Jasper Philipsen se lleva el primer sprint masivo del Tour de Francia
Adam Yates sigue liderando la general con seis segundos de ventaja sobre su compa?ero Tadej Pogacar
A H¨¦ctor Abad, seguramente, le gustar¨ªa como otros a?os estar en el Tour, contando con sus palabras ¨²nicas, la esperanza, la fe, la resurrecci¨®n de Egan Bernal, que roz¨® la muerte hace a?o y medio y ahora roza, en las monta?as del Pa¨ªs Vasco, a los mejores ciclistas del mundo, que se pegan. El alma del escritor de Medell¨ªn, tan marcada desde ni?o por la violencia, est¨¢, sin embargo, lejos. Mientras el cuerpo se recupera del bombardeo ruso que le alcanz¨® cuando cenaba en Kramatorsk, Ucrania, su esp¨ªritu lucha por superar el momento, y el dolor se agudiza al saber que ha muerto, como tem¨ªa, Victoria Amelina, la colega escritora con la que conversaba en aquel momento en el que las bombas interrumpieron la vida.
A casi las cinco de la tarde, lentamente abanicado por ikurri?as innumerables del pueblo vasco en fiesta, el Tour, inmerso en sus contradicciones y disputas, m¨ªnimas, tan peque?as como las chinchetas que perturban a los ciclistas, pero tan importantes para sus protagonistas y quienes les acompa?an ¡ª?podr¨¢ Cavendish con Merckx en Bayona? No. Gan¨® el sprinter belga Jasper Philipsen. ?Llegar¨¢n a las manos Van Aert y Vingegaard, tan celosos, antes de que el fen¨®meno belga, tan frustrado, abandone con el esperado nacimiento de su segundo hijo? Chi sa. ?Seguir¨¢ Pogacar ri¨¦ndose feliz, un ni?o? Seguro-- cruza la frontera por Ir¨²n y entr¨® en Francia, tan ajeno a la guerra de Ucrania, y al dolor, como a la revuelta social de los j¨®venes sin futuro que sufren la desintegraci¨®n, la violencia policial, la muerte y la exclusi¨®n social en los guetos de las cit¨¦s, el mundo real real en Par¨ªs, Marsella o Annemasse, tan aislado de todos los mundos como Zumaia, que atraviesa el pelot¨®n dej¨¢ndose acariciar los ciclistas melanc¨®licos por el olor marino de su brisa, lo est¨¢ del mar por sus acantilados Flysch, que son como un pastel de diferentes texturas, crujientes y blandas, describen los ge¨®logos, y est¨¢n rellenos de f¨®siles de almejas gigantes.
El Tour es una especie protegida. Son 3.000 personas que construyen cada etapa su propia realidad, sus fronteras, a lo largo de 200 kil¨®metros de carreteras privatizadas durante 24 horas, custodiada de la realidad por 28.000 polic¨ªas y 25 de kil¨®metros de vallas, una frontera m¨®vil de 420 toneladas de peso que transportan 46 tr¨¢ilers de XPO Logistics, empresa de transportes multinacional dirigida por un c¨¢ntabro, Luis G¨®mez, orgulloso de su eficiencia y de la habilidad de sus 65 conductores, que ser¨¢n conductoras cuando transporten el Tour femenino, y los trabajadores se pegan casi por conseguir un volante, y que arriba y abajo, monta?as y valles, p¨¢ramos y volcanes, recorrer¨¢n 150.000 kil¨®metros en las tres semanas de la carrera. ¡°Y como toda la flota se alimenta de HVO, un biocombustible que viene de aceites desechados, refinados, reduciremos en 100 toneladas las emisiones de CO? en los 21 d¨ªas. Esto es hasta el 90% de las emisiones del fuel normal¡±, dice G¨®mez, y su preocupaci¨®n reproduce una m¨¢s de las contradicciones del Tour, c¨®mo el mayor escaparate del ciclismo, el medio de transporte m¨¢s sostenible, necesita para brillar del ruido y los malos humos de decenas de helic¨®pteros, de cientos de coches y camiones que todo julio ensucian los montes. ¡°Bueno, los helic¨®pteros no son nuestra responsabilidad, pero s¨ª hacer m¨¢s sostenible el Tour, y con nuestros camiones el¨¦ctricos, que estrenaremos el ¨²ltimo d¨ªa en Par¨ªs, nos acercamos a ello¡±.
? Relive a hectic final KM for the first sprint stage of the #TDF2023. Jasper Philipsen of @AlpecinDCK is triumphant.
— Tour de France? (@LeTour) July 3, 2023
? Revivez le dernier km du premier sprint de ce #TDF2023, avec Jasper Philipsen, de la @AlpecinDCK qui l¨¨ve les bras pic.twitter.com/vr9nCBIEeQ
En el mundo feliz del Tour aislado de todos los males, que llega por autopista a Bayona, la capital del jam¨®n, del chocolate y de Iparralde, el director de orquesta Pogacar, l¨ªder virtual, a 6s de su compa?ero maillot amarillo Adam Yates, ha decretado la paz, una tregua desarmada, dos d¨ªas de adagio antes de la llegada, el mi¨¦rcoles, a los Pirineos del Soudet y el Marie Blanque. Tras dos d¨ªas de infierno intenso, el pelot¨®n pedalea con calma por las costas y, ya atardeciendo, disputa el primer gran sprint entre el Nive y el Adour caudaloso. El final, can¨®nico y previsible ¨CMathieu Van der Poel, enorme, lanza a la perfecci¨®n a su compa?ero belga Jasper Philipsen, de 25 a?os, que supera f¨¢cil al alem¨¢n Phil Bauhaus y al australiano Caleb Ewan, y quinto Van Aert, siempre cerca, para recordar que los tres ¨²ltimos grandes sprints del Tour, dos en 2022, incluido el de los Campos El¨ªseos, los ha ganado ¨¦l--, deja un regusto de imperfecci¨®n a quien quiere dar sentido a las narraciones. Si hubiera ganado Cavendish, que lleg¨® sexto, habr¨ªa superado en n¨²mero de victorias de etapa, 35 a 34, al can¨ªbal Eddy Merckx y habr¨ªa permitido hablar del aislamiento perfecto del Tour, cerrado en sus r¨¦cords y su historia. Si hubiera ganado el diminuto Ewan, se habr¨ªa hablado m¨¢s, quiz¨¢s, y quiz¨¢s lo habr¨ªa contado H¨¦ctor Abad, del gran trabajo su lanzador, el gigante italiano Jacopo Guarnieri, recordando, estos d¨ªas de orgullo herido, su valor al exhibir la bandera LGTBI en el podio del Giro del 22 en la hostil Budapest, y c¨®mo su gesto, como las palabras de Guillaume Martin, ciclista, escritor fil¨®sofo, sobre la revuelta francesa ¨C¡±la violencia nunca es buena. Es un poco trillado decirlo, pero no est¨¢ de m¨¢s repetirlo. Lo realmente chocante es que se trate de violencia policial¡±¡ªson se?ales de que en realidad, por mucho que se intente, todos los mundos son permeables. La burbuja no existe. O, como resume el ciclista normando: ¡°Que seamos ciclistas no significa que no seamos ciudadanos¡±.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.