Se acab¨®
La precariedad econ¨®mica de los grandes clubes de nuestro pa¨ªs es un hecho. Lo dijo el propio Florentino P¨¦rez en la presentaci¨®n televisiva de la Superliga
Poco o nada queda ya del mundo que un d¨ªa conocimos, de aquellos tiempos en los que Real Madrid, Bar?a, Atleti, Sevilla o Valencia llamaban al timbre de casi cualquier club europeo y les deslizaban pagar¨¦s a 30, 60 o 90 a?os por debajo de la puerta. Nos gustaban sus estrellas. Y a ellos les gustaba la generosidad con que gast¨¢bamos el dinero que no ten¨ªamos, un poco como en los a?os felices de la burbuja inmobiliaria, que te ibas a un banco para solicitar 180.000 euros de hipoteca -el precio medio de un buen piso en una ciudad de provincias- y sal¨ªas de la oficina con medio mill¨®n, pues no era cuesti¨®n de fundar un hogar sin muebles de categor¨ªa y un cochazo en el garaje. ¡°?Pero esto lo podr¨¦ pagar con una n¨®mina de mil euros?¡±, preguntabas. Y el director de la sucursal te contestaba con varias palmaditas en la espalda camino de la puerta. A veces pienso que nos estuvo bien empleado por no haber prestado m¨¢s atenci¨®n a las clases de morse en los campamentos de verano.
¡°Se acab¨®¡±, que cantaba Mar¨ªa Jim¨¦nez, al tiempo que los clubes de la Premier League, e incluso algunos italianos, franceses y alemanes, se arriman al tablao y nos completan la tonadilla con el famoso ¡°todo lo que yo te haga, antes t¨² ya me lo hiciste¡±: las buenas canciones no tienen fronteras, como tampoco las malas costumbres. Ah¨ª tenemos al Chelsea, por ejemplo. Uno atiende al dispendio de los blues en este mercado de fichajes y se dir¨ªa que han nombrado nuevo CEO a Josep Maria Bartomeu, que parece haber creado m¨¢s escuela de la que a muchos nos agradar¨ªa reconocerle. Que Stamford Bridge est¨¦ situado cerca de un cementerio no es m¨¢s que un detalle insignificante que hoy me apetece recordar por puro ventajismo, pues qui¨¦n sabe c¨®mo acaba lo que mal empieza, por mucho que insista el refranero. Ya veremos si el fichaje de Enzo Fern¨¢ndez no se termina pagando con el alquiler de columbarios, que fue otra de las grandes ideas del tr¨ªo Rosell-Freixa-Bartomeu.
La precariedad econ¨®mica de los grandes clubes de nuestro pa¨ªs es un hecho. Lo dijo el propio Florentino P¨¦rez en la presentaci¨®n televisiva de la Superliga y algunos desarropados aprovechamos su confesi¨®n para hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo: las redes sociales son as¨ª, supongo. Finiquitado el plazo de inscripci¨®n para los nuevos fichajes, la comunidad tuitera del Bar?a celebraba como un t¨ªtulo el rosco en la casilla de altas, adem¨¢s de descorchar champanes virtuales por haberse desprendido de hasta dos futbolistas. Y es que reforzarse, en tiempos de austeridad, es vocabulario de dietista, por eso el aficionado azulgrana prefiere verse en los huesos a esperar el efecto rebote. ¡°Ya vendr¨¢n tiempos mejores¡±, piensan algunos. ?Mejores para qu¨¦? Es dif¨ªcil saberlo.
Todo esto se lo mira Javier Tebas entre resabiado y divertido, como aquellos profesores que te pegaban con la regla en los dedos o te pon¨ªan de rodillas, frente a la pared, pero por tu bien. Esta misma semana, en su cuenta de Twitter, el presidente de la LaLiga animaba a la lectura de un conocido periodista catal¨¢n para comprender los problemas del Bar?a con el l¨ªmite salarial: bien tirada esa, sabiendo lo que sabemos sobre la relaci¨®n del se?alado con la anterior junta directiva. Pero eran los viejos tiempos, recuerden. D¨ªas que ya no volver¨¢n porque LaLiga es, a d¨ªa de hoy, un remanso de paz y el ¨²ltimo basti¨®n de Occidente. Consuela saber, al menos, que nuestro ser¨¢ -y libre de hipotecas, adem¨¢s- el reino de los cielos.
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