arma en las manos¡±, sentenci¨® uno de los responsables del club, Carlo Nicolini.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.