La Real despide al Madrid
El campe¨®n, al que ya solo le queda ¡®ir de Copas¡¯, se lleva otro chasco y sucumbe en Donostia ante un rival vivificante que se acerca a la Champions conducido por el ilustrado Silva
A 14 puntos del Bar?a y solo 15 en disputa, el Real Madrid certific¨® en San Sebasti¨¢n lo que estaba cantado: solo le queda irse de Copas. En la Liga una Real con fragancia europea le hizo dimitir. Con Silva orquestal, un patinazo de Milit?o y una estupenda maniobra del el¨¦ctrico Barrenetxea mandaron al Madrid a la h¨²meda lona de Anoeta.
Un Madrid chato, deste?ido por las ausencias, definitivamente se fue a la cuneta con la expulsi¨®n de Carvajal a la hora. Un chasco liguero m¨¢s de los madridistas frente a una Real Sociedad expansiva en vuelo hacia la pr¨®xima edici¨®n de la Copa de Europa. Un equipo con cuajo al que no le falta cesto y que se ha movido con soltura en la zona alta durante todo el campeonato, incluso cuando tuvo alg¨²n que otro apag¨®n.
De entrada, sin la caraja de Girona, el Madrid se plant¨® en Anoeta con otro poso, por m¨¢s que al consorcio blanco le faltaran Vinicius, Benzema, Camavinga y Modric, titular¨ªsimos todos. Afeitado el campe¨®n, era una noche para mand¨ªbulas de acero frente a una Real vivificante. Un equipo mosquetero en el que nadie se escaquea. Un grupo, el de Imanol Alguacil, que juega en combusti¨®n, adiestrado para encapsular al adversario en su campo y sin remilgos en el propio. No le faltan solistas, pero el Madrid poco a poco ajust¨® los arrestos. Por ejemplo, el de Nacho a Kubo, revoltoso al principio, fuera de onda despu¨¦s hasta su agradecimiento a Milit?o en el 1-0. En la otra orilla apenas hubo pisadas de Oyarzabal, rebajado como extremo, posici¨®n para la que se requiere el desborde y la chispa que a¨²n no ha recuperado el vasco tras su tortuosa lesi¨®n.
A la Real Sociedad le va mejor el f¨²tbol entre l¨ªneas, donde prevalecen el observatorio de Silva, la pujanza de Merino y el corpach¨®n de Sorloth. Y en ese embudo oper¨® bien el Madrid en el primer acto, firme Tchouameni con los auxilios de Kroos y Ceballos. Al Real le faltaba remo ofensivo, limitado a Rodrygo, en la plaza de Vinicius, una lata para Gorosabel, y a los cabezazos de Milit?o. Por all¨ª andaba Mariano, recurso de emergencia, extraviado tal que un forastero.
Un remate seco de Tchouameni puso en alerta a Remiro poco antes de que Zubimendi se estrellara con el larguero tras un c¨®rner lanzado por Kubo. Y lleg¨® el turno de Courtois, salvador con el pie izquierdo de un disparo de Silva. Animado el partido, Oyarzabal reclam¨® un penalti de Milit?o, que pareci¨® anudarle. Nada quiso saber el pelot¨®n arbitral.
Con el tiempo, el encuentro perdi¨® algo de gracia hasta el intermedio. Mucha intendencia y poca p¨²rpura. Unos y otros atornillados al intentar canalizar el juego, suerte que hace tiempo remite a los porteros. Lo mismo da que no tengan pies del Bolshoi. Hoy es una profanaci¨®n largar un pelotazo, por mucho que acogote el rival. Tuvo problemas Courtois, y alguno Remiro, m¨¢xime con el c¨¦sped de Anoeta como una pista de patinaje. Y as¨ª lleg¨® la coladura de Milit?o justo tras el descanso. El brasile?o, forzado por Sorloth, que no es Haaland pero tiene carrocer¨ªa noruega, resbal¨® e hizo una pirueta para pasarle el marr¨®n a Courtois. Su pase emborronado lo agradeci¨® Kubo, pillo y avispado.
Intervino Ancelotti para dar carrete a ?lvaro por el intrascendente Mariano, un turista en Donosti. Por entonces, Carvajal ya estaba pulgoso con el ¨¢rbitro, un juez demasiado severo para condenarle con la primera tarjeta por una protesta sin m¨¢s y con la roja por un asalto ganador con Aihen Mu?oz. Un colegiado de gatillo f¨¢cil con las cartulinas. Todo un trastoque para el Madrid, que se qued¨® en los huesos. La Real Sociedad, a los pies del sinf¨®nico Silva, que todav¨ªa juega con el aire de un cadete. Un ilustrado, sabio y facundo con la pelota.
Imanol refresc¨® el ataque con Carlos Fern¨¢ndez y Barrenetxea. El devenir del partido estaba para el cierre local. Lo tuvo Barrenetxea con una falta en el balc¨®n del ¨¢rea, pero Courtois fue Courtois. Sonajero para los suyos, Barrenetxea se gan¨® el 2-0 tras un comp¨¢s de Silva. El extremo vasco se sacudi¨® a Lucas, relevo de Carvajal, y clav¨® el segundo tanto blanquiazul. Ya no hab¨ªa respuesta del Madrid, al que la Liga hace tiempo que se le hizo himalayesca. Mientras, en Donosti huele a Champions.
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