Los ultras de la Roma y el N¨¢poles exportan su guerra a Belgrado

El s¨¢bado por la tarde, en el estadio Rajko Miti? del Estrella Roja de Belgrado, sucedi¨® algo ins¨®lito, pero que algunos llevaban intuyendo una semana. Los ultras del equipo local exhibieron dos pancartas rojas y amarillas colocadas boca abajo. Una de ellas llevaba escrita la palabra Fedayn, nombre de uno de los grupos radicales de la Roma. Las telas hab¨ªan sido robadas la semana anterior en la plaza Mancini de la capital italiana, a 1.300 kil¨®metros de distancia, tras una violenta acci¨®n paramilitar. Los ultras del Estrella Roja la ondearon unos minutos en su curva y luego le prendieron fuego. ¡°Hab¨¦is elegido las amistades equivocadas¡±, rezaba otra pancarta, esta vez de los serbios, en referencia al hermanamiento de Fedayn Roma con los Bad Blue Boys del Dinamo Zagreb. Si no estaba suficiente claro el motivo de aquel desaf¨ªo, solo hac¨ªa falta rebobinar una semana y poner el foco en la curva B del estadio Diego Armando Maradona durante el partido que los locales disputaron con la Cremonese, donde ondeaba una bandera serbia.

Italia ha demostrado en las ¨²ltimas semanas que contin¨²a muy atr¨¢s en la lucha contra los ultras en el f¨²tbol. El recrudecimiento de la guerra entre las aficiones del N¨¢poles y la Roma es la prueba m¨¢s evidente. Ambas gradas hab¨ªan mantenido una gran amistad durante d¨¦cadas que cristalizaba dos veces al a?o a trav¨¦s del Derbi del Sol, bautizado as¨ª tras ser los dos primeros equipos de la parte centro-meridional de Italia que hab¨ªan sido admitidos en el Direttorio Divisioni Superiori (equivalente al actual Serie A). Se trataba de una hermandad declarada. Y la concordia, en la que no se encontraban los ultras de la Lazio, dur¨® varias d¨¦cadas. Pero todo se torci¨® el 25 octubre de 1987.

Aquella tarde, en el Ol¨ªmpico de Roma, Francini rompi¨® el 1-1 del marcador y coloc¨® el Derbi del Sol del lado de los napolitanos, que ven¨ªan de ganar su primer scudetto la temporada anterior. Justo en ese momento, Salvatore Bagni, se fue hacia la curva de la Roma y le hizo un cruce de mangas que provoc¨® un crujido en la id¨ªlica relaci¨®n entre ambas aficiones y dio pie a varios cap¨ªtulos de enfrentamientos en los siguientes a?os.

Todo se fue definitivamente al garete cuando en 2014 se celebr¨® la final de la Copa Italia en el Estadio Ol¨ªmpico de Roma entre el N¨¢poles y la Fiorentina. Cuando la afici¨®n napolitana marchaba hacia el recinto, se produjo una reyerta en la que un ultra romanista, Daniele De Santis, dispar¨® y asesin¨® al napolitano Ciro Esposito. El homicida fue condenado a 16 a?os de c¨¢rcel y las aficiones rompieron para siempre. ¡°Cualquier palabra ser¨¢ en vano, si tenemos la ocasi¨®n no habr¨¢ piedad¡±, prometieron los azzurri. Y as¨ª ha sido.

Las dos curvas han vivido momentos de m¨¢xima tensi¨®n desde entonces. La pen¨²ltima, justo antes del incidente con los ultras del Estrella Roja, se produjo en plena autopista el pasado 8 de enero. Ambas aficiones se cruzaron en la A1, a la altura de Arezzo (Toscana). Los azzurri se dirig¨ªan hacia G¨¦nova (para el partido con la Sampdoria) mientras que los giallorossi viajaban para asistir al partido con el Milan en San Siro. No est¨¢ claro c¨®mo, pero terminaron coincidiendo en un ¨¢rea de servicio que, para m¨¢s conflicto, es la conocida como ¡°Badia al Pino¡±, donde en 2007 fue asesinado el hincha laziale Gabriele Sandri por parte del polic¨ªa Luigi Spaccarotella durante un enfrentamiento similar entre tifosi biancocelesti y de la Juventus. La batalla campal esta vez congreg¨® a unos 300 hooligans, en su mayor¨ªa napolitanos, que habr¨ªan esperado a los romanistas.

La pelea, en plena autopista, se convirti¨® en una guerra con bengalas, petardos y armas blancas. Hubo decenas de heridos y provoc¨® el corte de la circulaci¨®n en ambos sentidos de la v¨ªa. Pero las fuerzas de seguridad se han alarmado todav¨ªa m¨¢s con el suceso del robo de la bandera de los Fedayn. Lo sucedido en la plaza Mancini fue calificado como acci¨®n paramilitar y abre ahora un horizonte nuevo en las guerras de los ultras. De hecho, la mayor¨ªa de grupos radicales de Italia, basado en su particular c¨®digo de lo que es admisible, se han desmarcado y han condenado lo sucedido. Menos los de la Lazio.

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