Popovich, el entrenador infinito de la NBA, vuelve a hacer historia
El t¨¦cnico de San Antonio durante los ¨²ltimos 27 a?os, que cumpli¨® este viernes 2.051 partidos dirigidos y se convirti¨® en el tercero con m¨¢s encuentros en la fase regular de la liga, conserva la iron¨ªa y pasi¨®n que le han convertido en icono
¡°Tras el partido, les dije a mis jugadores que me habr¨ªa gustado que no hubiesen sido tan ego¨ªstas, que repartir 37 asistencias no era suficiente¡±, revelaba Gregg Popovich esta misma semana, tras el triunfo (106-115) de su equipo en Minnesota, en ese punto el tercero en cuatro partidos de temporada. ¡°Y son tan j¨®venes que se me quedaron mirando como si hablase en serio. Luego ya se dieron cuenta de que era solo una broma. Creo que debo tener cuidado, son demasiado literales¡±, le confesaba al periodista Tom Orsborn.
La an¨¦cdota, en realidad, ven¨ªa a explicar dos cosas. Una, que la actual plantilla de los Spurs es efectivamente muy biso?a (solo las de Thunder y Rockets no alcanzan su media de edad, inferior a los 24 a?os). Y dos, que pese a que cuando Popovich asumi¨® el mando del banquillo de San Antonio la inmensa mayor¨ªa de su grupo actual ni siquiera hab¨ªa nacido, el veterano t¨¦cnico conserva la iron¨ªa y pasi¨®n por el juego que le han convertido en icono.
Este viernes, en el duelo que su equipo venci¨® a los Bulls (129-124), Popovich cumpli¨® su encuentro n¨²mero 2.051 entrenando en la fase regular de la NBA, desempatando as¨ª en la tercera plaza hist¨®rica con el legendario Bill Fitch, campe¨®n con los Celtics en 1981 y reconocido en 1996 ¨Ccon motivo del cincuenta aniversario de la competici¨®n- como uno de los diez mejores entrenadores de siempre en la Liga.
Por delante ya solo quedar¨¢n Don Nelson (2.398 partidos) y Lenny Wilkens (2.487). Y aunque para alcanzar al primero Popovich, que el pr¨®ximo mes de enero cumplir¨¢ 74 a?os, deber¨ªa aguantar esta y otras cinco campa?as m¨¢s ¨Cen principio algo complejo por su edad-, su lugar en el principal escal¨®n del baloncesto permanecer¨¢, lo logre o no, inalterable.
El pasado marzo Pop super¨® a Nelson, para el que por cierto trabaj¨® como asistente en los Warriors durante la d¨¦cada de los noventa, como el t¨¦cnico con m¨¢s victorias en la historia de la fase regular NBA (acumula 1.348 y sigue sumando). Su trayectoria durante la fase final es igualmente imponente, siendo el segundo en partidos totales dirigidos en eliminatorias (284), ¨²nicamente tras Phil Jackson; y el tercero en victorias en ese contexto (170), solo por detr¨¢s de Pat Riley y el propio Jackson.
Dicho de otro modo, Popovich es ya uno de los m¨¢s grandes de todos los tiempos. Sin embargo, en su caso lo vertebral reside en que ni siquiera lo es ya por la efem¨¦ride num¨¦rica, que resultar¨ªa motivo con suficiente peso para ello, sino que ha alcanzado esa dimensi¨®n por la mastod¨®ntica influencia que ha ejercido desde su posici¨®n de arquitecto de una franquicia modelo durante d¨¦cadas.
Popovich cumple su vigesimos¨¦ptima temporada al frente de los Spurs, hito casi surrealista en un deporte actual que quema protagonistas, especialmente en los banquillos, a la velocidad de la luz. Y aunque, por las circunstancias, el ciclo actual de su proyecto est¨¦ mucho m¨¢s centrado en el desarrollo de j¨®venes que en competir por el t¨ªtulo, su huella ha pisado profunda tambi¨¦n en ese escenario: los 22 cursos seguidos que sus Spurs lograron billete para las eliminatorias (entre 1998 y 2019) siguen siendo la marca m¨¢s longeva de la historia de la NBA y sus cinco campeonatos solo son rebasados por otros dos t¨¦cnicos, Red Auerbach y Phil Jackson.
Durante todo ese tiempo, Popovich fue evolucionando desde su rigidez inicial, herencia de su pasado militar, a una concepci¨®n abierta y plural del baloncesto y la vida, porque su impacto no ha quedado ¨²nicamente reducido al rect¨¢ngulo. Los a?os fueron transformando al tozudo y conservador t¨¦cnico en una especie de cham¨¢n cuyo mensaje, minuciosamente equilibrado entre el conocimiento y el humor, trasciende resultados, contextos y ¨¦pocas.
Por ejemplo, a la globalizaci¨®n del juego contribuy¨® con hechos. Y no solo con oportunidades a extranjeros en su estructura, en una ¨¦poca no tan accesible en ese aspecto, sino incluso dotando de m¨¢ximas responsabilidades a jugadores tambi¨¦n formados fuera de suelo estadounidense como Tony Parker ¨Cfranc¨¦s- o Manu Gin¨®bili ¨Cargentino- en un grupo en el que sobresal¨ªa Tim Duncan, uno de los mejores interiores de la historia.
E igualmente ha hecho luchando, desde la pr¨¢ctica y no solo desde la palabra, contra la barrera de g¨¦nero, erigi¨¦ndose como principal aval de la exjugadora Becky Hammon en su carrera como entrenadora. Hammon, que estuvo ocho a?os con los Spurs en calidad de asistente ¨Chasta que puso rumbo a la WNBA, con rol de entrenadora jefe-, fue convencida por Popovich, cuya admiraci¨®n por su lucidez ejerci¨® de soporte a la hora de adentrarla en un universo profundamente masculino, apoy¨¢ndose en un rotundo punto: si necesitas a alguien cualificado para un puesto, resulta absurdo autocensurar tus opciones para cubrirlo. Es decir, proyectando el valor profesional por encima del prejuicio.
As¨ª, aquella inesperada llamada que en el verano de 1988 le hizo su viejo amigo Larry Brown, ofreci¨¦ndole una butaca como su principal asistente en los Spurs, no solo le cambi¨® la vida a ¨¦l. Porque pasar de la min¨²scula Pomona-Pitzer, universidad californiana a la que cogi¨® en la tercera divisi¨®n universitaria y a la que dirig¨ªa entonces, al pleno foco NBA, supuso un salto colosal.
Tambi¨¦n lo hizo, en consecuencia, con el propio deporte del baloncesto. Que fue descubriendo y entendiendo a uno de los personajes m¨¢s singulares, inteligentes, ganadores e influyentes que haya tenido en su historia. Que en un mundo acotado, con carreras restringidas por su inicio y su final, hall¨® una figura atemporal que va m¨¢s all¨¢ del impacto num¨¦rico. Que vio florecer a un entrenador infinito.
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