Djokovic, la Catedral y un amor a medias
Incontestable en los n¨²meros y el juego, el balc¨¢nico intenta aceptar el parad¨®jico afecto del p¨²blico londinense, que le admira y le tensa en la misma proporci¨®n
Tiene el v¨ªnculo entre Novak Djokovic y la central de Wimbledon algo de amor incompleto, de deseo no correspondido. Lo hay, s¨ª, pero tiende m¨¢s a la conveniencia que al flechazo. El p¨²blico ingl¨¦s, noblote, siempre ha reconocido las fastuosas dotes del serbio sobre la hierba y su jerarqu¨ªa ascendente en un torneo que hace no tanto dominaba el suizo Roger Federer, el verdadero suspiro del aficionado local. Pero ya no est¨¢ el de Basilea, le ha birlado las llaves de la casa el balc¨¢nico ¨Ccampe¨®n de las cuatro ¨²ltimas ediciones, en seis de las ¨²ltimas ocho¨C y esta tarde Londres puede presenciar el octavo t¨ªtulo de un tenista legendario al que tensa tanto como reconoce.
Para muestra, la ¨²ltima intervenci¨®n de Djokovic frente al italiano Jannik Sinner. Las palmas dedicadas al joven italiano cada vez que amenazaba la victoria del rival contrastaron con algunos gritos a destiempo ¨Cpuntuales, pero perceptibles casi todos los d¨ªas¨C que intentaron desestabilizar al ganador, quien, resignado y a la vez enojado, trata de aceptar una situaci¨®n extra?a. ?l, vencedor en seis de los ocho ¨²ltimos majors que se han disputado, siempre ha profesado una predilecci¨®n incondicional por el torneo tanto en su discurso como en sus gestos. Todos los ha hecho. Desde besar el c¨¦sped cada vez que logra una victoria hasta com¨¦rselo. Entregado, Nole no percibe una respuesta acorde a su devoci¨®n.
Desde el punto de vista puramente ten¨ªstico y desde las cifras, su vitola de favorito es incuestionable. Nadie, ni siquiera este Alcaraz adaptado a la hierba a velocidad supers¨®nica, juega con tanta naturalidad y exuberancia en la Catedral. Dice el recuento que suma seis a?os (casi 2.200 d¨ªas) sin perder en el torneo, una d¨¦cada sin caer en la pista central y que encadena 45 victorias en el marco de la final de este domingo, fecha para ¨¦l m¨¢s que trascendental. Amante de los r¨¦cords, puede alcanzar la plusmarca de la australiana Margaret Court, los 24 grandes, pero sospecha que los aficionados pueden decantarse por Alcaraz, joven, deslumbrante y primerizo. Entre uno y otro, la tercera brecha m¨¢s pronunciada en una gran final masculina.
¡°Todo amor, es todo amor. Amor y aceptaci¨®n¡±, contestaba con iron¨ªa cuando se le record¨® esos intentos por perturbarle contra Sinner. ¡°Las gradas apoyan a mis rivales en la mayor¨ªa de los partidos de mi carrera, pero est¨¢ bien, ese es mi destino¡±, comentaba hace dos semanas, en declaraciones recogidas por el portal Tennis Majors; ¡°a veces resulta dif¨ªcil aceptarlo, a veces no entiendo sus reacciones, pero est¨¢n en su derecho. Me ha pasado en los mejores torneos del mundo. Al final es algo que me da combustible extra, me inspira a jugar todav¨ªa mejor. Como jugador uno siempre quiere tener a la gente de su lado, mi deseo nunca ha sido jugar en un ambiente hostil¡±.
Federer, de fondo
Pese a su experiencia, la extra?a atm¨®sfera que envuelve sus apariciones puede propiciar la explosi¨®n contenida que amenaz¨® el viernes, cuando el serbio se ech¨® la mano al o¨ªdo ¨Ctras escuchar un ¡°?Vamos Rafa!¡±¨C y fingi¨® llorar conforme el grader¨ªo iba desprendiendo un runr¨²n notable cada vez que ¨¦l lograba un punto. Al gato y al rat¨®n todos los d¨ªas, Djokovic y Londres siempre han mantenido una relaci¨®n peculiar, entre el respeto ante un genio de su tiempo y el deseo en el subconsciente generalizado de que no gane un octavo t¨ªtulo para que no atrape al aristocr¨¢tico Federer, el campe¨®n que encajaba como anillo al dedo con Wimbledon, tanto dentro y como fuera de la pista.
¡±Obviamente Novak tiene presi¨®n, pero ya ha demostrado durante toda su carrera lo bien que sabe gestionarla y lo poco que le afecta¡±, se pronuncia Alcaraz, expuesto hoy a perder el n¨²mero uno. ¡°Tiene un comportamiento ejemplar, respeta mucho la historia de nuestro deporte¡±, le piropea el gigante, con 92 victorias en el torneo y que ¨²nicamente ha cedido 18 sets desde que perdiese contra Thomas Berdych en 2017; ¡°es muy joven, pero incre¨ªblemente consistente. La consistencia y capacidad de adaptaci¨®n a cualquier circunstancia han sido grandes fortalezas de mi carrera, y ver eso en ¨¦l, con tan solo 20 a?os, es incre¨ªble. Tengo la sensaci¨®n de que vamos a tener la mejor final posible, ambos estamos muy en forma y estamos hambrientos de gloria¡±.
El All England Tennis Club se engalana para acoger el mejor pulso posible. Y, contrariado, Djokovic sigue reclamando cari?o.
¡°DESESPERADO POR SER AMADO¡±
La desafección latente entre el tenista y la grada inglesa trasciende y se traslada también a la prensa. El día después del duelo contra Sinner, los medios locales criticaron con dureza al serbio.
The Telegraph publicó una de las sentencias más contundentes, recogiendo de manera simultánea la hegemonía de Nole y su sentir: “El poder supremo de Novak Djokovic es que, por mucho que esté desesperado por ser amado, también obtiene una energía inagotable de ser odiado”.
El mismo periódico precisó que “la relación de Djokovic con su audiencia SW19 [el distrito de Wimbledon] podría describirse amablemente como molesta”.
The Times, por su parte, tituló: “Ganar feo”. Y prolongó: “Un malhumorado Djokovic prepara el enfrentamiento con Alcaraz. El campeón pierde un punto por gruñir y luego se burla del público de la Centre Court”.
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