El Bernab¨¦u brinda con Nacho
El Real despacha al Espanyol, que apenas tuvo empuje un cuarto de hora, y sella la victoria tras una jugada extraordinaria del capit¨¢n, repetidamente aclamado por la grada
Nada nuevo en Chamart¨ªn. Como es tradici¨®n desde el 21 de abril de 1996, el Madrid se sacudi¨® al Espanyol, cuya ¨²ltima victoria en La Castellana remite a hace 27 a?os. Media hora de empuje en el primer acto le bast¨® al Real para remontar el espor¨¢dico golazo de Joselu. Nada m¨¢s dijo el Espanyol, timorato toda la jornada, por m¨¢s que llegara al ¨²ltimo tramo con un 2-1. Vinicius y Milit?o voltearon a los pericos antes de la traca final de Nacho, el jugador del partido por muchas circunstancias.
Tras un segundo acto con un Real relajado y con mucho trasteo con la pelota, el capit¨¢n blanco se llev¨® los merecidos honores. Chamart¨ªn ya jaleaba su nombre ¡ª¡±Nacho, qu¨¦date, Nacho qu¨¦date¡±¡ª cuando el canterano, primero central y luego lateral, calc¨® a Vinicius. Despach¨® a una hilera de rivales, se fue de merienda y cit¨® a Asensio con el 3-1 terminal. Nacho, siempre aplicado, eficaz a?o tras a?o y, a veces, incluso sobresaliente, es esencia madridista. Ahora habr¨¢ que ver si caduca en verano. La gente se pronunci¨® con claridad.
Dos viajes a la Luna llevaba el Espanyol sin marcar en Chamart¨ªn. En total, 3.219 d¨ªas. En las ¨²ltimas siete visitas, 20-0 para los blancos. Tan atribulados suelen llegar los pericos al Bernab¨¦u, que el latigazo de Joselu provoc¨® todo un jolgorio entre los blanquiazules cuando s¨®lo se llevaban ocho minutos.
Hab¨ªa comenzado con desparpajo el equipo de Diego Mart¨ªnez. Rub¨¦n S¨¢nchez, escolta de ?scar Gil en el encierro de Vinicius, tambi¨¦n ten¨ªa ida para dar la lata a Camavinga, de nuevo lateral ortop¨¦dico. Con el hilo de Rub¨¦n casi anota Braithwaite, bloqueado por Milit?o. Y de nuevo el extremo blanquiazul puso en jaque a Camavinga, que se trag¨® un pase lejano. Rub¨¦n, por entonces puntual en la vanguardia, asisti¨® de maravilla a Joselu, que cerr¨® la jugada con un remate a un toque con la zurda. La pelota sali¨® de estampida hacia la escuadra izquierda de Courtois. M¨¢s que un golazo, un do de pecho del exmadridista, que ya cuenta doce goles en Liga. De inmediato, el meta belga tuvo que intervenir ante un cabezazo del otro Vinicius, Souza. El Real Madrid a¨²n estaba con el vermut.
El gol hizo espabilar a los de Carlo Ancelotti. Poco a poco, el Real encapot¨® al Espanyol, limitado al espejismo inicial de Joselu. Con Carvajal y Camavinga empotrados en campo periquito, a veces incluso anclados en el ¨¢rea de Pacheco, el Madrid fue carbonizando a su rival. Un Espanyol cada vez m¨¢s parapetado en su trinchera.
Maniobraban con soltura Kroos y Modric, amenazaba Rodrygo, de nueve por Benzema, y, por supuesto iba e iba Vinicius, el madridista. Rub¨¦n ya solo reculaba ante los retos constantes del brasile?o, al que nunca le falta empe?o.
Lo mismo le dio al Espanyol doblar la marca al exfutbolista del Flamengo. Por mucho antidisturbio que haya por delante, Vinicius no repara. Lo mismo da que se le presente una jugada sin nada que aparente un gol a la vista. Claro, es Vinicius.
El extremo, aparcado en la izquierda del ataque, fij¨® a ?scar Gil y Rub¨¦n, les sac¨® la cadena a ambos, y de nada sirvi¨® que Gragera acudiera al auxilio. El disparo de Vinicius al rinc¨®n m¨¢s distante de la porter¨ªa fue categ¨®rico. Otro golazo en el primaveral mediod¨ªa madrile?o.
Ya estaba muy enchufado el Real cuando Tchouameni hizo un gui?o a Modric. El croata, pedagogo como es, debe dar un simposio en los entrenamientos de c¨®mo emplear los empeines exteriores. Su golpe de autor. Lo hizo el franc¨¦s y Milit?o, que tiene p¨¦rtigas por piernas, se colg¨® del aire hasta cabecear a la red de Pacheco.
Un Madrid monologuista hasta el final. Ni siquiera requiri¨® de mayor remangue en el segundo tiempo, ya m¨¢s sosaina. El Espanyol no se soltaba, con Braithwaite, su segundo goleador, alejado del rancho de Courtois, forzado a defender y defender, a sudar y sudar con el pico y la pala. Lo mismo que Joselu, que no tuvo m¨¢s p¨®lvora y acab¨® tieso, acalambrado.
Diego Mart¨ªnez movi¨® el cesto sin ¨¦xito. Ni media ocasi¨®n tuvo su equipo. Ancelotti, con el Liverpool y el Bar?a en la sala de espera, retir¨® a pretorianos como Modric, Kroos y Vinicius. Pero quedaba Nacho, ya lateral por los desajustes de Camavinga, inc¨®modo como zaguero, donde se siente forastero.
Nacho para todo, el Nacho de toda una vida de blanco. Y un Nacho desconocido. Su jugad¨®n final para evitar cualquier angustia local sell¨® un partido que quiz¨¢ solo Nacho vaya a rebobinar. Para el Espanyol, lo de siempre. El Bernab¨¦u le aflige m¨¢s de la cuenta. Tanto que a su paso el Madrid repesc¨® el gol tras unas semanas de secano.
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