R¨¹diger, el funambulista de la batalla psicol¨®gica que sec¨® a Haaland

Cuando Eder Milit?o vio en Stamford Bridge la tarjeta amarilla que le imped¨ªa jugar la ida de las semifinales de la Champions contra el Manchester City de Erling Haaland, la inquietud agit¨® al madridismo. A Antonio R¨¹diger le sucedi¨® lo contrario: comenz¨® a paladear la ocasi¨®n de medirse al noruego que aterroriza defensas por toda Europa. Llegado el momento, lo sec¨®. Y lo desesper¨®.

Desde que intuy¨® que ser¨ªa titular contra el City, el alem¨¢n habl¨® mucho sobre el reto con David Alaba, a quien iba a acompa?ar en el centro de la defensa del Real Madrid, y con quien mantiene la relaci¨®n m¨¢s estrecha en la plantilla, con mucho tiempo compartido fuera de Valdebebas que incluye la complicidad de sus esposas. Tambi¨¦n recibi¨® informaci¨®n del cuerpo t¨¦cnico sobre un reto que Carlo Ancelotti quiso plantear como una tarea colectiva para desactivar a un equipo; no solo a un futbolista. Pero sobre todo empez¨® a enfocarse en c¨®mo meterse en la cabeza de Haaland, a quien nunca se hab¨ªa enfrentado. Le motivaba de manera especial.

El noruego lo experiment¨® muy pronto. A los dos minutos se descolg¨® para recibir y R¨¹diger se le ech¨® encima y evit¨® que se girara. Fue una maniobra de mucha energ¨ªa f¨ªsica en la que el ¨¢rbitro vio falta. El central regres¨® a su zona correteando de espaldas, mientras miraba retador al delantero y agitaba las manos como burl¨¢ndose del miedo que se dec¨ªa que deb¨ªa sentir. Fue el comienzo de una noche intensa, de la que queda un clip de v¨ªdeo ic¨®nico: el alem¨¢n asoma la cabeza bajo la axila derecha del noruego, luego bajo la izquierda, no se despega de ¨¦l con una colecci¨®n de maniobras desconcertantes mientras el noruego, paciente, sigue una jugada lejana.

R¨¹diger ha usado siempre la baza de la desestabilizaci¨®n psicol¨®gica, con palabras y con gestos, con mucho contacto. A menudo, bordeando los l¨ªmites de la expulsi¨®n, una frontera que no siempre midi¨® de manera adecuada. Sus primeras cuatro temporadas como profesional, en Alemania, fueron volc¨¢nicas. Ve¨ªa una roja cada 22 partidos, tanto en el filial del Stuttgart como en el primer equipo. Aquello le hizo cargar con una reputaci¨®n de futbolista sucio que preocupaba a su c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo. Su hermano y agente, Sahr Senesie, promovi¨® entonces una mudanza a la Roma que result¨® providencial.

Cuando Senesie dio por terminada su propia carrera, en la que pas¨® por el Borussia Dortmund y la selecci¨®n sub-21, su madre le encomend¨® dirigir la de R¨¹diger e intentar evitar los errores que le hab¨ªan impedido exprimir la suya al m¨¢ximo. Su traslado a la Serie A en el verano de 2015 le ayud¨® a dejar atr¨¢s esa fama de jugador expulsable. Tambi¨¦n las frecuentes conversaciones con su hermano, uno de sus cr¨ªticos m¨¢s abiertos y sinceros. Le insisti¨® en la importancia de controlar su impulsividad. En los 56 partidos de sus dos temporadas en la Liga italiana solo vio una roja.

De la Roma salt¨® al Chelsea en 2017, y en cinco temporadas en la Premier no le expulsaron ni una vez. Se mov¨ªa en el filo disciplinario con una precisi¨®n asombrosa, tratando siempre de sacar ventaja del estallido del rival. Uno de los lances que m¨¢s recuerda se produjo en marzo de 2021, cuando el Atl¨¦tico visit¨® Stamford Bridge en la vuelta de los octavos de la Champions. En el minuto 82 Savic solt¨® el codo derecho, R¨¹diger acab¨® en el suelo y el central rojiblanco, expulsado.

Sin embargo, y pese a que sigue apretando a los rivales por todos los medios, el alem¨¢n no ha sido expulsado nunca en las ¨²ltimas seis temporadas, y este curso con el Madrid solo ha visto dos amarillas en 46 partidos de todas las competiciones.

El martes, con Haaland emple¨® todo su arsenal, de palabras, contundencia f¨ªsica y desconciertos. El noruego dej¨® el Bernab¨¦u como el futbolista con menos intervenciones del partido (21), incluidos los porteros. R¨¹diger se impuso en la primera batalla, pero se qued¨® impresionado con un futbolista al que termin¨® abrazando y que describi¨® a su gente como incre¨ªble, por su velocidad y fortaleza. El central estaba contento por su peque?a victoria particular, pero frustrado por el empate.

Cuando la televisi¨®n que tiene los derechos en su pa¨ªs le pregunt¨® por la vuelta, en su respuesta en alem¨¢n incluy¨® una palabra en espa?ol, ¡°cojones¡±: ¡°Tenemos los jugadores, tenemos la experiencia y tenemos los cojones para ir all¨ª y ganar¡±.

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